Este proceso, además, podría eventualmente determinar el traslado o la permanencia en el sector de la icónica escultura “Sentados frente al mar”, figura de más de diez metros de altura de una mujer y un hombre mirando el océano juntos en una silla —en una evocación a la canción “Puerto Montt” de la banda uruguaya Los Iracundos— que se ha consolidado como uno de los atractivos turísticos de la zona, pese a las opiniones que critican la figura.
La obra ha sido polémica desde su instalación, en 2002. De gran volumen, más de diez metros de altura, incluido el asiento, “y tosca factura”, según los entendidos. Incluso el propio autor, Robinson Barría, ha reconocido públicamente que “no quedó como quería”, porque el encargo se hizo con premura. Barría se ha quejado también de los trabajos de mantención de la pintura, “de brocha gorda”, como dice Günckel, que han ido transformando sus rasgos. Tanto, que incluso la rusa Agencia Sputnik hizo un ranking de las figuras más raras de Sudamérica en 2017, entregándole a “Sentados frente al mar” el primer lugar.
“El amor nos mueve y está bien, pero es una cosa de mal gusto, súper mal hecha. Para cualquier persona con un mínimo de apreciación estética es bien fea. Botero lo hacía, pero esto es muy poco delicado. El mismo autor lo reconoció”, dice Günckel.
Pero a pesar de la críticas, el lugar es un imán para turistas que se fotografían con “los gordos” de fondo, de perfil, desde arriba, desde abajo… Y ya cumplió más de 15 años, pero ahora reflotó la polémica a propósito de un millonario proyecto de inversión que remodelará toda la costanera de Puerto Montt.
Y la seremi de Vivienda decidió someter a votación popular el retiro de la escultura. “Es complejo, no es fácil sacar una obra de esa envergadura. Hay qué ver qué hacer, pero no es llegar y sacarlo”, dice el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, quien sin embargo advierte que “debe quedarse; le puede gustar o no, pero la gente se saca fotos ahí. Le llama la atención”, recalca.