En 5,5 millones de km cuadrados de selva vive un cuarto de las especies del planeta. Esto es solo parte de lo que está bajo amenaza con los incendios que están asolando a la Amazonía. ¿Cuál será el catastro final de los daños? Es difícil de proyectar ahora, dicen los expertos, pero lo que sí es seguro es que las pérdidas serán masivas, tanto para la biodiversidad amazónica como para todo el planeta.
“Cuando se trata de este tipo de incendios, que muchas veces están en zonas inaccesibles, estos terminan siendo apagados por las lluvias. Pero el problema es que la estación seca recién terminará en octubre”, dice Cristian Bonacic, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica.
“No se sabe cuándo van a terminar los incendios, pero tampoco hay certeza de la severidad de los mismos y qué tanto está sufriendo la biodiversidad”, dice Carlos Zamorano, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico de la Universidad de Aysén. Estos son los incendios más graves en los últimos 7 o 10 años, continúa el investigador, pero la diferencia es que la institucionalidad ambiental de Brasil de hace una década era muy distinta a la de ahora. “En ese entonces, incluso había disminuido la deforestación”, asegura.
Según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, en julio pasado 2.254 km cuadrados de selva amazónica fueron talados, lo que significa un aumento del 278% respecto del mismo mes del año anterior. Justamente, uno de los principales objetivos de las quemas es seguir deforestando. Las consecuencias de ello tendrán alcance planetario.
La Amazonía es conocida como los “pulmones de la Tierra” porque actúa como un gigantesco sumidero de carbono. Absorbe más CO2 del que emite —retiene entre 90 mil y 140 mil millones de toneladas— y, además, libera oxígeno. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), esto ayuda a regular el calentamiento global, pero en los últimos 50 años ha desaparecido el 20% de la selva y con ello ese mismo porcentaje de beneficios para todo el planeta.
“La liberación de CO2 a causa de los incendios va a generar un aumento de temperatura, por el efecto invernadero, pero también el dióxido de carbono se disolverá en los océanos cambiando el pH del agua”, dice Elena Vidal, directora ejecutiva del Instituto Milenio de Biología Integrativa iBio. Así, los ecosistemas marinos también se verán afectados.
A ello se suman las más de 35 mil especies de flora y fauna, y los 2,5 millones de insectos que viven en la selva, y otros miles que aún no se conocen. En los últimos 20 años, se han descubierto 2.200 nuevas especies de plantas y vertebrados.
Además, en el caso de la Amazonía, el suelo fértil es muy delgado y, al estar desprovisto de vegetación, la erosión y las lluvias torrenciales lo pueden hacer desaparecer fácilmente. “Será difícil la recuperación si no se toman medidas específicas”, agrega Elena Vidal.
Las medidas de restauración no son lo único que se debe considerar. El uso que se le da al suelo después de los incendios también será crucial. “El sobrepastoreo y la ganadería van amoldando el suelo, lo que termina modificando el paisaje. Este, finalmente, se simplifica porque pierde especies”, dice Carlos Zamorano. Eso fue lo que pasó en Aysén, agrega.
El rango etario que más interactuó corresponde al de 45 a 54 años con un 29%. En cuanto al género, las mujeres han sido las que más muestran sensibilidad frente al tema, con una participación del 64%, mientras que los hombres, de un 36%.
Entre las palabras más usadas destacan “lluvias en el Amazonas”, “planeta” y “lloverá”. La tendencia de estas palabras está relacionada con la esperanza que tienen los usuarios en que las precipitaciones puedan ayudar a apagar los diferentes focos del incendio.
Tormenta perfecta
El infierno que se está viviendo en la Amazonía tiene mucho que ver con la obra del ser humano, pero la naturaleza también está aportando. Actualmente la selva está en su temporada seca, la misma que se aprovecha cada año para hacer quemas, en teoría, controladas. Pero este año no solo se habrían encendido más, sino también muchísimas adquirieron vida propia. Hoy existen sobre 70 mil focos activos y se calcula que el área afectada directa e indirectamente por los incendios abarca una superficie de 2,5 millones de kilómetros, cinco veces el territorio de España.“Cuando se trata de este tipo de incendios, que muchas veces están en zonas inaccesibles, estos terminan siendo apagados por las lluvias. Pero el problema es que la estación seca recién terminará en octubre”, dice Cristian Bonacic, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica.
“No se sabe cuándo van a terminar los incendios, pero tampoco hay certeza de la severidad de los mismos y qué tanto está sufriendo la biodiversidad”, dice Carlos Zamorano, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico de la Universidad de Aysén. Estos son los incendios más graves en los últimos 7 o 10 años, continúa el investigador, pero la diferencia es que la institucionalidad ambiental de Brasil de hace una década era muy distinta a la de ahora. “En ese entonces, incluso había disminuido la deforestación”, asegura.
Según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, en julio pasado 2.254 km cuadrados de selva amazónica fueron talados, lo que significa un aumento del 278% respecto del mismo mes del año anterior. Justamente, uno de los principales objetivos de las quemas es seguir deforestando. Las consecuencias de ello tendrán alcance planetario.
La Amazonía es conocida como los “pulmones de la Tierra” porque actúa como un gigantesco sumidero de carbono. Absorbe más CO2 del que emite —retiene entre 90 mil y 140 mil millones de toneladas— y, además, libera oxígeno. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), esto ayuda a regular el calentamiento global, pero en los últimos 50 años ha desaparecido el 20% de la selva y con ello ese mismo porcentaje de beneficios para todo el planeta.
“La liberación de CO2 a causa de los incendios va a generar un aumento de temperatura, por el efecto invernadero, pero también el dióxido de carbono se disolverá en los océanos cambiando el pH del agua”, dice Elena Vidal, directora ejecutiva del Instituto Milenio de Biología Integrativa iBio. Así, los ecosistemas marinos también se verán afectados.
A ello se suman las más de 35 mil especies de flora y fauna, y los 2,5 millones de insectos que viven en la selva, y otros miles que aún no se conocen. En los últimos 20 años, se han descubierto 2.200 nuevas especies de plantas y vertebrados.
Consecuencias permanentes
Mientras que es difícil dimensionar la pérdida de las especies que se desconocen, entender el alcance del daño de las que sí es incluso más complejo. Junto con otros investigadores, Cristian Bonacic está estudiando cómo se han visto afectadas las especies de La Araucanía después de los incendios. “Resultados preliminares muestran que cambia su composición”, dice. Así, por ejemplo, al desaparecer parte de la cobertura boscosa también lo hicieron los reptiles adaptados a zonas más húmedas, los que fueron reemplazados por otros que viven en áreas secas. “El ecosistema se termina transformando”, asegura.Además, en el caso de la Amazonía, el suelo fértil es muy delgado y, al estar desprovisto de vegetación, la erosión y las lluvias torrenciales lo pueden hacer desaparecer fácilmente. “Será difícil la recuperación si no se toman medidas específicas”, agrega Elena Vidal.
Las medidas de restauración no son lo único que se debe considerar. El uso que se le da al suelo después de los incendios también será crucial. “El sobrepastoreo y la ganadería van amoldando el suelo, lo que termina modificando el paisaje. Este, finalmente, se simplifica porque pierde especies”, dice Carlos Zamorano. Eso fue lo que pasó en Aysén, agrega.
Impacto en las redes sociales
Desde el martes durante la noche se evidenció cómo los usuarios de redes sociales empezaron a publicar imágenes del incendio, acompañadas de mensajes reflexivos, tristes y con molestia por lo que están viendo. En el caso de Twitter, en Chile el miércoles 21 se registró el peak más destacado de la conversación con 18.977 menciones, según la agencia Rompecabeza Digital, que lleva estos registros. Detalló que entre el martes 20 y viernes 23 de agosto se registró un total de 30.027 menciones. Los hastags más usados fueron #PrayForAmazonas (9.983 menciones) y #ArmyHelpThePlanet (2.369 menciones). Otros hashtags relevantes han sido #PrayForAmazonia y #Amazonas.El rango etario que más interactuó corresponde al de 45 a 54 años con un 29%. En cuanto al género, las mujeres han sido las que más muestran sensibilidad frente al tema, con una participación del 64%, mientras que los hombres, de un 36%.
Entre las palabras más usadas destacan “lluvias en el Amazonas”, “planeta” y “lloverá”. La tendencia de estas palabras está relacionada con la esperanza que tienen los usuarios en que las precipitaciones puedan ayudar a apagar los diferentes focos del incendio.