Claudia Paz Astorga entró en
1988 a LAN seducida por las historias de su hermana Andrea,
quien era azafata de esa aerolínea. volar, entonces, era un gusto de pocos. "Era la época de oro. Imagínate que
poníamos manteles y ofrecíamos panqueques u omelettes en el vuelo a
Concepción, que duraba apenas 50
minutos".
El primer vuelo de Claudia fue a Montevideo. "Sentí que había nacido para eso", recuerda. Como su hermana ya llevaba un par de años dentro, la recepción fue afectuosa. "Todos me querían y fue mucho más fácil para mi.
Estuvo 6 años en LAN; luego se cambió a American Airlines, donde ya cumple un cuarto de siglo a bordo. Ha trabajado prácticamente sin interrupciones y en el camino su pega fue rebautizada varias veces: de azafata pasó a auxiliar de vuelo y hoy se llama tripulante de cabina.
"Me costó ir a mi primer vuelo después de tener a mi primer hijo. Llevaba más de un año sin volar y me fui llorando al aeropuerto. pero una vez que me subí al avión cambié altiro el switch: es que esto me encanta", recalca.
¿Cómo son los tripulantes de cabina actuales?
Súper distintos. La gente que voló antes en LAN y hoy en LATAM sabe que es diferente. Las personas más antiguas tenemos una vocación de servicio más desarrollada. Hoy hay gente que se mete a trabajar en esto porque quiere ir a Miami, lo que es válido; pero cuando no tienes la personalidad y no te acompaña a paciencia ni la sonrisa, se nota.
Mucha gente ve esto como un trabajo transitorio. ¿Cómo fue en su caso?
Pasó naturalmente. Pensé que iban a ser tres años, pero ya llevo 31 años volando. Si me preguntas hasta cuándo pienso volar te diría que no tengo idea, me siento súper dinámica.
A algunos les pasan la cuenta los horarios.
He pasado varias Navidades sola. Cuando uno está soltero no importa mucho, pero cuesta si estás casada y te pierdes la caída del primer diente o el primer día de clases de tu hijo. Creo que lo he superado porque mi marido siempre me ha tenido el video o la foto; me involucra como si yo hubiera estado ahí y me hace sentir súper partícipe de lo que estuve ausente.
¿Nunca ha tenido cargo de conciencia?
Sólo cuando mis hijos estaban enfermos. Cuando ellos eran chicos no cachaban y celebrábamos Navidad en otra fecha para que no se dieran cuenta; me ponía de acuerdo con mis hermanas y nos juntábamos con los primos para que nadie nos dijera algo.
¿Cómo ha cambiado usted en estos 31 años?
Los pasajeros son un poco más indolentes hoy; a la vez están muy exigentes y se sienten con el derecho a exigir que todo sea perfecto. Antes no era así, eran mucho más agradecidos. Hoy se les olvidan las palabras mágicas. No tengo tanta paciencia como antes; ya no es lo que usted diga o se lo traigo altiro, sino que tengo más personalidad para decir no, no puedo.
Un consejo para tripulantes de cabina jóvenes.
Deben ser más aperrados. Cuando yo estaba en LAN hubo un accidente en Calama y nos preguntaron quién iba a ir; todos nosotros fuimos sin temor ni miedo para ayudar. Los cabros de hoy dicen que no van a ir, que se sienten mal, que están resfriados; como que no ceden mucho.
Usted es tía de Paloma Mami: ¿sus compañeros lo saben?
Sí, somos120 tripulantes en la base de Chile. Si coincidimos en un vuelo con Paloma me preguntan si se pueden tomar una foto con ella, son súper respetuosos.
En Precadet ofrecen cursos de 7 meses. ¿La ventaja? "Si después vas a LATAM, harás un curso intensivo que dura dos meses donde te exigen 90% de aprobación de conocimientos de la DGAC. Muchos lo reprueban: nuestros alumnos tienen un ventaja y lo aprueban en cerca de 100%" , asegura Nini Verdugo, directora de la academia.
En el caso de SKY no hacen cursos internos; para postular al trabajo es necesario tener la licencia vigente de vuelo que entrega la DGAC (que se obtiene tras hacer un curso de tripulante de cabina en escuelas como Precadet o ACHAC).
Verdugo anticipa que algunas aerolíneas, por el auge del Iow cost, están pensando en seguir este modelo, externalizando la formación de sus tripulantes.
El primer vuelo de Claudia fue a Montevideo. "Sentí que había nacido para eso", recuerda. Como su hermana ya llevaba un par de años dentro, la recepción fue afectuosa. "Todos me querían y fue mucho más fácil para mi.
Estuvo 6 años en LAN; luego se cambió a American Airlines, donde ya cumple un cuarto de siglo a bordo. Ha trabajado prácticamente sin interrupciones y en el camino su pega fue rebautizada varias veces: de azafata pasó a auxiliar de vuelo y hoy se llama tripulante de cabina.
"Me costó ir a mi primer vuelo después de tener a mi primer hijo. Llevaba más de un año sin volar y me fui llorando al aeropuerto. pero una vez que me subí al avión cambié altiro el switch: es que esto me encanta", recalca.
¿Cómo son los tripulantes de cabina actuales?
Súper distintos. La gente que voló antes en LAN y hoy en LATAM sabe que es diferente. Las personas más antiguas tenemos una vocación de servicio más desarrollada. Hoy hay gente que se mete a trabajar en esto porque quiere ir a Miami, lo que es válido; pero cuando no tienes la personalidad y no te acompaña a paciencia ni la sonrisa, se nota.
Mucha gente ve esto como un trabajo transitorio. ¿Cómo fue en su caso?
Pasó naturalmente. Pensé que iban a ser tres años, pero ya llevo 31 años volando. Si me preguntas hasta cuándo pienso volar te diría que no tengo idea, me siento súper dinámica.
A algunos les pasan la cuenta los horarios.
He pasado varias Navidades sola. Cuando uno está soltero no importa mucho, pero cuesta si estás casada y te pierdes la caída del primer diente o el primer día de clases de tu hijo. Creo que lo he superado porque mi marido siempre me ha tenido el video o la foto; me involucra como si yo hubiera estado ahí y me hace sentir súper partícipe de lo que estuve ausente.
¿Nunca ha tenido cargo de conciencia?
Sólo cuando mis hijos estaban enfermos. Cuando ellos eran chicos no cachaban y celebrábamos Navidad en otra fecha para que no se dieran cuenta; me ponía de acuerdo con mis hermanas y nos juntábamos con los primos para que nadie nos dijera algo.
¿Cómo ha cambiado usted en estos 31 años?
Los pasajeros son un poco más indolentes hoy; a la vez están muy exigentes y se sienten con el derecho a exigir que todo sea perfecto. Antes no era así, eran mucho más agradecidos. Hoy se les olvidan las palabras mágicas. No tengo tanta paciencia como antes; ya no es lo que usted diga o se lo traigo altiro, sino que tengo más personalidad para decir no, no puedo.
Un consejo para tripulantes de cabina jóvenes.
Deben ser más aperrados. Cuando yo estaba en LAN hubo un accidente en Calama y nos preguntaron quién iba a ir; todos nosotros fuimos sin temor ni miedo para ayudar. Los cabros de hoy dicen que no van a ir, que se sienten mal, que están resfriados; como que no ceden mucho.
Usted es tía de Paloma Mami: ¿sus compañeros lo saben?
Sí, somos120 tripulantes en la base de Chile. Si coincidimos en un vuelo con Paloma me preguntan si se pueden tomar una foto con ella, son súper respetuosos.
Los cursos
Para postular como tripulante de cabina a alguna aerolínea chilena por lo general no es necesario tener conocimientos previos del rubro.En Precadet ofrecen cursos de 7 meses. ¿La ventaja? "Si después vas a LATAM, harás un curso intensivo que dura dos meses donde te exigen 90% de aprobación de conocimientos de la DGAC. Muchos lo reprueban: nuestros alumnos tienen un ventaja y lo aprueban en cerca de 100%" , asegura Nini Verdugo, directora de la academia.
En el caso de SKY no hacen cursos internos; para postular al trabajo es necesario tener la licencia vigente de vuelo que entrega la DGAC (que se obtiene tras hacer un curso de tripulante de cabina en escuelas como Precadet o ACHAC).
Verdugo anticipa que algunas aerolíneas, por el auge del Iow cost, están pensando en seguir este modelo, externalizando la formación de sus tripulantes.