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Condenan destrozos en el santuario de San Expedito, en el balneario de Reñaca
“No entiendo por qué hicieron esto”, señala Viviana Collado, presidenta de la Agrupación de Juntas de Vecinos de Reñaca, al comentar los graves destrozos que una turba provocó la tarde del domingo al santuario de San Expedito, adosado a uno de los costados de la parroquia Santa María de Los Ángeles del sector, tras una masiva manifestación en la playa.

Los daños incluyeron la destrucción por completo de la imagen del santo, que quedó despedazada en el suelo. Lo mismo ocurrió con una imagen de Santa Teresa de Los Andes.

La parroquia de Reñaca es el punto de encuentro de miles de fieles que llegan los días 19 de cada mes a venerar a San Expedito, el “santo de las urgencias” como le dicen los fieles.

La furia desatada contra el santuario se produjo pasadas las 18:00 horas, luego que grupos descolgados de una manifestación que reunió a unas dos mil personas en la playa atacaran locales comerciales y no trepidaran en destrozar el lugar de oración.

“Intentaron ingresar a la parroquia, pero nosotros habíamos tomado medidas de protección y no pudieron entrar y entonces comenzaron a destruir el santuario de San Expedito, que está abierto los 365 días del año y las 24 horas del día y es visitado por mucha gente”, dijo el párroco del lugar, Erwin Prieto.

El sacerdote comentó que la misma noche del domingo “llegó mucha gente, rezando, algunos trayendo velas y llorando”. Prieto describe el momento como “muy impresionante”, y explica que “no solo se ha dañado la imagen de San Expedito, porque se instalará otra. “Esto es más profundo —dice— porque acá llega la gente a exponer sus penas y a buscar un poquito de esperanza y ver esto destruido causa mucha pena”.

Durante las últimas semanas, desde el inicio de las protestas, las iglesias han sido objeto de vándalos. Así ha ocurrido, por ejemplo, con la catedral de Valparaíso —hace un par de semanas— y más recientemente, con la parroquia de la Asunción, en las cercanías de Plaza Italia, en Santiago.

El expárroco de Reñaca y actual director del Refugio Cristo, Enrique Opaso, quien encabezó la instalación del santuario, sostiene que hoy existe una violencia desatada que debe parar. “Debe haber quien pare estas protestas, porque ya todas las demandas están expuestas”, explica. No obstante aclara que “lo más importante son las personas y no los templos, que podemos reconstruir”.

En pie el 19

Opaso dice que la prioridad está en la gente que está sufriendo y que llega hasta las parroquias a pedir ayuda. Añade que la Iglesia y sus comunidades trabajarán para reponer el santuario y que lo más probable es que el próximo 19 de noviembre ya se hayan registrado mejoras para poder atender a los fieles, que llegan en masa hasta esa zona de Reñaca.

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