Según el pronunciamiento, no se ajusta a derecho que terrenos que pertenecen a la comuna y pueden ser usados por cualquier persona, pasen a uso exclusivo de un grupo de vecinos.
En este espacio actualmente hay jardines, estacionamientos que ocupan los residentes, un quincho, un lugar para guardar bicicletas y un punto de reciclaje.
El acuerdo fue aprobado por el Concejo Municipal el 27 de diciembre de 2017 y duraba tres años. Sin embargo, los concejales Alfredo Morgado, Irací Hassler y Rosario Carvajal solicitaron un pronunciamiento a la Contraloría.
"Planteamos un tema estrictamente legal: el municipio no podía celebrar ese comodato porque limita el uso exclusivo de ese espacio público a los vecinos de la torre 25. El dictamen de la Contraloría nos dio la razón. En consecuencia, no deben coartarse as posibilidades del resto de la comunidad para acceder a terrenos de dominio municipal. Y la administración comunal debe preocuparse de que exista un libre acceso", explica Morgado.
Según el pronunciamiento de la Contraloría, los vecinos solicitaron el comodato con el fin de fomentar, promover e impulsar directamente el uso y goce de espacio, mejorando tanto la infraestructura de vías de acceso, los jardines, bs estacionamientos, implementando juegos infantiles y otras estructuras u espacios comunitarios que permitan el ejercicio de la vida en común de un mínimo bienestar a favor de los vecinos que lo integran, que en la práctica, atendida la naturaleza y fines de ese espacio físico, son sus únicos destinatarios.
El documento especifica que la Municipalidad de Santiago deberá adoptar las medidas necesarias para regularizar la situación, informando a la I Contraloría Regional Metropolitana de Santiago en un plazo de 15 días hábiles, contados desde la recepción del dictamen.
Desazón
Según Sigrid Huenchuñir, presidenta del Comité de Administración de la Torre 25, actualmente se encuentran en una especie de limbo, sin saber bien qué hacer."Sucede que vivimos acá, pero no podemos administrar este espacio en forma libre. Hace tres años hicimos el comodato pensando en que era una buena alternativa, pero resultó peor", explica Huenchuñir.
Actualmente, en la planta del edificio funciona además una academia de baile y otra de artes marciales y sus estudiantes, para ingresar a la propiedad, deben mostrar una credencial que los identifica.
Por el uso de los estacionamientos, instalados en el terreno que se otorgó en comodato, cobran $20.000.
Para Huenchuñir no se puede abrir este espacio por un tema de seguridad, siendo necesario que todos aquellos que deseen ingresar se registren.
"¿Cómo sería si esto estuviera abierto ¿Qué pasaría cuando las personas pasan corriendo de las manifestaciones y los Carabineros tiran bombas lacrimógenas?", añade.
Según la representante de la torre, este espacio pertenece a una comunidad que lo habita y administra de una determinada forma desde 1972. El jardín, los árboles, la zona de reciclaje, los juegos infantiles, el quincho y el bicicletero lo instalaron con recursos propios.
"No hay ni un peso del municipio en este espacio y nos cuesta harto mantenerlo porque no somos una comunidad de grandes recursos", afirma.