Con siete meses de embarazo, Paola Muñoz subió este domingo a Farellones en
bicicleta. Se demoró dos horas y cuarto en el ascenso, a una velocidad de 12,5
kilómetros por hora promedio y con una frecuencia cardiaca de 128 pulsaciones por
minuto.
"Me ha impresionado su capacidad de entrenabilidad y hay que ir con cuidado, porque tiene una alta demanda física para tolerar ciertas cargas", explica Oscar Commentz, metodólogo del Comité Olímpico de Chile, que asesora a a ciclista chilena en su actividad física que no se ha detenido, pese a que entró en la semana 26 del embarazo de Amanda, su segunda hija.
"He leído varios estudios sobre lo que estoy viviendo, y en Estados Unidos y España dicen que los deportistas que optan por seguir haciendo ejercicios durante el embarazo, tienen bebés más inte igentes, mejor alimentados, con menos riesgo de acumular grasa cuando nacen. Además, el ejercicio genera dopamina, droga natural de la felicidad que se transmite al bebé, entonces son puras buenas noticias para las mamás deportistas. Con Javiera, mi otra hija, que ya tiene 13 años, h'ce algo parecido y hoy es seleccionada nacional de clavados y tiene excelencia académica", crce Paola, muy orgullosa.
En su Instagram (paolamuñozgr), la ciclista olímpica muestra su rutina de ejercicios que no parece haber cambiado mucho a pesar del embarazo.
"Los ejercicios de los tres primeros meses fueron bastante normales. Es más, incrementó la fuerza y su desarrollo físico, más que cuando entrenaba sin estar embarazada. Todos los trabajos fueron monitoreados. Tengo un acelerómetro y un saturómetro, que miden la parte mecánica y la parte fisiológica, respectivamente, con los cuales se mide la potencia, velocidad, intensidad, intercambio de C02 y 02, que dan parámetros muy buenos respecto de la calidad del trabajo", añade Commentz.
Uno de los ejercicios eliminados fueron las sentadillas. "Paola trabaja muy bien la sentadilla profunda, pero terminaba muy explosiva, casi saltando con la guata arriba", comenta el metodólogo.
Después del tercer mes, se modificó la carga, con más series de ejercicios y menos repeticiones, con pausa de un minuto o minuto y medio, de acuerdo a lo que diga el saturómetro.
"Este trabajo ha funcionado bien. Eso implica que las pulsaciones no llegan a más de 150 latidos por minuto, jamás. El pediatra dice que no debe pasar esa frecuencia, básicamente por un tema de apnea. Cuando falta el oxígeno en determinado ejercicio, se genera una apnea y eso afecta la llegada de oxígeno al feto", aclara Commentz.
"Todavía ando en bicicleta. Sparta me pasó una bicicleta eléctrica asistida que me permite salir con los grupos los fines de semana. Tiene cinco velocidades y como no puedo pasar de las 150 pulsaciones, si quiero bajarlas le cambio la velocidad. El máximo a que he llegado ha sido 140, pero podría ir a 120. El domingo, por ejemplo, llegue a 128", cuenta Muñoz.
Lunes, miércoles y viernes va al gimnasio. Martes y jueves, a yoga, para entrenar la respiración, dice. Y también asiste a colegios a dar charlas, para potenciar las clases de actividad física, entregar tips de alimentación saludable y fomentar el uso de la bicicleta.
"Antiguamente, las abuelitas decían que uno tenía que estar acostada, no correr, ni hacer ejercicios, pero en los papers que he estado leyendo es increíble la tasa de obesidad de las mujeres embarazadas. Como se asustan por el riesgo de pérdida, terminan subiendo 20 ó 30 kilos, cuando lo norma es menos de 15. A dos meses de dar a luz, yo he subido ocho kilos", resume Paola Muñoz.
"Me ha impresionado su capacidad de entrenabilidad y hay que ir con cuidado, porque tiene una alta demanda física para tolerar ciertas cargas", explica Oscar Commentz, metodólogo del Comité Olímpico de Chile, que asesora a a ciclista chilena en su actividad física que no se ha detenido, pese a que entró en la semana 26 del embarazo de Amanda, su segunda hija.
"He leído varios estudios sobre lo que estoy viviendo, y en Estados Unidos y España dicen que los deportistas que optan por seguir haciendo ejercicios durante el embarazo, tienen bebés más inte igentes, mejor alimentados, con menos riesgo de acumular grasa cuando nacen. Además, el ejercicio genera dopamina, droga natural de la felicidad que se transmite al bebé, entonces son puras buenas noticias para las mamás deportistas. Con Javiera, mi otra hija, que ya tiene 13 años, h'ce algo parecido y hoy es seleccionada nacional de clavados y tiene excelencia académica", crce Paola, muy orgullosa.
En su Instagram (paolamuñozgr), la ciclista olímpica muestra su rutina de ejercicios que no parece haber cambiado mucho a pesar del embarazo.
"Los ejercicios de los tres primeros meses fueron bastante normales. Es más, incrementó la fuerza y su desarrollo físico, más que cuando entrenaba sin estar embarazada. Todos los trabajos fueron monitoreados. Tengo un acelerómetro y un saturómetro, que miden la parte mecánica y la parte fisiológica, respectivamente, con los cuales se mide la potencia, velocidad, intensidad, intercambio de C02 y 02, que dan parámetros muy buenos respecto de la calidad del trabajo", añade Commentz.
Uno de los ejercicios eliminados fueron las sentadillas. "Paola trabaja muy bien la sentadilla profunda, pero terminaba muy explosiva, casi saltando con la guata arriba", comenta el metodólogo.
Después del tercer mes, se modificó la carga, con más series de ejercicios y menos repeticiones, con pausa de un minuto o minuto y medio, de acuerdo a lo que diga el saturómetro.
"Este trabajo ha funcionado bien. Eso implica que las pulsaciones no llegan a más de 150 latidos por minuto, jamás. El pediatra dice que no debe pasar esa frecuencia, básicamente por un tema de apnea. Cuando falta el oxígeno en determinado ejercicio, se genera una apnea y eso afecta la llegada de oxígeno al feto", aclara Commentz.
"Todavía ando en bicicleta. Sparta me pasó una bicicleta eléctrica asistida que me permite salir con los grupos los fines de semana. Tiene cinco velocidades y como no puedo pasar de las 150 pulsaciones, si quiero bajarlas le cambio la velocidad. El máximo a que he llegado ha sido 140, pero podría ir a 120. El domingo, por ejemplo, llegue a 128", cuenta Muñoz.
Lunes, miércoles y viernes va al gimnasio. Martes y jueves, a yoga, para entrenar la respiración, dice. Y también asiste a colegios a dar charlas, para potenciar las clases de actividad física, entregar tips de alimentación saludable y fomentar el uso de la bicicleta.
"Antiguamente, las abuelitas decían que uno tenía que estar acostada, no correr, ni hacer ejercicios, pero en los papers que he estado leyendo es increíble la tasa de obesidad de las mujeres embarazadas. Como se asustan por el riesgo de pérdida, terminan subiendo 20 ó 30 kilos, cuando lo norma es menos de 15. A dos meses de dar a luz, yo he subido ocho kilos", resume Paola Muñoz.