“De ese día nunca me voy a olvidar”. El Presidente Sebastián Piñera se refiere al viernes 18 de octubre, cuando tras varios días de manifestaciones que fueron subiendo de intensidad, una ola de violencia se tomó buena parte de la capital. Las tres semanas siguientes marcarían un antes y un después de su segundo período en La Moneda.
Es el mediodía del viernes y, sentado en la misma mesa donde esa noche tomó la decisión de decretar estado de emergencia, el mandatario aborda las secuelas de la crisis que comenzó con un alza de tarifas del metro y el giro que ha forzado a su agenda.
—Usted ha establecido una nueva agenda a partir de la crisis. Ha hablado de nuevas prioridades y se están negociando en el Congreso algunas modificaciones a reformas estructurales, que fueron compromiso de campaña. ¿Sigue gobernando con las ideas de la centroderecha?
—Fuimos elegidos democráticamente por una amplia mayoría de chilenos y para eso le presentamos al país un programa de gobierno y hemos ejecutado una acción de gobierno. Siempre, tanto en el programa como en la acción del gobierno, han tenido una característica, que es poner las prioridades de la gente en el corazón de las prioridades del gobierno, y por eso si usted ve nuestra agenda ha estado centrada en los temas de seguridad ciudadana, empleo, salarios, pensiones, crecimiento, salud, educación, tercera edad, infancia. Eso no ha cambiado, son principios con los cuales ganamos la elección presidencial y estoy seguro de que interpretan a la mayoría de los chilenos. Si el otro modelo es el de Venezuela o Cuba, estoy absolutamente convencido de que nuestra visión es mucho mejor desde todo punto de vista.
—¿Le llegó una carta de José Antonio Kast en estos días?
—No la he leído.
—Pide que no le tenga miedo a la izquierda y a sus acusaciones constitucionales; a la “derecha populista”, que, a su juicio, está exigiendo comprometer presupuesto de la Nación más allá de su capacidad, y a los organismos internacionales, como la ONU. ¿Cree que ese discurso ha penetrado en el electorado de centroderecha?
—Chile es una democracia, tenemos libertad de expresión, cada uno puede opinar lo que quiera, así que más que comentar lo que dice o no dice el señor Kast, yo prefiero contarle lo que pensamos y todavía más importante, lo que estamos haciendo .
—“Quiero decirlo con meridiana claridad; el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores chilenos y nadie tiene derecho a arrebatárselos”, dijo usted en una Cuenta Pública. ¿Sigue en pie esa decisión?
—Eso lo dije en el discurso del 1 de junio, y lo pienso y lo creo como principio básico, que el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores y en consecuencia nadie tiene derecho a meterle la mano, y dije también que por lo tanto ellos tenían un derecho preferente para elegir quién lo administra. Eso es lo que pienso y es lo que está en el programa de gobierno. Sin embargo, en la discusión en el Congreso ese punto fue puesto como de quiebre para llegar a un acuerdo, y por tanto ese tema está siendo discutido. Vamos a tratar de proteger lo mejor posible la propiedad del ahorro previsional. Que ese 10% y ese 4% adicional les pertenezca a los trabajadores y que ellos tengan un derecho preferente a elegir quién lo administra. Pero quiero decir nuevamente: si queremos tener reforma previsional, tenemos que llegar a acuerdos porque no tenemos mayoría ni en la Cámara ni en el Senado”.
—¿No cree que al dar giro en su agenda arriesga desfondar su base de apoyo? Hoy, de acuerdo a las encuestas, tiene un respaldo que bordea el 15%: los mismos sectores que lo respaldaron ahora rechazan su gestión.
—Cuando en cualquier país del mundo se viven tres semanas de esta violencia brutal, desatada, sin límites, sin Dios, sin ley, que ha causado tanto daño a tanta gente y tan humilde, en cualquier lugar del mundo no solamente el apoyo al gobierno, el apoyo al Parlamento, el apoyo a los partidos políticos, el apoyo a los otros poderes del Estado se derrumba. Eso es una constante y eso es lo que ha ocurrido en Chile. Pero quiero decirles a todos los que quieren sacar cuentas alegres que esto es un mensaje que nos está enviando la ciudadanía a todo el sistema institucional democrático. Al Gobierno, a la oposición, al oficialismo, al Parlamento, a los partidos políticos, a los otros poderes del Estado, y por tanto lo que vamos a tener que hacer es reconstruir esa confianza. Y este es un momento clave, es como uno de esos momentos estelares de la historia del cual nos hablaba Stefan Zweig. La historia no está escrita todavía. ¿Qué va a pasar con todo este movimiento? Depende de nosotros. Aquí hay dos caminos. Uno, nos vamos por el camino del populismo, la demagogia, la irresponsabilidad, el tirar la casa por la ventana, el no condenar la violencia, el validar todos los actos de irresponsabilidad y en ese caso vamos a ir directo a un puerto al cual no queremos llegar. El otro camino es escuchar con atención, humildad y sensibilidad la voz de la gente. Reaccionar tomando medidas, pero dentro del marco de la democracia, de la institucionalidad, con responsabilidad, de forma tal de encauzar estas fuerzas que se desataron por un camino que nos condujo a un buen puerto. En ese segundo camino está comprometido este Presidente y nuestro gobierno.
“Hoy pienso que los cambios a la Constitución tienen que ser más profundos”
El Presidente realiza su diagnóstico de la crisis, que pasa de la paradoja del desarrollo del país en los últimos 30 años al Chile de las desigualdades, y relata cómo desde el viernes 18 de octubre ha navegado en aguas turbulentas. De aquello dará cuenta al explicar las razones que lo llevaron a decretar esa noche estado de emergencia, en medio de saqueos e incendios en los trenes del metro.
—¿Volvería a decretar estado de emergencia?
—En las mismas circunstancias, por supuesto que sí.
El relato continúa con los días posteriores a la crisis, con el lanzamiento de la agenda social y la presión de la ciudadanía.
“Frente a esta demanda de participación, ¿qué hemos hecho? Impulsar diálogos ciudadanos, mecanismos pacíficos y eficaces de escuchar a la gente, y dentro de eso está el tema de la Constitución . Por supuesto que estamos dispuestos a discutir cambios a la Constitución; de hecho, en nuestro programa de gobierno hay una propuesta de cambios a la Constitución. Creo en los cambios a la Constitución, que son legítimos y que los vamos a discutir; de hecho, estamos preparando un proyecto de cambios a la Constitución para poder actualizar y tener nuestra propia propuesta, que tendrá que ser discutida junto con la propuesta que hizo la (ex) Presidenta Bachelet pocos días antes de irse del gobierno y con otros proyectos que puedan surgir. Ella envió un proyecto de reforma constitucional que está en el Congreso y a pesar de que la oposición tiene mayoría en las dos cámaras, ni siquiera se ha iniciado la discusión y con otros proyectos que puedan surgir”.
Y prosigue: “Esto hay que hacerlo dentro del marco de la Constitución , la democracia y el Estado de Derecho porque hay algunos que quieren saltarse ese marco. Eso es atentar contra la democracia, eso es no respetar lo que los chilenos tenemos como institucionalidad democrática. Sé que la Constitución tiene su origen en el gobierno militar, pero también recuerdo perfectamente bien que después ha sufrido más de 200 modificaciones a más de 40 de sus artículos y que el (ex) Presidente Lagos promulgó una nueva Constitución y dijo en esos tiempos, año 2005, que esta nueva Constitución satisfacía todos los estándares de la democracia, unía a los chilenos. Han pasado 14 años, estamos dispuestos a participar, y entusiastamente, del debate de cómo introducir cambios a nuestra Constitución para que sea una Constitución que nos una más. En los países civilizados la Constitución es el gran marco, el paraguas que ordena todos los debates, las demandas de la ciudadanía.
—¿Qué plazos contempla para el envío del proyecto?
Antes de responder, el Presidente se levanta de la mesa de trabajo que tiene en su despacho y trae de vuelta una carpeta repleta de documentos. “Nueva Constitución”, dice en su rótulo.
“Hemos trabajado esto como no se imagina. Durante la campaña preparamos un proyecto de cambios a la Constitución, que lo hemos estado enriqueciendo, revitalizando, y por supuesto que el tiempo no pasa en vano. Hoy pienso que los cambios a la Constitución tienen que ser más profundos y más intensos de lo que pensaba hace algunos años atrás. No quiero comprometerme con plazos, pero tengo claro que hay un sentido de urgencia. Esto es para ahora.
—¿Cuáles son los cambios que, a su juicio, deben introducirse a la Constitución?
—Primero, definir mejor los derechos de las personas, y establecer cómo se van a cumplir y respetar. Segundo, definir mejor las obligaciones del Estado. ¿Qué obligación tiene con la ciudadanía? Hay muy poco de eso en nuestra Constitución. Tercero, crear mejores mecanismos de participación para que la gente pueda hacer oír su voz con claridad y con más oportunidad. Cuarto, hay que modificar algunos organismos fundamentales de nuestra institucionalidad, que no están funcionando todo lo bien que yo quisiera. Por ejemplo, modernizar la Contraloría General de la República, el Consejo de Defensa del Estado, el Tribunal Constitucional, la Fiscalía, después de toda la experiencia que hemos tenido luego de la reforma procesal penal, modernizar nuestros tribunales, cambiar los mecanismos de designación de fiscales, de jueces, para que obedezcan al mérito y no a otras consideraciones. Establecer mayor responsabilidad del Estado en los equilibrios macroeconómicos y en el buen uso de los recursos públicos, tener mecanismos más exigentes de evaluación del buen uso de los recursos públicos. Mejores mecanismos de transparencia para que los ciudadanos se informen, más participación, son algunas de las líneas que creo que hay que impulsar. Lo vamos a discutir al interior de Chile Vamos y la intención que tengo como Presidente es poder discutirlo y enviar el proyecto al Congreso, que es el lugar donde se tienen que discutir los cambios constitucionales.
Rol de Carabineros: “La prudencia es una gran virtud, pero también hay otro dicho popular que dice que otra cosa es con guitarra”
Sentado en una mesa de trabajo de su despacho, el Presidente cuenta que adoptó seis decisiones la noche del 18 de octubre relativas al cuidado de los derechos humanos. Una de ellas fue convocar a los ministros de Justicia y Defensa, además del jefe de la defensa que había sido recién designado, el general Javier Iturriaga, y otros miembros del altos mandos de las fuerzas de orden y fuerzas militares: dice que les recordó la necesidad de respetar las Reglas de Uso de Fuerza (RUF) y que una vez que se hubiera detenido a una persona se protegiera su integridad física y síquica. Y continúa afirmando que llamó al Instituto Nacional de Derechos Humanos; fortaleció la defensoría pública; estableció una política de transparencia en la información; además de comunicarse con la Fiscalía y Poder Judicial para que estuvieran especialmente atentos y diligentes. Por último, recuerda que se comunicó con la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet y el director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, para solicitarles que enviaran una misión a Chile.
—¿Se han violado los derechos humanos a partir del 18 de octubre?
—Creo que ha habido excesos, abusos, incumplimientos de los protocolos, incumplimiento de las reglas del uso de la fuerza, mal criterio o delitos. Pero eso tiene que ser investigado por la Fiscalía y juzgado por los Tribunales de Justicia.
—¿Por parte de efectivos de Carabineros y las Fuerzas Armadas?
—No soy el juez, pero también observo. La política de nuestro gobierno es simple y clara. Todo hecho que pueda revestir carácter de exceso, abuso, delito o atropellos debe ir directamente a la Fiscalía para que sea investigado. Sí le puedo decir que la cantidad de noticias falsas que han circulado en estas tres semanas es gigantesca, y la cantidad de organismos que quieren promover una imagen falsa, y que entregan videos trucados o intervenidos o incluso videos que han ocurrido en otras partes del mundo y pretenden que ocurrieron en Chile y ahora, es gigantesca. Es una campaña de desinformación monumental, y que muchos medios de comunicación —ahora están mejorando— al principio le daban crédito a todo, y sin ningún filtro lo ponían como si fuera la verdad.
—El ministro Jaime Mañalich dijo que “en varias lesiones desproporcionadas hay violaciones a los derechos humanos”, y sostuvo que Carabineros “podría haber sido más prudente” en el uso de balines y perdigones. ¿Lo comparte?
—La prudencia es una gran virtud, pero también hay otro dicho popular que dice que otra cosa es con guitarra. Me gustaría que los que opinan hubieran estado en la situación en la que han estado algunos carabineros, en que su vida, su integridad física ha estado absolutamente en riesgo porque turbas o grupos de criminales organizados querían quitarles la vida, querían matarlos, y hemos visto poco de eso, ahora estamos empezando a ver más. La prudencia es una gran virtud, y por eso yo digo que si alguna persona no respetó las reglas, cometió exceso, tendrá que ser investigado por la Fiscalía, y los Tribunales tendrán que sancionar y cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades. Pero una cosa muy distinta es la actitud que ha tenido el Gobierno, Carabineros, la Policía de Investigaciones, las Fuerzas Armadas, y este Presidente, que siempre hemos tenido un compromiso y una preocupación fundamental con respetar y proteger los derechos humanos de todos.
—El PC y el Frente Amplio han amenazado con hacer una acusación constitucional en su contra, apelando precisamente a violaciones a derechos humanos.
—No tiene ningún fundamento de ninguna naturaleza. Para mí este es un tema esencial, lo llevo en el alma, por eso en el mismo instante en que firmé el decreto de estado de emergencia, mi preocupación inmediata fue decir voy a tomar todas las precauciones y providencias posibles para que se respeten íntegramente los derechos humanos.
—¿Qué espera usted de la labor de la Fiscalía?
—Que investigue con celo, con urgencia, porque aquí hay una cosa muy importante. Igual como se va a investigar todo atropello, abuso, exceso en materia contra los derechos de las personas, vamos a investigar —y esto sí que es un compromiso fuerte y claro del Presidente—, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que todos los que cometieron estas brutales agresiones, violencia, atentados, los que destruyeron el metro, los supermercados, los establecimientos comerciales de gente humilde de clase media que con tanto esfuerzo había construido su fuente de trabajo; los que destruyeron la infraestructura, los que quemaron municipios. Vamos a investigarlo hasta el fin de los tiempos para entregar todos los antecedentes a la Fiscalía y para que finalmente la justicia pueda juzgar y castigar con severidad ejemplar, porque aquí no va a haber impunidad, aunque nos tome el resto de nuestras vidas. Hemos pedido al Ministerio Público que tome todas las medidas y acciones necesarias para que su acción sea especialmente diligente, oportuna, eficaz. Y ojalá haya fiscales especiales para reinvestigar los casos más graves. Ya se ha avanzado mucho en empezar a identificar a los que fueron los autores de los incendios que destruyeron el metro. Y en eso se está avanzando.
“Estoy más firme que nunca, al pie del cañón”
—Se filtró un audio de su esposa en que habla del difícil momento que vive el país. ¿Cómo le ha afectado a usted en lo personal y en lo familiar esta crisis?
—Ha sido extraordinariamente duro y difícil ver lo que todos hemos visto. Especialmente para un Presidente comprometido con la paz, el diálogo, la unidad, los derechos humanos. Estas han sido semanas en que hemos dormido muy poco y hemos tenido todo tipo de presiones, preocupaciones; hemos tenido que tomar decisiones extraordinariamente difíciles, pero gracias a Dios, en lo personal, la fortaleza física, anímica, emocional y mental no se ha visto afectada. Y estoy aquí, más firme que nunca, al pie del cañón, tratando de conducir este barco en medio de esta brutal tormenta, por los caminos que nos lleven a un buen puerto, y no permitir que caiga a la deriva o zozobre por la acción de la violencia, la demagogia o el populismo.
Las definiciones del mandatario ante la crisis
La paradoja
“Estamos viviendo una paradoja. Los últimos 30 años fueron el período más fecundo y exitoso de la sociedad chilena en todos los campos. Recuperamos la democracia, multiplicamos por cinco nuestro ingreso per cápita, reducimos la pobreza del 60% a menos del 10%. Y, sin embargo, en las últimas tres semanas hemos vivido el período de mayor violencia y destrucción. Tenemos que tratar de entender qué nos pasó y qué lecciones tenemos que aprender. Esto viene acumulándose hace décadas, hay que tener mucha humildad y sensibilidad para entender lo que la gente nos está diciendo. Esto no se produce por el alza de 30 pesos en el metro, esto se viene acumulando quizás hace 30 años y esto no se va a resolver en 30 días”.
Los tres fenómenos
“En estas semanas hemos observado tres grandes fenómenos. Por una parte, hemos visto una ola de violencia, de destrucción, confrontación, nunca antes conocida en Chile. La segunda situación, muy distinta, de otra naturaleza, son los millones y millones de chilenos que se han manifestado y que han protestado pidiendo esencialmente un país más justo, con menos desigualdades, con mayor igualdad de oportunidades, con menos privilegios y abusos, con mayor movilidad social. Y a ese grupo le hemos prestado mucha atención. Y en tercer lugar, los chilenos, además de estas demandas sociales, están pidiendo mayor participación, quieren ser protagonistas de su propia vida y del destino de su propio país”.
Tras los actos de violencia
“Hay distintos grupos. Están los delincuentes de siempre, los narcos, los anarquistas, pero hay algo más, yo creo que hay algo más, porque nunca habíamos visto la capacidad destructiva que han demostrado algunos grupos. (…) Aquí hay muchas hipótesis, hemos recibido mucha información de gobiernos extranjeros, de la OEA, y nuestro sistema de inteligencia, que entre paréntesis no está funcionando bien y requiere una profunda reforma. Toda la información que hemos reunido se la hemos entregado a la fiscalía para que investigue”.
Es el mediodía del viernes y, sentado en la misma mesa donde esa noche tomó la decisión de decretar estado de emergencia, el mandatario aborda las secuelas de la crisis que comenzó con un alza de tarifas del metro y el giro que ha forzado a su agenda.
—Usted ha establecido una nueva agenda a partir de la crisis. Ha hablado de nuevas prioridades y se están negociando en el Congreso algunas modificaciones a reformas estructurales, que fueron compromiso de campaña. ¿Sigue gobernando con las ideas de la centroderecha?
—Fuimos elegidos democráticamente por una amplia mayoría de chilenos y para eso le presentamos al país un programa de gobierno y hemos ejecutado una acción de gobierno. Siempre, tanto en el programa como en la acción del gobierno, han tenido una característica, que es poner las prioridades de la gente en el corazón de las prioridades del gobierno, y por eso si usted ve nuestra agenda ha estado centrada en los temas de seguridad ciudadana, empleo, salarios, pensiones, crecimiento, salud, educación, tercera edad, infancia. Eso no ha cambiado, son principios con los cuales ganamos la elección presidencial y estoy seguro de que interpretan a la mayoría de los chilenos. Si el otro modelo es el de Venezuela o Cuba, estoy absolutamente convencido de que nuestra visión es mucho mejor desde todo punto de vista.
—¿Le llegó una carta de José Antonio Kast en estos días?
—No la he leído.
—Pide que no le tenga miedo a la izquierda y a sus acusaciones constitucionales; a la “derecha populista”, que, a su juicio, está exigiendo comprometer presupuesto de la Nación más allá de su capacidad, y a los organismos internacionales, como la ONU. ¿Cree que ese discurso ha penetrado en el electorado de centroderecha?
—Chile es una democracia, tenemos libertad de expresión, cada uno puede opinar lo que quiera, así que más que comentar lo que dice o no dice el señor Kast, yo prefiero contarle lo que pensamos y todavía más importante, lo que estamos haciendo .
—“Quiero decirlo con meridiana claridad; el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores chilenos y nadie tiene derecho a arrebatárselos”, dijo usted en una Cuenta Pública. ¿Sigue en pie esa decisión?
—Eso lo dije en el discurso del 1 de junio, y lo pienso y lo creo como principio básico, que el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores y en consecuencia nadie tiene derecho a meterle la mano, y dije también que por lo tanto ellos tenían un derecho preferente para elegir quién lo administra. Eso es lo que pienso y es lo que está en el programa de gobierno. Sin embargo, en la discusión en el Congreso ese punto fue puesto como de quiebre para llegar a un acuerdo, y por tanto ese tema está siendo discutido. Vamos a tratar de proteger lo mejor posible la propiedad del ahorro previsional. Que ese 10% y ese 4% adicional les pertenezca a los trabajadores y que ellos tengan un derecho preferente a elegir quién lo administra. Pero quiero decir nuevamente: si queremos tener reforma previsional, tenemos que llegar a acuerdos porque no tenemos mayoría ni en la Cámara ni en el Senado”.
—¿No cree que al dar giro en su agenda arriesga desfondar su base de apoyo? Hoy, de acuerdo a las encuestas, tiene un respaldo que bordea el 15%: los mismos sectores que lo respaldaron ahora rechazan su gestión.
—Cuando en cualquier país del mundo se viven tres semanas de esta violencia brutal, desatada, sin límites, sin Dios, sin ley, que ha causado tanto daño a tanta gente y tan humilde, en cualquier lugar del mundo no solamente el apoyo al gobierno, el apoyo al Parlamento, el apoyo a los partidos políticos, el apoyo a los otros poderes del Estado se derrumba. Eso es una constante y eso es lo que ha ocurrido en Chile. Pero quiero decirles a todos los que quieren sacar cuentas alegres que esto es un mensaje que nos está enviando la ciudadanía a todo el sistema institucional democrático. Al Gobierno, a la oposición, al oficialismo, al Parlamento, a los partidos políticos, a los otros poderes del Estado, y por tanto lo que vamos a tener que hacer es reconstruir esa confianza. Y este es un momento clave, es como uno de esos momentos estelares de la historia del cual nos hablaba Stefan Zweig. La historia no está escrita todavía. ¿Qué va a pasar con todo este movimiento? Depende de nosotros. Aquí hay dos caminos. Uno, nos vamos por el camino del populismo, la demagogia, la irresponsabilidad, el tirar la casa por la ventana, el no condenar la violencia, el validar todos los actos de irresponsabilidad y en ese caso vamos a ir directo a un puerto al cual no queremos llegar. El otro camino es escuchar con atención, humildad y sensibilidad la voz de la gente. Reaccionar tomando medidas, pero dentro del marco de la democracia, de la institucionalidad, con responsabilidad, de forma tal de encauzar estas fuerzas que se desataron por un camino que nos condujo a un buen puerto. En ese segundo camino está comprometido este Presidente y nuestro gobierno.
“Hoy pienso que los cambios a la Constitución tienen que ser más profundos”
El Presidente realiza su diagnóstico de la crisis, que pasa de la paradoja del desarrollo del país en los últimos 30 años al Chile de las desigualdades, y relata cómo desde el viernes 18 de octubre ha navegado en aguas turbulentas. De aquello dará cuenta al explicar las razones que lo llevaron a decretar esa noche estado de emergencia, en medio de saqueos e incendios en los trenes del metro.
—¿Volvería a decretar estado de emergencia?
—En las mismas circunstancias, por supuesto que sí.
El relato continúa con los días posteriores a la crisis, con el lanzamiento de la agenda social y la presión de la ciudadanía.
“Frente a esta demanda de participación, ¿qué hemos hecho? Impulsar diálogos ciudadanos, mecanismos pacíficos y eficaces de escuchar a la gente, y dentro de eso está el tema de la Constitución . Por supuesto que estamos dispuestos a discutir cambios a la Constitución; de hecho, en nuestro programa de gobierno hay una propuesta de cambios a la Constitución. Creo en los cambios a la Constitución, que son legítimos y que los vamos a discutir; de hecho, estamos preparando un proyecto de cambios a la Constitución para poder actualizar y tener nuestra propia propuesta, que tendrá que ser discutida junto con la propuesta que hizo la (ex) Presidenta Bachelet pocos días antes de irse del gobierno y con otros proyectos que puedan surgir. Ella envió un proyecto de reforma constitucional que está en el Congreso y a pesar de que la oposición tiene mayoría en las dos cámaras, ni siquiera se ha iniciado la discusión y con otros proyectos que puedan surgir”.
Y prosigue: “Esto hay que hacerlo dentro del marco de la Constitución , la democracia y el Estado de Derecho porque hay algunos que quieren saltarse ese marco. Eso es atentar contra la democracia, eso es no respetar lo que los chilenos tenemos como institucionalidad democrática. Sé que la Constitución tiene su origen en el gobierno militar, pero también recuerdo perfectamente bien que después ha sufrido más de 200 modificaciones a más de 40 de sus artículos y que el (ex) Presidente Lagos promulgó una nueva Constitución y dijo en esos tiempos, año 2005, que esta nueva Constitución satisfacía todos los estándares de la democracia, unía a los chilenos. Han pasado 14 años, estamos dispuestos a participar, y entusiastamente, del debate de cómo introducir cambios a nuestra Constitución para que sea una Constitución que nos una más. En los países civilizados la Constitución es el gran marco, el paraguas que ordena todos los debates, las demandas de la ciudadanía.
—¿Qué plazos contempla para el envío del proyecto?
Antes de responder, el Presidente se levanta de la mesa de trabajo que tiene en su despacho y trae de vuelta una carpeta repleta de documentos. “Nueva Constitución”, dice en su rótulo.
“Hemos trabajado esto como no se imagina. Durante la campaña preparamos un proyecto de cambios a la Constitución, que lo hemos estado enriqueciendo, revitalizando, y por supuesto que el tiempo no pasa en vano. Hoy pienso que los cambios a la Constitución tienen que ser más profundos y más intensos de lo que pensaba hace algunos años atrás. No quiero comprometerme con plazos, pero tengo claro que hay un sentido de urgencia. Esto es para ahora.
—¿Cuáles son los cambios que, a su juicio, deben introducirse a la Constitución?
—Primero, definir mejor los derechos de las personas, y establecer cómo se van a cumplir y respetar. Segundo, definir mejor las obligaciones del Estado. ¿Qué obligación tiene con la ciudadanía? Hay muy poco de eso en nuestra Constitución. Tercero, crear mejores mecanismos de participación para que la gente pueda hacer oír su voz con claridad y con más oportunidad. Cuarto, hay que modificar algunos organismos fundamentales de nuestra institucionalidad, que no están funcionando todo lo bien que yo quisiera. Por ejemplo, modernizar la Contraloría General de la República, el Consejo de Defensa del Estado, el Tribunal Constitucional, la Fiscalía, después de toda la experiencia que hemos tenido luego de la reforma procesal penal, modernizar nuestros tribunales, cambiar los mecanismos de designación de fiscales, de jueces, para que obedezcan al mérito y no a otras consideraciones. Establecer mayor responsabilidad del Estado en los equilibrios macroeconómicos y en el buen uso de los recursos públicos, tener mecanismos más exigentes de evaluación del buen uso de los recursos públicos. Mejores mecanismos de transparencia para que los ciudadanos se informen, más participación, son algunas de las líneas que creo que hay que impulsar. Lo vamos a discutir al interior de Chile Vamos y la intención que tengo como Presidente es poder discutirlo y enviar el proyecto al Congreso, que es el lugar donde se tienen que discutir los cambios constitucionales.
Rol de Carabineros: “La prudencia es una gran virtud, pero también hay otro dicho popular que dice que otra cosa es con guitarra”
Sentado en una mesa de trabajo de su despacho, el Presidente cuenta que adoptó seis decisiones la noche del 18 de octubre relativas al cuidado de los derechos humanos. Una de ellas fue convocar a los ministros de Justicia y Defensa, además del jefe de la defensa que había sido recién designado, el general Javier Iturriaga, y otros miembros del altos mandos de las fuerzas de orden y fuerzas militares: dice que les recordó la necesidad de respetar las Reglas de Uso de Fuerza (RUF) y que una vez que se hubiera detenido a una persona se protegiera su integridad física y síquica. Y continúa afirmando que llamó al Instituto Nacional de Derechos Humanos; fortaleció la defensoría pública; estableció una política de transparencia en la información; además de comunicarse con la Fiscalía y Poder Judicial para que estuvieran especialmente atentos y diligentes. Por último, recuerda que se comunicó con la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet y el director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, para solicitarles que enviaran una misión a Chile.
—¿Se han violado los derechos humanos a partir del 18 de octubre?
—Creo que ha habido excesos, abusos, incumplimientos de los protocolos, incumplimiento de las reglas del uso de la fuerza, mal criterio o delitos. Pero eso tiene que ser investigado por la Fiscalía y juzgado por los Tribunales de Justicia.
—¿Por parte de efectivos de Carabineros y las Fuerzas Armadas?
—No soy el juez, pero también observo. La política de nuestro gobierno es simple y clara. Todo hecho que pueda revestir carácter de exceso, abuso, delito o atropellos debe ir directamente a la Fiscalía para que sea investigado. Sí le puedo decir que la cantidad de noticias falsas que han circulado en estas tres semanas es gigantesca, y la cantidad de organismos que quieren promover una imagen falsa, y que entregan videos trucados o intervenidos o incluso videos que han ocurrido en otras partes del mundo y pretenden que ocurrieron en Chile y ahora, es gigantesca. Es una campaña de desinformación monumental, y que muchos medios de comunicación —ahora están mejorando— al principio le daban crédito a todo, y sin ningún filtro lo ponían como si fuera la verdad.
—El ministro Jaime Mañalich dijo que “en varias lesiones desproporcionadas hay violaciones a los derechos humanos”, y sostuvo que Carabineros “podría haber sido más prudente” en el uso de balines y perdigones. ¿Lo comparte?
—La prudencia es una gran virtud, pero también hay otro dicho popular que dice que otra cosa es con guitarra. Me gustaría que los que opinan hubieran estado en la situación en la que han estado algunos carabineros, en que su vida, su integridad física ha estado absolutamente en riesgo porque turbas o grupos de criminales organizados querían quitarles la vida, querían matarlos, y hemos visto poco de eso, ahora estamos empezando a ver más. La prudencia es una gran virtud, y por eso yo digo que si alguna persona no respetó las reglas, cometió exceso, tendrá que ser investigado por la Fiscalía, y los Tribunales tendrán que sancionar y cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades. Pero una cosa muy distinta es la actitud que ha tenido el Gobierno, Carabineros, la Policía de Investigaciones, las Fuerzas Armadas, y este Presidente, que siempre hemos tenido un compromiso y una preocupación fundamental con respetar y proteger los derechos humanos de todos.
—El PC y el Frente Amplio han amenazado con hacer una acusación constitucional en su contra, apelando precisamente a violaciones a derechos humanos.
—No tiene ningún fundamento de ninguna naturaleza. Para mí este es un tema esencial, lo llevo en el alma, por eso en el mismo instante en que firmé el decreto de estado de emergencia, mi preocupación inmediata fue decir voy a tomar todas las precauciones y providencias posibles para que se respeten íntegramente los derechos humanos.
—¿Qué espera usted de la labor de la Fiscalía?
—Que investigue con celo, con urgencia, porque aquí hay una cosa muy importante. Igual como se va a investigar todo atropello, abuso, exceso en materia contra los derechos de las personas, vamos a investigar —y esto sí que es un compromiso fuerte y claro del Presidente—, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que todos los que cometieron estas brutales agresiones, violencia, atentados, los que destruyeron el metro, los supermercados, los establecimientos comerciales de gente humilde de clase media que con tanto esfuerzo había construido su fuente de trabajo; los que destruyeron la infraestructura, los que quemaron municipios. Vamos a investigarlo hasta el fin de los tiempos para entregar todos los antecedentes a la Fiscalía y para que finalmente la justicia pueda juzgar y castigar con severidad ejemplar, porque aquí no va a haber impunidad, aunque nos tome el resto de nuestras vidas. Hemos pedido al Ministerio Público que tome todas las medidas y acciones necesarias para que su acción sea especialmente diligente, oportuna, eficaz. Y ojalá haya fiscales especiales para reinvestigar los casos más graves. Ya se ha avanzado mucho en empezar a identificar a los que fueron los autores de los incendios que destruyeron el metro. Y en eso se está avanzando.
“Estoy más firme que nunca, al pie del cañón”
—Se filtró un audio de su esposa en que habla del difícil momento que vive el país. ¿Cómo le ha afectado a usted en lo personal y en lo familiar esta crisis?
—Ha sido extraordinariamente duro y difícil ver lo que todos hemos visto. Especialmente para un Presidente comprometido con la paz, el diálogo, la unidad, los derechos humanos. Estas han sido semanas en que hemos dormido muy poco y hemos tenido todo tipo de presiones, preocupaciones; hemos tenido que tomar decisiones extraordinariamente difíciles, pero gracias a Dios, en lo personal, la fortaleza física, anímica, emocional y mental no se ha visto afectada. Y estoy aquí, más firme que nunca, al pie del cañón, tratando de conducir este barco en medio de esta brutal tormenta, por los caminos que nos lleven a un buen puerto, y no permitir que caiga a la deriva o zozobre por la acción de la violencia, la demagogia o el populismo.
Las definiciones del mandatario ante la crisis
La paradoja
“Estamos viviendo una paradoja. Los últimos 30 años fueron el período más fecundo y exitoso de la sociedad chilena en todos los campos. Recuperamos la democracia, multiplicamos por cinco nuestro ingreso per cápita, reducimos la pobreza del 60% a menos del 10%. Y, sin embargo, en las últimas tres semanas hemos vivido el período de mayor violencia y destrucción. Tenemos que tratar de entender qué nos pasó y qué lecciones tenemos que aprender. Esto viene acumulándose hace décadas, hay que tener mucha humildad y sensibilidad para entender lo que la gente nos está diciendo. Esto no se produce por el alza de 30 pesos en el metro, esto se viene acumulando quizás hace 30 años y esto no se va a resolver en 30 días”.
Los tres fenómenos
“En estas semanas hemos observado tres grandes fenómenos. Por una parte, hemos visto una ola de violencia, de destrucción, confrontación, nunca antes conocida en Chile. La segunda situación, muy distinta, de otra naturaleza, son los millones y millones de chilenos que se han manifestado y que han protestado pidiendo esencialmente un país más justo, con menos desigualdades, con mayor igualdad de oportunidades, con menos privilegios y abusos, con mayor movilidad social. Y a ese grupo le hemos prestado mucha atención. Y en tercer lugar, los chilenos, además de estas demandas sociales, están pidiendo mayor participación, quieren ser protagonistas de su propia vida y del destino de su propio país”.
Tras los actos de violencia
“Hay distintos grupos. Están los delincuentes de siempre, los narcos, los anarquistas, pero hay algo más, yo creo que hay algo más, porque nunca habíamos visto la capacidad destructiva que han demostrado algunos grupos. (…) Aquí hay muchas hipótesis, hemos recibido mucha información de gobiernos extranjeros, de la OEA, y nuestro sistema de inteligencia, que entre paréntesis no está funcionando bien y requiere una profunda reforma. Toda la información que hemos reunido se la hemos entregado a la fiscalía para que investigue”.