Uno de los piques por donde saldrán los gases contaminantes desde el interior del viaducto se está construyendo entre el hito urbano y el Parque Bicentenario.
El año pasado fue el aspecto de la ladera sur del cerro San Cristóbal el que llamó la atención de vecinos y urbanistas. La apertura de un camino de servicio fue duramente criticada por la apariencia deforestada y agrietada que dejó en el hito urbano, y que se puede observar desde distintos puntos de Providencia.
Sin embargo, expertos ahora advierten sobre una nueva obra en el Parque Metropolitano que, según plantean, provocará daños en su ecosistema.
Se trata de una de las “chimeneas” o piques de ventilación que tendrá la Autopista Vespucio Sur (AVO), que pasará por debajo del cerro desde el sector de La Pirámide y conectará con la futura autopista a la altura del Puente Centenario, en Vitacura.
Inquietudes
La construcción del ducto lleva 80% de avance y para concretarlo se expropiaron 3.610 metros cuadrados del Parque Metropolitano, justo a la altura del Parque Bicentenario.Desde AVO aseguran que la faena permitirá que los gases que salgan desde el túnel “se dispersen sin causar mayor afectación en su entorno. De hecho, esta zona, colindante con la autopista Costanera Norte, ya está intervenida y la presencia de flora y fauna es muy reducida”.
Sin embargo, expertos tienen otra opinión respecto del impacto que producirá la “chimenea”.
El ingeniero en transporte y miembro del Núcleo Milenio Movyt, Ariel López, plantea que como esa ventilación es la única entre la entrada al túnel, en La Pirámide, y el río Mapocho, tendrá un alto caudal de contaminantes que estarán concentrados en los primeros 3,3 kilómetros del viaducto, ya que desde Américo Vespucio Norte estas salidas están a menor distancia unas con otras.
En esa línea, plantea que hay una disparidad en las exigencias medioambientales que se les han hecho a las diferentes autopistas urbanas de la capital: “Junto a Rodrigo Quijada (miembro de la Comisión por un Transporte Justo) solicitamos al Comité de Ministros que esas tomas fueran monitoreadas con un sensor que cuantificara la contaminación que saldrá, pero se negaron a que AVO lo tenga que hacer; entonces, no vamos a saber cuántos contaminantes saldrán de allí”.
Esto, señala, sí se les exigió años atrás a autopistas como Costanera Norte, con tal de medir el impacto que los gases expulsados por los automóviles causan al medio ambiente.
Aunque en esta oportunidad esta medición no se realizará, la coordinadora general de Muévete y miembro del Consejo de la Sociedad Civil (Cosoc) del Parque Metropolitano, Sandra Aguilera, señala que “no hay que ser muy docto para entender que va a haber un impacto dado el volumen de vehículos que va a recibir ese túnel”.
Agrega que por ese sector transitan ciclistas que usan el nuevo sendero metropolitano del parque, además de quienes visitan los jardines Japonés y Botánico Chagual, y el Parque Bicentenario de Vitacura.
“El mismo cerro va taponear la evacuación de gases que va a existir ahí; entonces, hay un peligro latente de que el gran pulmón verde de Santiago se está viendo perjudicado, cuando en tiempos de crisis climática deberíamos ser el camino inverso”.