Jacqueline Van Rysselberghe llegó este lunes apurada a La Moneda. Entró al Patio
de los Cañones poco antes de que el Presidente Piñera bajara desde su despacho
para encabezar la ceremonia en que firmó el proyecto de reforma constitucional que
autoriza el plebiscito de abril próximo para consultar si los chilenos y chilenas
quieren si o no una nueva Constitución, un tema que mantiene congeladas la
participación de la UDI en el bloque oficialista Chile Vamos.
Hasta ahí, todo más o menos normal.
Y no los saludó, en un ejemplo perfecto de lo que significa la ley de hielo.
Horas más tarde, Mario Desbordes, el desairado presidente de RN, responde al teléfono:
"Supongo que ella no nos vio. No le doy más relevancia que eso".
Antes del acto en La Moneda, el diputado fue criticado por la presidenta de la UDI luego que este último calificara (el fin de semana) como "pataleta" la decisión del partido sobre congelar su participación en Chile Vamos.
"Había un cierto airecillo de machismo en las declaraciones de Desbordes. Eso de pataleta me da la impresión que es una descalificación personal machista", aseguró la parlamentaria en entrevista con Cooperativa.
"Creo que es el peor de los momentos para tomar una decisión así. Ahora en Navidad, que son días de reflexión espero reflexionen (la UDI) para poner fin a esta crisis que no tiene razón de ser", dice Desbordes.
Un testigo silencioso del impasse protocolar fue el diputado RN Gonzalo Fuenzalida, quien se encontraba sentado unas filas más atrás. Desde ahí pudo presenciar lo que pasaba en primera fila.
"Los modales son los que mantienen a una sociedad unida, decía Jane Austen, pero tampoco hay que pensar que fue una actitud de mala fe. Ella pudo haber estado apurada en ese momento. No entiendo bien la razón de por qué tanta molestia, pero esperemos que sea algo momentáneo", comenta Fuenzalida.
Hasta ahí, todo más o menos normal.
¿Viene el saludo?
Junto al ministro de Interior Gonzalo Blumel, el presidente de RN Mario Desbordes y Hernán Larraín Matte, mandamás de Evópoli, conversaban sobre las manifestaciones del viernes pasado en la primera fila de asientos que estaba reservada para los presidentes de partidos, cuando Van Rysselberghe entró. Ella se acercó a los asientos a saludar a los senadores Francisco Chahuán y Felipe Harboe, verificó si alguna de ellas tenía su nombre y entonces vio a Blumel, Desbordes y Larraín Matte. Van Rysselberghe apuró la marcha, mientras los ojos de Desbordes y Blumel se pegaron a los de ella. Van Rysselberghe se pegó a la pantalla de su celular y pasó como si no hubiese habido un alma allí.Y no los saludó, en un ejemplo perfecto de lo que significa la ley de hielo.
¿Desaire?
El ministro Blumel, el mandamás Desbordes y el timonel Larraín Matte se quedaron quietos, como pintados. Pudieron ver que inmediatamente después del impasse Jacqueline Van Rysselberghe le daba un beso en la mejilla al ministro de Segpres Felipe Ward, que estaba ubicado metros más adelante.Horas más tarde, Mario Desbordes, el desairado presidente de RN, responde al teléfono:
"Supongo que ella no nos vio. No le doy más relevancia que eso".
Antes del acto en La Moneda, el diputado fue criticado por la presidenta de la UDI luego que este último calificara (el fin de semana) como "pataleta" la decisión del partido sobre congelar su participación en Chile Vamos.
"Había un cierto airecillo de machismo en las declaraciones de Desbordes. Eso de pataleta me da la impresión que es una descalificación personal machista", aseguró la parlamentaria en entrevista con Cooperativa.
"Creo que es el peor de los momentos para tomar una decisión así. Ahora en Navidad, que son días de reflexión espero reflexionen (la UDI) para poner fin a esta crisis que no tiene razón de ser", dice Desbordes.
Unidad
"La unidad de Chile Vamos es fundamental. Necesitamos restablecer relaciones, porque el gobierno lo requiere también. Yo, después igual tuve la oportunidad de estar con Jacqueline y la saludé. Nos sentamos al lado", agrega como dato el presidente de Evópoli Hernán Larrían Matte.Un testigo silencioso del impasse protocolar fue el diputado RN Gonzalo Fuenzalida, quien se encontraba sentado unas filas más atrás. Desde ahí pudo presenciar lo que pasaba en primera fila.
"Los modales son los que mantienen a una sociedad unida, decía Jane Austen, pero tampoco hay que pensar que fue una actitud de mala fe. Ella pudo haber estado apurada en ese momento. No entiendo bien la razón de por qué tanta molestia, pero esperemos que sea algo momentáneo", comenta Fuenzalida.