La sede nacional del Colegio de Arquitectos, un edificio de tres pisos construido en
1920, está a un paso de la Plaza Baquedano y ha sufrido con la violencia que se
cuela en las manifestaciones pacíficas. "Nos han rayado, nos han quebrado los
vidrios. Hemos encontrado bombas lacrimógenas en los balcones, algunas
estalladas y otras sin estallar. Hemos recibido amenazas. Por redes sociales han
dicho que nos van a saquear", cuenta Humberto Eliash, presidente del Colegio de
Arquitectos.
Sus reflexiones, sin embargo, van más allá del epicentro del estallido social. "Lo digo con estas palabras: las ciudades chilenas son una máquina de segregación social, son de una eficiencia increíble para segregar socialmente. Hay muros invisibles que van separando una capa social de otra. Hay muchas injusticias", detalla.
-¿Qué pasa con el patrimonio que se ha destruido?
-Hay patrimonio que habrá que reconstruir y otro que habrá que resignificar. Hay muchos lugares, como la misma Plaza Baquedano, que la ciudadanía quiere llamar Plaza de la Dignidad. En Santiago y en regiones, hay lugares que, producto de esta crisis social tan profunda que vivimos, no va a haber que reconstruirlos tal cual, va a haber que pensar de qué manera se resignifican sus nombres, sus ubicaciones, la gente que los usa.
-¿Está de acuerdo con cambiar el nombre de la Plaza Baquedano?
-Estoy de acuerdo con repensarlo. Ha tenido como cuatro nombres y bien podría tener un quinto. Si eso se determina democráticamente y por mayoría, voy a apoyarlo, de todas maneras. Si es Dignidad, voy a apoyar ese nombre.
-¿Cómo debiera reconstruirse la Plaza Baquedano? ¿Qué le haría usted?
-Creo que hay que mantenerla como un lugar de manifestaciones ciudadanas. Debe permitir múltiples manifestaciones, culturales, deportivas, ciudadanas, políticas, y que compatibilice su diseño con el transporte. Que a lo mejor el transporte pase a otro nivel o por otra parte. Que una manifestación ciudadana o la final de la Copa Libertadores no interrumpa el tránsito. El elemento verde también debiera repensarse, para que se unan el Parque Forestal con el Parque Bustamante y con el otro lado del río. Que la plaza esté pensada para que la ciudadanía se pueda expresar en forma democrática. Hay que hacerla menos vulnerable.
-¿Habría que sacar el general Baquedano?
-Es una decisión que tiene que tomar la ciudadanía. Creo que debiera salir y debiera dar paso a una figura más convocante, que genere más consenso. Hoy día, un general, un militar, creo que no provoca ese consenso. La plaza debiera tener un símbolo que nos represente, quizás no a todos los santiaguinos, sino que a todos los chilenos, porque es una plaza cuyo valor trasciende a la pura ciudad de Santiago.
Sus reflexiones, sin embargo, van más allá del epicentro del estallido social. "Lo digo con estas palabras: las ciudades chilenas son una máquina de segregación social, son de una eficiencia increíble para segregar socialmente. Hay muros invisibles que van separando una capa social de otra. Hay muchas injusticias", detalla.
-¿Qué pasa con el patrimonio que se ha destruido?
-Hay patrimonio que habrá que reconstruir y otro que habrá que resignificar. Hay muchos lugares, como la misma Plaza Baquedano, que la ciudadanía quiere llamar Plaza de la Dignidad. En Santiago y en regiones, hay lugares que, producto de esta crisis social tan profunda que vivimos, no va a haber que reconstruirlos tal cual, va a haber que pensar de qué manera se resignifican sus nombres, sus ubicaciones, la gente que los usa.
-¿Está de acuerdo con cambiar el nombre de la Plaza Baquedano?
-Estoy de acuerdo con repensarlo. Ha tenido como cuatro nombres y bien podría tener un quinto. Si eso se determina democráticamente y por mayoría, voy a apoyarlo, de todas maneras. Si es Dignidad, voy a apoyar ese nombre.
-¿Cómo debiera reconstruirse la Plaza Baquedano? ¿Qué le haría usted?
-Creo que hay que mantenerla como un lugar de manifestaciones ciudadanas. Debe permitir múltiples manifestaciones, culturales, deportivas, ciudadanas, políticas, y que compatibilice su diseño con el transporte. Que a lo mejor el transporte pase a otro nivel o por otra parte. Que una manifestación ciudadana o la final de la Copa Libertadores no interrumpa el tránsito. El elemento verde también debiera repensarse, para que se unan el Parque Forestal con el Parque Bustamante y con el otro lado del río. Que la plaza esté pensada para que la ciudadanía se pueda expresar en forma democrática. Hay que hacerla menos vulnerable.
-¿Habría que sacar el general Baquedano?
-Es una decisión que tiene que tomar la ciudadanía. Creo que debiera salir y debiera dar paso a una figura más convocante, que genere más consenso. Hoy día, un general, un militar, creo que no provoca ese consenso. La plaza debiera tener un símbolo que nos represente, quizás no a todos los santiaguinos, sino que a todos los chilenos, porque es una plaza cuyo valor trasciende a la pura ciudad de Santiago.