La sexta versión del Campeonato Mundial Femenino de Surf (Maui and Sons
Pichilemu Women's Pro by Royal Guard) comienza este viernes en Pichilemu, pero se
iba disputar a comienzos de noviembre, aprovechando el fin de semana largo. Como
en muchas otras actividades, el estallido social que comenzó el 18 de octubre
postergó todos los planes. Y ahí quedaron, inútiles y botados, afiches, auspicios,
pasajes y dinero.
"Fue terrible. Por suerte pudimos hacerlo ahora. Todas las competidoras tuvieron que cambiar pasajes, otras cancelaron, algunas se volvieron a inscribir, perdimos pasajes de gente que traemos de la World Surf League (WSL), nos quedamos con las gráficas impresas, perdimos todo el plan de comunicación. Después, el cambio del dólar nos afectó mucho, como entregamos 10.000 dólares en premios y pagamos algunas cosas en dólares, estabamos esperando que bajara de 740 pesos. Al final, tuvimos que cerrar en 808 pesos", enumera Trinidad Segura, surfista y organizadora de esta ya tradicional competencia.
La emergencia, en todo caso, no afectó su embarazo de seis meses que este año la obligará a quedarse mirando a sus colegas desde la costa. Emma se llamará la heredera de la surfista y debiera nacer entre febrero y marzo. El médico le prohibió sufear, más que nada por el peligro de alguna caída. Entrar al mar no es problema, como lo atestigua la imagen que ilustra esta nota.
"Yo andaba bien sensible por esto mismo, porque le entregó mucha energía al campeonato. Trabajo ocho meses en la organización de este evento y no pude vivir mi embarazo. Pero me he sentido bien, trabajando sin parar, tratando de seguir mis prácticas de yoga", cuenta.
-¿Ha tenido alguna complicación con el embarazo?
-No, nada. Tengo seis meses, estoy muy gorda y haciendo algo de longboard. Pero una vez que termine el campeonato, me quedaré más tranquila y podré disfrutar del embarazo, darle al emprendimiento de arriendos en Cahuil (cerca de Pichilemu), los retiros de yoga y surf, porque hay muchas niñas interesadas en salir de Santiago e ir a la playita a salir del estrés y desconectarse.
-¿Se escuchan campanas de boda en el horizonte cercano?
-Jajajá. A ver si ahora me piden... No, todo bien. Vivo con mi pololo, Guillermo, que trabaja en la corredora de propiedades Engel & Vôlckers en esta misma zona. También es fanático del surf, casi más que yo, así que nos complementamos.
-¿Cómo fue el momento en que supo la noticia? ¿La pilló por sorpresa?
-Igual fue como de repente. Pero yo ya quería tener hijos. Tengo 30 años y prefiero ser mamá no tan vieja por el cuento de la energía y para poder crecer con ella.
-No es muy raro imaginarse qué va a ser ella.
-Con dos papás surfistas, capaz que con Emma tengamos una rider de olas grandes.
"Fue terrible. Por suerte pudimos hacerlo ahora. Todas las competidoras tuvieron que cambiar pasajes, otras cancelaron, algunas se volvieron a inscribir, perdimos pasajes de gente que traemos de la World Surf League (WSL), nos quedamos con las gráficas impresas, perdimos todo el plan de comunicación. Después, el cambio del dólar nos afectó mucho, como entregamos 10.000 dólares en premios y pagamos algunas cosas en dólares, estabamos esperando que bajara de 740 pesos. Al final, tuvimos que cerrar en 808 pesos", enumera Trinidad Segura, surfista y organizadora de esta ya tradicional competencia.
La emergencia, en todo caso, no afectó su embarazo de seis meses que este año la obligará a quedarse mirando a sus colegas desde la costa. Emma se llamará la heredera de la surfista y debiera nacer entre febrero y marzo. El médico le prohibió sufear, más que nada por el peligro de alguna caída. Entrar al mar no es problema, como lo atestigua la imagen que ilustra esta nota.
"Yo andaba bien sensible por esto mismo, porque le entregó mucha energía al campeonato. Trabajo ocho meses en la organización de este evento y no pude vivir mi embarazo. Pero me he sentido bien, trabajando sin parar, tratando de seguir mis prácticas de yoga", cuenta.
-¿Ha tenido alguna complicación con el embarazo?
-No, nada. Tengo seis meses, estoy muy gorda y haciendo algo de longboard. Pero una vez que termine el campeonato, me quedaré más tranquila y podré disfrutar del embarazo, darle al emprendimiento de arriendos en Cahuil (cerca de Pichilemu), los retiros de yoga y surf, porque hay muchas niñas interesadas en salir de Santiago e ir a la playita a salir del estrés y desconectarse.
-¿Se escuchan campanas de boda en el horizonte cercano?
-Jajajá. A ver si ahora me piden... No, todo bien. Vivo con mi pololo, Guillermo, que trabaja en la corredora de propiedades Engel & Vôlckers en esta misma zona. También es fanático del surf, casi más que yo, así que nos complementamos.
-¿Cómo fue el momento en que supo la noticia? ¿La pilló por sorpresa?
-Igual fue como de repente. Pero yo ya quería tener hijos. Tengo 30 años y prefiero ser mamá no tan vieja por el cuento de la energía y para poder crecer con ella.
-No es muy raro imaginarse qué va a ser ella.
-Con dos papás surfistas, capaz que con Emma tengamos una rider de olas grandes.