-¿Cómo se dio todo?
-Yo viajé a Europa con una amiga en septiembre. En Florencia un amigo nos recomendó varios restaurantes y no sé por qué elegí al que fuimos esa noche. Ahí estaba Ergi esperando mesa con otro amigo. Nos vimos y fue un flechazo instantáneo. Imagínate que llevaba más de un año y medio sin pareja, sin nada. Desde que me separé de Daniel (Valenzuela), así que viajé con pocas expectativas. Esa noche quedamos sentados en mesas vecinas y terminamos charlando. Luego nos fuimos a tomar algo, salimos a bailar y yo pensé que todo quedaría ahí. Pero él se enganchó. Al otro día me fue a buscar, cenamos, después me siguió a Roma y así. Ya llevamos dos meses. No sé qué irá a pasar.
-No debe ser fácil tener un pololeo a tanta distancia.
-Nunca tuve un pololeo así, porque no creo en los amores a distancia. Soy desconfiada, me cuesta esto, pero la verdad es que estamos muy enamorados los dos. Yo debo ser sincera: acáél la rema más que yo. Yo habría terminado hace rato, pero Ergi no me deja. Varias veces le dije por teléfono que termináramos, porque no quiero sufrir, pero él insistió que no. Creo que ahora viene nuestra verdadera prueba. Yo estoy con laburo y tengo que aprovechar el verano para presentarme en un par de festivales y hacer los eventos que pueda. Él tiene su restaurante de comida italiana en Florencia, tampoco puede faltar tanto. Veremos si en febrero yo me puedo escapar unos días a Italia.
Durante la estadía de Ergi en Chile, la pareja aprovechó de pasear. "Le hice un tour por las playas de la costa central. Desde Zapallar hasta Valparaíso, mi ciudad favorita del mundo (...) Quisimos disfrutar el principio sin amargarnos pensando en lo que vendría, pero claro, en algún momento nos sentamos a charlar. Cuando nos conocimos él me habló de venir y hacer un negocio acá, pero con las actuales circunstancias del país no sé si es como para que se arriesgue a invertir. Tampoco sé si vale la pena que yo deje todo por amor e irme a Italia".
-Difícil decisión.
-Ay imagínate. Llevo siete años rompiéndome el lomo en Chile, apostando y cuando me empieza a ir bien aparece esta oportunidad. Pero también a mis 40 años y después de dedicarme tanto a mi carrera, me dan ganas de apostar por el amor y formar una familia.
Cuando Yamila habla de familia aclara que incluye "tener hijos. No quiero ser madre soltera, quiero un compañero, casarme. Ergi es familiero, honesto, transparente, muy esforzado, manejamos los mismos códigos, quiere lo mismo que yo y eso me tiene el corazón contento. Es un tipo que me llena de amor, que no se queda sólo en el verso".