Matías Gajardo, hijo de padres comerciantes, asume que su familia influyó en lo que
quería para su futuro: negocios. Entró a estudiar Ingeniería Comercial, dice, "con la
esperanza de aprender a emprender". Y si bien cree que la universidad fue un gran
impulso, no es el único camino para tener una empresa propia.
"En la práctica está la clave. Así como no te salen abdominales leyendo un libro, no se aprende a emprender haciendo ecuaciones", define.
Tras titularse, Matías no tenía plata. Con un amigo se instalaron de limpiavidrios en los semáforos y se hicieron notar de inmediato: vestían bien, bromeaban con los choferes y limpiaban con toalla nova. Tras un mes, consiguieron ganar $800.000 cada uno. "Hasta nos hicieron un reportaje en el diario", recuerda.
La experiencia de ensuciarse las manos le sirvió para entender el valor de la estrategia en un emprendimiento. "Pero también debe haber un propósito, algo que te apasione. Como limpiar vidrios no nos apasionaba, abandonamos al poco tiempo", cuenta.
Después de un tiempo, de nuevo no tenía plata. "Pero la escasez agudiza al ingenio", afirma. Como a Matías le motivaba el cuidado de la naturaleza, vio un recurso en el basura. Así, junto a Daniela Carvajal, fundó Convictus, donde fabrican lámparas bien onderas en base a material reciclado. A través de sus redes sociales (@matiasemprendedor en Instagram) aconseja cómo circular por el mundo del emprendimiento; también hace cursos, charlas, seminarios y talleres para enseñar cómo surgir. "Solo el 2019 capacité a poco más de 1.800 personas", calcula.
En sus cursos el énfasis está en las redes sociales, que cree son claves para cualquiera que hoy quiera montar una empresa. "Todos tenemos la posibilidad -si se hacen las cosas bien y sin esfuerzos demasiado extraordinarios- de tener 15.000 seguidores activos que vean nuestro producto o el mensaje que tenemos para entregar".
-Das consejos pocos convencionales, como que es posible emprender y dormir harto.
-Es que me encanta dormir. El mundo del emprendimiento está lleno de clichés que en realidad no le hacen bien a nadie. Te dicen que si quieres ser un emprendedor de éxito debes levantarte a las 5 de la mañana, leer un libro a la semana y hacer deporte como si fueras Usain Bolt. Pero luego conoces gente que ha alcanzado eso que tú llamas éxito y que no necesariamente ha seguido esas recetas. Ahí te das cuenta de que las recetas no existen para todos y que somos seres individuales que funcionan diferente.
-Hay una gran línea de negocios en torno al reciclaje y los desechos. ¿Por qué crees que el futuro va por ahí?
-El reciclaje pasó de ser un plus a algo estrictamente necesario. Simplemente ya no hay una forma distinta de crear una empresa que no sea sustentable, o al menos que no afecte considerablemente al medio ambiente. Existe una nueva ola de emprendedores y emprendedoras que buscan impactar con un aporte en lo sustentable y lo social.
-Tú has dicho que, aunque falten las lucas, prefieres tener un trabajo independiente que tener empleador. ¿Por qué?
-Se trata de tener la posibilidad de desarrollarse con libertad. Yo decidí emprender simplemente porque no encontré una empresa que se ajustara a mis necesidades de desarrollo, propósito y mi forma de querer contribuir. Esa libertad y el sentir que estás siendo un aporte para mí es prácticamente impagable.
Varela subraya que equivocarse es humano; acabar en una carrera que a uno no le gusta, dice, no tiene por qué ser un desperdicio. "Siempre es bueno ver el vaso medio lleno y sacar provecho de las experiencias. Desde este punto de vista, si es posible se recomienda terminar los cursos y no dejarlos". ¿La clave? Nunca desaprovechar las redes de contacto que se generan en la educación superior. La universidad, recalca, no es más que un paso hacia el mundo laboral a futuro: "Son solo bases que apuntan a tener mayor amplitud de visión y tecnicismo en determinados temas. El desempeño de un rol en una organización pone a prueba muchos desafíos, competencias y funciones totalmente diferentes y nuevas a las vistas en la universidad y que se aprenden directamente ejerciendo la profesión".
"En la práctica está la clave. Así como no te salen abdominales leyendo un libro, no se aprende a emprender haciendo ecuaciones", define.
Tras titularse, Matías no tenía plata. Con un amigo se instalaron de limpiavidrios en los semáforos y se hicieron notar de inmediato: vestían bien, bromeaban con los choferes y limpiaban con toalla nova. Tras un mes, consiguieron ganar $800.000 cada uno. "Hasta nos hicieron un reportaje en el diario", recuerda.
La experiencia de ensuciarse las manos le sirvió para entender el valor de la estrategia en un emprendimiento. "Pero también debe haber un propósito, algo que te apasione. Como limpiar vidrios no nos apasionaba, abandonamos al poco tiempo", cuenta.
Después de un tiempo, de nuevo no tenía plata. "Pero la escasez agudiza al ingenio", afirma. Como a Matías le motivaba el cuidado de la naturaleza, vio un recurso en el basura. Así, junto a Daniela Carvajal, fundó Convictus, donde fabrican lámparas bien onderas en base a material reciclado. A través de sus redes sociales (@matiasemprendedor en Instagram) aconseja cómo circular por el mundo del emprendimiento; también hace cursos, charlas, seminarios y talleres para enseñar cómo surgir. "Solo el 2019 capacité a poco más de 1.800 personas", calcula.
En sus cursos el énfasis está en las redes sociales, que cree son claves para cualquiera que hoy quiera montar una empresa. "Todos tenemos la posibilidad -si se hacen las cosas bien y sin esfuerzos demasiado extraordinarios- de tener 15.000 seguidores activos que vean nuestro producto o el mensaje que tenemos para entregar".
-Das consejos pocos convencionales, como que es posible emprender y dormir harto.
-Es que me encanta dormir. El mundo del emprendimiento está lleno de clichés que en realidad no le hacen bien a nadie. Te dicen que si quieres ser un emprendedor de éxito debes levantarte a las 5 de la mañana, leer un libro a la semana y hacer deporte como si fueras Usain Bolt. Pero luego conoces gente que ha alcanzado eso que tú llamas éxito y que no necesariamente ha seguido esas recetas. Ahí te das cuenta de que las recetas no existen para todos y que somos seres individuales que funcionan diferente.
-Hay una gran línea de negocios en torno al reciclaje y los desechos. ¿Por qué crees que el futuro va por ahí?
-El reciclaje pasó de ser un plus a algo estrictamente necesario. Simplemente ya no hay una forma distinta de crear una empresa que no sea sustentable, o al menos que no afecte considerablemente al medio ambiente. Existe una nueva ola de emprendedores y emprendedoras que buscan impactar con un aporte en lo sustentable y lo social.
-Tú has dicho que, aunque falten las lucas, prefieres tener un trabajo independiente que tener empleador. ¿Por qué?
-Se trata de tener la posibilidad de desarrollarse con libertad. Yo decidí emprender simplemente porque no encontré una empresa que se ajustara a mis necesidades de desarrollo, propósito y mi forma de querer contribuir. Esa libertad y el sentir que estás siendo un aporte para mí es prácticamente impagable.
Estudiar siempre sirve
Carolina Varela, directora de Servicio y Calidad de la empresa de recursos humanos Adecco Chile, cree que antes de escoger una carrera hay que informarse bien. "Es importante investigar el campo que hay en determinada área, las bandas salariales de mercado y qué tipo de actividades se desempeñan. Es recomendable preguntarles a personas que estudian en esas áreas y averiguar sus experiencias y sus desafíos", sugiere.Varela subraya que equivocarse es humano; acabar en una carrera que a uno no le gusta, dice, no tiene por qué ser un desperdicio. "Siempre es bueno ver el vaso medio lleno y sacar provecho de las experiencias. Desde este punto de vista, si es posible se recomienda terminar los cursos y no dejarlos". ¿La clave? Nunca desaprovechar las redes de contacto que se generan en la educación superior. La universidad, recalca, no es más que un paso hacia el mundo laboral a futuro: "Son solo bases que apuntan a tener mayor amplitud de visión y tecnicismo en determinados temas. El desempeño de un rol en una organización pone a prueba muchos desafíos, competencias y funciones totalmente diferentes y nuevas a las vistas en la universidad y que se aprenden directamente ejerciendo la profesión".