Cerca de 42.000 estudiantes no pudieron rendir la PSU de Lenguaje y de Ciencias
este lunes, por diversas manifestaciones en locales a lo largo del país. Y este
martes, los 202.000 que rendirían la prueba optativa de Historia, no pudieron darla
porque el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) la
suspendió en todo el país a causa de la filtración de un facsímil.
Hasta el cierre de esta edición aún no se sabía cuándo y en qué condiciones se reprogramarán las pruebas pendientes. La única certeza es que la PSU 2019 será recordada como una de las evaluaciones más accidentadas desde su implementación el 2003.
El problema es que todo eso afectará inevitablemente a los alumnos. Y tal vez a su desempeño.
Juan Cristóbal Castro, investigador del Instituto de Estudios Avanzados en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, dice que "dada la contingencia, claramente hay una desventaja para los alumnos que rindan la PSU este año en relación a evaluaciones anteriores. La evidencia muestra que en estas condiciones les debería ir peor que en un ambiente seguro, donde saben que podrán iniciar la prueba y terminarla".
Liberarse del estudio. La teoría de la carga negativa, dicen los especialistas, sugiere evitar esa práctica conocida como calentar la materia. No es recomendable usar estos días para repasar o intentar aprender nuevos contenidos a última hora. Juan Cristóbal Castro explica la teoría: "Cuando uno aprende, está utilizando la memoria de trabajo para hacerlo, que es como un computador o procesador que tenemos en la mente y que sirve para estudiar y aprender. Esta memoria de trabajo es muy limitada, por lo que no podemos aprender muchas cosas en poco tiempo. Si estudiamos dos días antes de la prueba se gastará la memoria de trabajo y llegarán a la rendición con poca capacidad de procesamiento mental".
Si a eso se suma el componente de ansiedad de los estudiantes, dice Castro, la cosa se pone aún más compleja. "Ellos están con un nivel elevado de ansiedad, que limita aún más la memoria de trabajo, porque están destinando los recursos de la mente en preocuparse y no en rendir una buena prueba".
Carretear con freno de mano. No se trata de que el carrete o la fiesta sean malos en sí mismos, dice Véliz. El problema es que pueden afectar las horas de sueño y el descanso de los estudiantes. "Una cosa es salir y juntarse con los amigos y otra es salir a consumir alcohol o drogas, lo que es contraproducente en momentos de angustia o ansiedad. Eso no implica que no puedan juntarse con sus amigos o salir y distraerse, pero en estas condiciones de incertidumbre es mejor alejarse del consumo de alcohol, drogas o medicamentos", comenta la investigadora.
Lo recomendable es tener un margen de al menos dos días, aporta Castro. "Si el carrete no te deja descansar y dormir lo suficiente, así como cualquier otra actividad que te lo impida, será malo. Cualquier distracción está bien si no toca tus horas de sueño. La recomendación más importante es dormir bien", dice.
Preocuparse de dormir bien. En la misma línea, el doctor Bernardo Pacheco, siquiatra de niños y adolescentes y académico del Departamento de Siquiatría de la Universidad Católica, recomienda a los estudiantes cuidar sagradamente las horas de sueño. "Los últimos tres días se sugiere que se acuesten temprano y duerman las horas prudentes. Es importante regular los ciclos circadianos para funcionar mejor en términos cognitivos. Dormir bien es relevante para el ánimo, porque los ciclos circadianos y la parte afectiva están regulados por dormir bien, lo que significa ojalá durante ocho horas. Y dormir en horas nocturnas más que de día. Es mejor dormir de doce a ocho de la mañana que hacerlo desde las dos de la madrugada hasta las diez de la mañana". Además, acota el doctor, "dormir bien regula las funciones cognitivas, aquellas funciones que permiten a las personas concentrarse, organizar los pensamientos, planificar con organización. Cuando uno duerme poco se endentecen esos procesos"
Privilegiar la comida hogareña. Camilo Aburto, académico de la facultad de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, aconseja que los estudiantes sigan su alimentación normal y no realicen dietas de última hora, ni incorporen alimentos que no son habituales para ellos. "Deben evitar consumir altas dosis de cafeína, la comida rápida que tiene un alto contenido de grasas trans y sodio -específicamente la comida china-, el ají y cualquier salsa que sea picante", plantea. Además, sugiere que existen algunos alimentos que "tienen ciertos aminoácidos que podrían mejorar cierta capacidad del aprendizaje. Hay evidencia en relación a las carnes magras y su contribución en la concentración. Lo mismo que frutas como el plátano, la palta y frutos secos". También es importante hidratarse antes y después de rendir la prueba. "Una buena idea, además del agua, son las aguas de hierbas, idealmente con cáscaras de fruta o una limonada, porque la deshidratación puede influir en la desconcentración", acota Aburto.
Apapachar a los jóvenes. La investigadora Daniela Véliz plantea que no solo los estudiantes sino también sus familias deben tolerar las consecuencias de la reprogramación de la PSU, incluyendo las fechas de las vacaciones. "Hay que tratar de ser lo más flexibles posible, entendiendo que este es un hecho que está fuera del control y manejo de ellos. Dada la contingencia tampoco podemos asegurar que esa nueva planificación de la PSU se cumpla con normalidad. Las familias deben conversar con los estudiantes y contenerlos y ayudarlos a tolerar la incertidumbre. Ellos partieron pensando que la prueba sería en noviembre, luego se aplazó a diciembre, ahora enero y no sabemos para cuándo se va a reagendar", comenta la académica.
Hasta el cierre de esta edición aún no se sabía cuándo y en qué condiciones se reprogramarán las pruebas pendientes. La única certeza es que la PSU 2019 será recordada como una de las evaluaciones más accidentadas desde su implementación el 2003.
El problema es que todo eso afectará inevitablemente a los alumnos. Y tal vez a su desempeño.
Juan Cristóbal Castro, investigador del Instituto de Estudios Avanzados en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, dice que "dada la contingencia, claramente hay una desventaja para los alumnos que rindan la PSU este año en relación a evaluaciones anteriores. La evidencia muestra que en estas condiciones les debería ir peor que en un ambiente seguro, donde saben que podrán iniciar la prueba y terminarla".
¿Cómo enfrentar este proceso sin terminar perjudicado?
Daniela Véliz, investigadora del Núcleo Milenio Experiencia de los Estudiantes de la Educación Superior y académica de la facultad de educación de la Universidad Católica, dice que "ahora hay un estrés mucho más importante del que había este lunes, porque adicionalmente existe incertidumbre. Sin duda será una PSU con bastante más estrés que en años anteriores".Liberarse del estudio. La teoría de la carga negativa, dicen los especialistas, sugiere evitar esa práctica conocida como calentar la materia. No es recomendable usar estos días para repasar o intentar aprender nuevos contenidos a última hora. Juan Cristóbal Castro explica la teoría: "Cuando uno aprende, está utilizando la memoria de trabajo para hacerlo, que es como un computador o procesador que tenemos en la mente y que sirve para estudiar y aprender. Esta memoria de trabajo es muy limitada, por lo que no podemos aprender muchas cosas en poco tiempo. Si estudiamos dos días antes de la prueba se gastará la memoria de trabajo y llegarán a la rendición con poca capacidad de procesamiento mental".
Si a eso se suma el componente de ansiedad de los estudiantes, dice Castro, la cosa se pone aún más compleja. "Ellos están con un nivel elevado de ansiedad, que limita aún más la memoria de trabajo, porque están destinando los recursos de la mente en preocuparse y no en rendir una buena prueba".
Carretear con freno de mano. No se trata de que el carrete o la fiesta sean malos en sí mismos, dice Véliz. El problema es que pueden afectar las horas de sueño y el descanso de los estudiantes. "Una cosa es salir y juntarse con los amigos y otra es salir a consumir alcohol o drogas, lo que es contraproducente en momentos de angustia o ansiedad. Eso no implica que no puedan juntarse con sus amigos o salir y distraerse, pero en estas condiciones de incertidumbre es mejor alejarse del consumo de alcohol, drogas o medicamentos", comenta la investigadora.
Lo recomendable es tener un margen de al menos dos días, aporta Castro. "Si el carrete no te deja descansar y dormir lo suficiente, así como cualquier otra actividad que te lo impida, será malo. Cualquier distracción está bien si no toca tus horas de sueño. La recomendación más importante es dormir bien", dice.
Preocuparse de dormir bien. En la misma línea, el doctor Bernardo Pacheco, siquiatra de niños y adolescentes y académico del Departamento de Siquiatría de la Universidad Católica, recomienda a los estudiantes cuidar sagradamente las horas de sueño. "Los últimos tres días se sugiere que se acuesten temprano y duerman las horas prudentes. Es importante regular los ciclos circadianos para funcionar mejor en términos cognitivos. Dormir bien es relevante para el ánimo, porque los ciclos circadianos y la parte afectiva están regulados por dormir bien, lo que significa ojalá durante ocho horas. Y dormir en horas nocturnas más que de día. Es mejor dormir de doce a ocho de la mañana que hacerlo desde las dos de la madrugada hasta las diez de la mañana". Además, acota el doctor, "dormir bien regula las funciones cognitivas, aquellas funciones que permiten a las personas concentrarse, organizar los pensamientos, planificar con organización. Cuando uno duerme poco se endentecen esos procesos"
Privilegiar la comida hogareña. Camilo Aburto, académico de la facultad de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, aconseja que los estudiantes sigan su alimentación normal y no realicen dietas de última hora, ni incorporen alimentos que no son habituales para ellos. "Deben evitar consumir altas dosis de cafeína, la comida rápida que tiene un alto contenido de grasas trans y sodio -específicamente la comida china-, el ají y cualquier salsa que sea picante", plantea. Además, sugiere que existen algunos alimentos que "tienen ciertos aminoácidos que podrían mejorar cierta capacidad del aprendizaje. Hay evidencia en relación a las carnes magras y su contribución en la concentración. Lo mismo que frutas como el plátano, la palta y frutos secos". También es importante hidratarse antes y después de rendir la prueba. "Una buena idea, además del agua, son las aguas de hierbas, idealmente con cáscaras de fruta o una limonada, porque la deshidratación puede influir en la desconcentración", acota Aburto.
Apapachar a los jóvenes. La investigadora Daniela Véliz plantea que no solo los estudiantes sino también sus familias deben tolerar las consecuencias de la reprogramación de la PSU, incluyendo las fechas de las vacaciones. "Hay que tratar de ser lo más flexibles posible, entendiendo que este es un hecho que está fuera del control y manejo de ellos. Dada la contingencia tampoco podemos asegurar que esa nueva planificación de la PSU se cumpla con normalidad. Las familias deben conversar con los estudiantes y contenerlos y ayudarlos a tolerar la incertidumbre. Ellos partieron pensando que la prueba sería en noviembre, luego se aplazó a diciembre, ahora enero y no sabemos para cuándo se va a reagendar", comenta la académica.