"Cuando llegó Ignacio, nosotros abrimos el motor y nos agarramos la cabeza. No lo
podíamos creer", cuenta Manuel Osorio, mecánico de Ignacio Casale, ganador del
Rally Dakar en la categoría quads, hace unos días en Arabia Saudita. Su motor se
había fundido justo antes de la última etapa.
Quedaban 166 kilómetros y el piloto chileno lideraba la competencia. Casale tuvo problemas con el filtro de aire y el motor se llenó de arena. "Adentro se fundió todo", revela su otro mecánico Cristóbal Renard, que por quinta vez lo acompaña en un Dakar. "El filtro de aire se saturó y el motor sufrió desgaste excesivo en los anillos. Le entró arena al motor y esto produjo que se quemara todo el aceite de lubricación. Por suerte Ignacio se dio cuenta y paró antes de que el quad quedara sin aceite", agrega Renard.
Por reglamento, Casale tenía derecho a cambiar el motor asumiendo una penalización de 15 minutos. El problema: sólo tenía 16 minutos de ventaja sobre su escolta. Así que con Osorio y Renard tomaron una decisión arriesgada: abrir el motor dañado y repararlo, para mantener la ventaja.
"Fueron como seis horas trabajando sin parar, terminamos muy tarde. Tuvimos que cambiar el pistón, el pasador, los anillos y el cilindro. Eso es como la mitad del motor", explica Osorio. El apoyo entre chilenos fue fundamental, ya que Giovanni Enrico, de la misma categoría, prestó todos los repuestos para arreglar el quad de Casale. "Nos prestó pistón, anillo, cilindro. La mitad del motor", añade Osorio. Casale solo tiene palabras de agradecimiento para el gesto de su compañero: "Estando tan lejos de casa hay que apoyarse, voy a estar siempre agradecido de eso".
Los mecánicos se la jugaron y Casale se entregó a sus conocimientos: "Siempre confié en ellos, no dudé que tendrían el motor listo para la carrera final. Son un pilar fundamental. Si no fuese por ellos, ni siquiera hubiese terminado la carrera".
El equipo del campeón del Dakar se mantuvo firme a pesar de las adversas circunstancias en la noche previa a la última etapa de la carrera. Osorio, de 27 años, advierte que esta edición fue más dura que la anterior: "Lo más difícil fue soportar el frío de las mañanas, nos tocó dormir en carpa y la sufrimos harto".
Después de tomarse un año de descanso, Ignacio Casale ganó su tercer Dakar en quads. Esta categoría se corre en cuatriciclos sin carrocería con motor de cuatro tiempos y velocidad limitada hasta 130 km/h.
Anteriormente ganó el Dakar de 2014 y el de 2018, ambos disputados en Sudamérica. En Arabia Saudita sumó un total de 52 horas y 4 minutos. "Me acuerdo que cuando partí ni siquiera tenía moto. Tenía que pedir una moto prestada a un amigo para competir en el norte y ahora ganar por tercera vez un Dakar es increíble", dice Casale.
Quedaban 166 kilómetros y el piloto chileno lideraba la competencia. Casale tuvo problemas con el filtro de aire y el motor se llenó de arena. "Adentro se fundió todo", revela su otro mecánico Cristóbal Renard, que por quinta vez lo acompaña en un Dakar. "El filtro de aire se saturó y el motor sufrió desgaste excesivo en los anillos. Le entró arena al motor y esto produjo que se quemara todo el aceite de lubricación. Por suerte Ignacio se dio cuenta y paró antes de que el quad quedara sin aceite", agrega Renard.
Por reglamento, Casale tenía derecho a cambiar el motor asumiendo una penalización de 15 minutos. El problema: sólo tenía 16 minutos de ventaja sobre su escolta. Así que con Osorio y Renard tomaron una decisión arriesgada: abrir el motor dañado y repararlo, para mantener la ventaja.
"Fueron como seis horas trabajando sin parar, terminamos muy tarde. Tuvimos que cambiar el pistón, el pasador, los anillos y el cilindro. Eso es como la mitad del motor", explica Osorio. El apoyo entre chilenos fue fundamental, ya que Giovanni Enrico, de la misma categoría, prestó todos los repuestos para arreglar el quad de Casale. "Nos prestó pistón, anillo, cilindro. La mitad del motor", añade Osorio. Casale solo tiene palabras de agradecimiento para el gesto de su compañero: "Estando tan lejos de casa hay que apoyarse, voy a estar siempre agradecido de eso".
Los mecánicos se la jugaron y Casale se entregó a sus conocimientos: "Siempre confié en ellos, no dudé que tendrían el motor listo para la carrera final. Son un pilar fundamental. Si no fuese por ellos, ni siquiera hubiese terminado la carrera".
El equipo del campeón del Dakar se mantuvo firme a pesar de las adversas circunstancias en la noche previa a la última etapa de la carrera. Osorio, de 27 años, advierte que esta edición fue más dura que la anterior: "Lo más difícil fue soportar el frío de las mañanas, nos tocó dormir en carpa y la sufrimos harto".
Después de tomarse un año de descanso, Ignacio Casale ganó su tercer Dakar en quads. Esta categoría se corre en cuatriciclos sin carrocería con motor de cuatro tiempos y velocidad limitada hasta 130 km/h.
Anteriormente ganó el Dakar de 2014 y el de 2018, ambos disputados en Sudamérica. En Arabia Saudita sumó un total de 52 horas y 4 minutos. "Me acuerdo que cuando partí ni siquiera tenía moto. Tenía que pedir una moto prestada a un amigo para competir en el norte y ahora ganar por tercera vez un Dakar es increíble", dice Casale.