Los hinchas de Colo Colo ya habían causado desórdenes en el primer tiempo del
partido ante la UC. Recién a los 20 minutos se sintieron las explosiones de fuegos
artificiales en la tribuna del estadio Monumental y el árbitro Piero Maza detuvo el
encuentro para analizar la situación. Después de cinco minutos, reanudó las
acciones.
Ya en el segundo tiempo y con los ánimos encendidos luego del reciente gol de César Pinares, los mismos fanáticos volvieron a la carga. El arquero cruzado Matías Dituro, por ejemplo, estuvo cerca de ser impactado por un celular lanzado desde las gradas. El argentino se lo tomó con humor y simuló estar llamando a alguien en un intento por calmar las cosas.
Estuvo lejos de lograrlo. Al minuto 72 unos petardos cayeron al centro de la cancha, a pocos centímetros del cuerpo del delantero albo Nicolás Blandi. El argentino dio un salto cuando estalló y luego se tiró al piso. Lo atendieron durante un par de minutos y, cuando se levantó, mostró unos cortes en el muslo derecho y rodilla izquierda, además de muecas de incomodidad en los oídos por el estruendo.
El juez Piero Maza nuevamente reunió a los jugadores de ambos equipos. Esta vez decidió suspender el encuentro y los 22 jugadores se fueron a los camarines. "Se hizo insostenible seguir por la lesión del jugador. Nos dimos cuenta del trauma ocular, acústico y de las heridas sangrantes que tenía", explicó el propio Maza.
Harold Mayne Nicholls, vicepresidente de Blanco y Negro, visitó a Blandi en el camarín antes de presentarse ante los medios. "Me comentó que perdió el equilibrio por el impacto del ruido y después le llegaron unas esquirlas. Vamos a tratar de identificar a todos aquellos que estuvieron involucrados y ojalá no vengan más al estadio. No los queremos aquí", dijo.
El dirigente se mostró sorprendido por la actitud de los hinchas. "No logramos entender por qué tiraban la pirotecnia contra nuestros propios jugadores. Nos habría encantado un resultado distinto, pero hoy la delincuencia es mucho más importante y ya llegará el momento de ver la parte deportiva", agregó.
El técnico albo Mario Salas fue incluso más drástico. "Así no se puede seguir jugando fútbol. ¿Qué vamos a esperar? ¿Qué salgamos con alguien muerto de la cancha? En estas condiciones no se puede. A mí me encanta lo que hago, pero así no. A costa de cualquier precio no", dijo muy afectado.
Ya en el segundo tiempo y con los ánimos encendidos luego del reciente gol de César Pinares, los mismos fanáticos volvieron a la carga. El arquero cruzado Matías Dituro, por ejemplo, estuvo cerca de ser impactado por un celular lanzado desde las gradas. El argentino se lo tomó con humor y simuló estar llamando a alguien en un intento por calmar las cosas.
Estuvo lejos de lograrlo. Al minuto 72 unos petardos cayeron al centro de la cancha, a pocos centímetros del cuerpo del delantero albo Nicolás Blandi. El argentino dio un salto cuando estalló y luego se tiró al piso. Lo atendieron durante un par de minutos y, cuando se levantó, mostró unos cortes en el muslo derecho y rodilla izquierda, además de muecas de incomodidad en los oídos por el estruendo.
El juez Piero Maza nuevamente reunió a los jugadores de ambos equipos. Esta vez decidió suspender el encuentro y los 22 jugadores se fueron a los camarines. "Se hizo insostenible seguir por la lesión del jugador. Nos dimos cuenta del trauma ocular, acústico y de las heridas sangrantes que tenía", explicó el propio Maza.
Harold Mayne Nicholls, vicepresidente de Blanco y Negro, visitó a Blandi en el camarín antes de presentarse ante los medios. "Me comentó que perdió el equilibrio por el impacto del ruido y después le llegaron unas esquirlas. Vamos a tratar de identificar a todos aquellos que estuvieron involucrados y ojalá no vengan más al estadio. No los queremos aquí", dijo.
El dirigente se mostró sorprendido por la actitud de los hinchas. "No logramos entender por qué tiraban la pirotecnia contra nuestros propios jugadores. Nos habría encantado un resultado distinto, pero hoy la delincuencia es mucho más importante y ya llegará el momento de ver la parte deportiva", agregó.
El técnico albo Mario Salas fue incluso más drástico. "Así no se puede seguir jugando fútbol. ¿Qué vamos a esperar? ¿Qué salgamos con alguien muerto de la cancha? En estas condiciones no se puede. A mí me encanta lo que hago, pero así no. A costa de cualquier precio no", dijo muy afectado.