Poco más de 5.000 estudiantes están habilitados para la tercera rendición de la
Prueba de Selección Universitaria (PSU). A las 10 AM del martes 4 y miércoles 5 de
febrero se tomarán los exámenes de Lenguaje y Matemática, respectivamente, en 17
locales de Valparaíso y Santiago.
En ambas ciudades la aplicación del examen ya sufrió dos jornadas con serios contratiempos por manifestaciones. En esta ocasión, 400 efectivos policiales resguardarán los locales.
El Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional de la U. de Chile (Demre), entidad que organiza la prueba, contará con cerca de 51 5 examinadores, 17 jefes de local y 10 delegados. A ellos se suman examinadores que concurrirán a los domicilios de jóvenes en situación de discapacidad que también rendirán la PSU.
Pero no sólo son profesores quienes cumplen este rol. Un ejemplo es el del ingeniero civil informático Alvise Bolsi (43): desde hace 5 años su misión es coordinar y actuar como examinador en zonas aisladas.
Formado en la Universidad de Chile, dice tener un compromiso con la PSU: "Me gusta harto participar en esto. Lo que me motiva es llevar la prueba a lugares remotos, porque voy donde el resto no quiere ir. He hecho todas las pegas, porque cuando uno va a un lugar remoto hace un poco de todo. Me ha tocado ser jefe de local, coordinador técnico y entregar las pruebas. A veces me toca conseguir profesores o gente local que ayude a tomar la prueba".
En la primera rendición del proceso 2020, Bolsi hizo sus maletas para trasladarse a La Junta, localidad de Aysén ubicada a dos horas y media de Chaitén donde ejerció como delegado universitario. Eso implicó desde supervisar la seguridad hasta tomar el test. "Allí hay una escuela chiquitita. El año pasado la abrimos como sede para la PSU y tuvimos 12 alumnos; este año tenemos algo así como 35. Después llevamos la prueba a Quellón, donde hay un colegio más grande. Rendían la prueba algo así como 400 personas, pero llegaron casi 300. Era un desafío que el colegio estuviera funcional; yo fui a coordinar y partí un par de días antes", explica.
Esta semana el ingeniero volverá al sur, a un destino por definir. La remuneración como jefe de local no supera los $100.000, pero él dice que su motivación no es el dinero: "La experiencia es muy rica y lo hago porque es parte de mi servicio país".
En ambas ciudades la aplicación del examen ya sufrió dos jornadas con serios contratiempos por manifestaciones. En esta ocasión, 400 efectivos policiales resguardarán los locales.
El Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional de la U. de Chile (Demre), entidad que organiza la prueba, contará con cerca de 51 5 examinadores, 17 jefes de local y 10 delegados. A ellos se suman examinadores que concurrirán a los domicilios de jóvenes en situación de discapacidad que también rendirán la PSU.
Servicio país
Para reclutar examinadores, el Demre recurre a profesionales, muchos de ellos docentes de colegios o casas de estudio del Consejo de Rectores (Cruch).Pero no sólo son profesores quienes cumplen este rol. Un ejemplo es el del ingeniero civil informático Alvise Bolsi (43): desde hace 5 años su misión es coordinar y actuar como examinador en zonas aisladas.
Formado en la Universidad de Chile, dice tener un compromiso con la PSU: "Me gusta harto participar en esto. Lo que me motiva es llevar la prueba a lugares remotos, porque voy donde el resto no quiere ir. He hecho todas las pegas, porque cuando uno va a un lugar remoto hace un poco de todo. Me ha tocado ser jefe de local, coordinador técnico y entregar las pruebas. A veces me toca conseguir profesores o gente local que ayude a tomar la prueba".
En la primera rendición del proceso 2020, Bolsi hizo sus maletas para trasladarse a La Junta, localidad de Aysén ubicada a dos horas y media de Chaitén donde ejerció como delegado universitario. Eso implicó desde supervisar la seguridad hasta tomar el test. "Allí hay una escuela chiquitita. El año pasado la abrimos como sede para la PSU y tuvimos 12 alumnos; este año tenemos algo así como 35. Después llevamos la prueba a Quellón, donde hay un colegio más grande. Rendían la prueba algo así como 400 personas, pero llegaron casi 300. Era un desafío que el colegio estuviera funcional; yo fui a coordinar y partí un par de días antes", explica.
Esta semana el ingeniero volverá al sur, a un destino por definir. La remuneración como jefe de local no supera los $100.000, pero él dice que su motivación no es el dinero: "La experiencia es muy rica y lo hago porque es parte de mi servicio país".