"Nos hicieron una especie de iniciación, que es un curso rápido de buceo, nosotros solo teníamos que sumergirnos", describe Marco Grimalt. Alcanzaron hasta ocho metros de profundidad, donde estuvieron alrededor de 25 minutos.
"Lo que sentíamos al comienzo era un poco de ansiedad al estar bajo el agua. Cuesta controlar la respiración y estar tranquilo. Más que nada, había que estar concentrado", agrega.
Mientras estaban bajo el agua, Marco Grimalt sufrió algo común entre los primerizos: gastar todo el estanque de oxígeno. "Terminé los últimos cinco minutos tomando el oxígeno del instructor. Nos habían dicho que podía pasar, él vio mi medidor de oxígeno, así que con solo señas bajo el agua me pasó su oxígeno extra", aclaró el voleibolista.
Lo que más le sorprendió a Esteban Grimalt fue acercarse a las rocas. "Nos llevaron a ver una especie de camarón, que cuando ponías la mano cerca de ellos, se acercaban y comenzaban a comer las células muertas. Se sentía cómo tiraban los cueritos más superficiales", explica.
La escuela existe hace seis años, está ubicada en la calle Mirador 88 y el sector donde se hacen las clases prácticas es la playa Los Bañitos. Jorge Guerra explica que "la actividad que ellos hicieron consiste en un proceso cuyo objetivo es que la persona pueda bucear en compañía de un instructon Comienza con una clase teórica, donde enseñamos cómo funciona el equipo de aire; luego, unos tips respecto a la seguridad y después se ponen los trajes y nos vamos al agua".
Al ser deportistas olímpicos, fueron llevados inmediatamente a un nivel de mayor dificultad. "Ellos tienen facilidades para poder hacer cualquier tipo de actividad. Tenemos tres puntos de buceo para la gente primeriza: uno básico, para sedentarios o de edad avanzada; un segundo punto donde llevamos a la mayoría y el tercero que es para gente con aptitudes para esta actividad", explica el instructor.
Este viernes comienza la primera fecha del Sudamericano, que durará hasta el domingo en Peñuelas, al lado del skatepark.