El departamento OS-9 de Carabineros tardó cinco días en dar con el nombre de Jairo
González Miranda, el joven de 19 años quien es el principal sospechoso de la muerte
de Albertina Martínez, la asistente de iluminación de Mega que fue encontrada sin
vida en su departamento el jueves 21 de noviembre. La joven de 38 años falleció la
madrugada del día anterior, según informó el fiscal Arturo Gómez, de la Fiscalía
Centro Norte, en la audiencia de formalización de este miércoles.
Para poder identificarlo, la policía uniformada debió cruzar los dos grandes datos que tenía a la hora de hallar el cuerpo de la joven: el rostro del sospechoso que fue filmado en el ascensor del edificio y el control de identidad que le practicó un uniformado a su acompañante, quien lo esperaba en la calle en una motocicleta durante la madrugada. Esta última diligencia se hizo sin saber la relación que había entre ambos individuos.
Según el mayor Héctor Cabrera, del OS-9, un carabinero sospechó del motociclista, quien llevaba más de una hora estacionado afuera del edificio. El funcionario le pidió la célula al conductor, anotó sus datos personales y al no observar ninguna orden de detención pendiente, lo dejó en libertad de acción. Cerca de las 4 de la mañana, las cámaras de seguridad del barrio muestran al motociclista transportando a Jairo González rumbo a la comuna de San Joaquín.
El mayor Cabrera asegura que ese oportuno control de identidad permitió dar con el nombre del sospechoso del crimen. ¿Qué se hizo? La policía uniformada comenzó a armar una red de familiares y compañeros de delitos del motociclista para ver si aparecía el nombre del rostro filmado en el ascensor del edificio. En el análisis saltó el nombre del hermano del motociclista, quien había cometido un robo años atrás junto a un quinceañero Jairo Adonis González Miranda, cuyo aspecto era idéntico a la persona que buscaban.
El equipo del OS-9, agrega el oficial, solicitó entonces un informe pericial con comparación biométrica al Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar). Ese análisis, a cargo de una antropóloga de la institución, debía comparar los rasgos faciales del rostro del sospechoso del ascensor con la fotografía que tenía la ficha de Jairo González, la misma que se tomó cuando sacó carnet en el Registro Civil.
El fiscal Gómez, en la audiencia de formalización, comentó ante el tribunal que había siete coincidencias biométricas, principalmente en los pómulos, ojos, nariz y pelo, que permitían asegurar que la persona del ascensor era Jairo González. La defensa del imputado no se opuso a tales argumentos.
Con la identificación del sospechoso, el Ministerio Público pudo solicitar al Séptimo Juzgado de Garantía una orden de detención para capturarlo y formalizarlo por el delito de robo con homicidio. Ese fue el trabajo más arduo para el OS-9, reconoce el mayor Cabrera, ya que Jairo González permaneció escondido cerca de dos meses en una casa prefabricada en la localidad rural de El Huique, ubicada en la comuna de Palmilla, Región de O'Higgins.
"Esta casa le había sido proporcionada por un cercano, no un familiar directamente, para que se mantuviera allí en la clandestinidad, con a lo menos el nombre de pila cambiado. La gente que estaba en el lugar ya no lo nombraba como Jairo, sino que con otro nombre", explica el mayor, quien no quiso revelar el nombre que usaba el sospechoso en la localidad El Huique.
"Conforme a los antecedentes que obtuvimos en el lugar de detención, (Jairo) no estaba trabajando, sino que se mantenía en ese lugar apoyado principalmente por su círculo cercano... por esta persona que le proporcionó la casa", agrega.
Jairo González Miranda fue detenido este martes a las 20.50 horas a una cuadra de la casa donde se escondía. Según el mayor Cabrera, el muchacho fue capturado mientras jugaba un partido de baby fútbol en una multicancha junto a sus vecinos, quienes desconocían su verdadera identidad.
El mayor dice que el sospechoso seguía teniendo el mismo corte de pelo que usó cuando fue filmado en el edificio de Albertina. La grabación de la cámara del ascensor muestra al joven mirándose en el espejo, secándose el sudor de la frente y acomodando algunas de las cosas que, según la investigación policial, pertenecían a la fallecida trabajadora de Mega.
Para poder identificarlo, la policía uniformada debió cruzar los dos grandes datos que tenía a la hora de hallar el cuerpo de la joven: el rostro del sospechoso que fue filmado en el ascensor del edificio y el control de identidad que le practicó un uniformado a su acompañante, quien lo esperaba en la calle en una motocicleta durante la madrugada. Esta última diligencia se hizo sin saber la relación que había entre ambos individuos.
Según el mayor Héctor Cabrera, del OS-9, un carabinero sospechó del motociclista, quien llevaba más de una hora estacionado afuera del edificio. El funcionario le pidió la célula al conductor, anotó sus datos personales y al no observar ninguna orden de detención pendiente, lo dejó en libertad de acción. Cerca de las 4 de la mañana, las cámaras de seguridad del barrio muestran al motociclista transportando a Jairo González rumbo a la comuna de San Joaquín.
El mayor Cabrera asegura que ese oportuno control de identidad permitió dar con el nombre del sospechoso del crimen. ¿Qué se hizo? La policía uniformada comenzó a armar una red de familiares y compañeros de delitos del motociclista para ver si aparecía el nombre del rostro filmado en el ascensor del edificio. En el análisis saltó el nombre del hermano del motociclista, quien había cometido un robo años atrás junto a un quinceañero Jairo Adonis González Miranda, cuyo aspecto era idéntico a la persona que buscaban.
El equipo del OS-9, agrega el oficial, solicitó entonces un informe pericial con comparación biométrica al Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar). Ese análisis, a cargo de una antropóloga de la institución, debía comparar los rasgos faciales del rostro del sospechoso del ascensor con la fotografía que tenía la ficha de Jairo González, la misma que se tomó cuando sacó carnet en el Registro Civil.
El fiscal Gómez, en la audiencia de formalización, comentó ante el tribunal que había siete coincidencias biométricas, principalmente en los pómulos, ojos, nariz y pelo, que permitían asegurar que la persona del ascensor era Jairo González. La defensa del imputado no se opuso a tales argumentos.
Con la identificación del sospechoso, el Ministerio Público pudo solicitar al Séptimo Juzgado de Garantía una orden de detención para capturarlo y formalizarlo por el delito de robo con homicidio. Ese fue el trabajo más arduo para el OS-9, reconoce el mayor Cabrera, ya que Jairo González permaneció escondido cerca de dos meses en una casa prefabricada en la localidad rural de El Huique, ubicada en la comuna de Palmilla, Región de O'Higgins.
"Esta casa le había sido proporcionada por un cercano, no un familiar directamente, para que se mantuviera allí en la clandestinidad, con a lo menos el nombre de pila cambiado. La gente que estaba en el lugar ya no lo nombraba como Jairo, sino que con otro nombre", explica el mayor, quien no quiso revelar el nombre que usaba el sospechoso en la localidad El Huique.
"Conforme a los antecedentes que obtuvimos en el lugar de detención, (Jairo) no estaba trabajando, sino que se mantenía en ese lugar apoyado principalmente por su círculo cercano... por esta persona que le proporcionó la casa", agrega.
Jairo González Miranda fue detenido este martes a las 20.50 horas a una cuadra de la casa donde se escondía. Según el mayor Cabrera, el muchacho fue capturado mientras jugaba un partido de baby fútbol en una multicancha junto a sus vecinos, quienes desconocían su verdadera identidad.
El mayor dice que el sospechoso seguía teniendo el mismo corte de pelo que usó cuando fue filmado en el edificio de Albertina. La grabación de la cámara del ascensor muestra al joven mirándose en el espejo, secándose el sudor de la frente y acomodando algunas de las cosas que, según la investigación policial, pertenecían a la fallecida trabajadora de Mega.