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Tramadol dejó con anorexia medicamentosa a la runner Theresa Araya
Aunque reconoce que le aburre estar dos horas sentada en una bici, la runner Theresa Araya (26) tomó la decisión de participar en un triatlón sprint, que consta de 800 metros de nado, 20 kilómetros de bicicleta y 5 de trote.

Sus intenciones, sin embargo, no llegaron muy lejos. Hace dos meses, entrenándose en Farellones, sufrió una caída y la fractura de su escápula izquierda, hueso que une el brazo con el hombro. Fue atendida de urgencia. A pesar de la gravedad de la lesión, no necesitó de una operación. Bastó con inmovilizar y recetar remedios.

Uno de ellos era el Tramadol, fuerte analgésico que consumió durante un mes luego de la fractura. Según el dolor que sintiera, debía tomarlo cada doce horas. Esto le generó una "anorexia medicamentosa" producto de sus efectos adversos. "Me generaba náuseas, me hacía mal, no podía comer. Estaba comiendo solo cosas muy frescas (lechuga, compotas, jugos), que era lo único que me daban ganas de comer. Por esto bajé cinco kilos", cuenta.

Pablo Canales, traumatólogo de Clínica índisa a cargo del tratamiento de Theresa, explica el uso del medicamento: "Esta fractura es un problema porque afecta a la espalda y cualquier movimiento provoca dolor agudo. El caso es que si está mucho tiempo en reposo, se pega el hombro y pierde movilidad. Entonces, hay que bajarle de forma importante el dolor para que pueda moverse".

El especialista también destaca que el Tramadol solo fue administrado en el tratamiento post fractura, y luego fue reemplazado por los parches de morfina (Norspan) que eran cambiados cada dos semanas.

"Es común que el Tramadol produzca náuseas y dolores al estómago, por eso pasamos al parche de morfina, que descarga el medicamento (Buprenorfina) directo a la sangre durante dos semanas, hasta que son cambiados", cuenta. Los parches pueden ser ubicados en cualquier parte del cuerpo, no necesariamente donde ocurrió la fractura, ya que actúan a nivel de la piel.

El doctor en química Diego Sierra, del Instituto de Química y Bioquímica de la Universidad de Valparaíso, recalca que el Tramadol es menos potente que la morfina, pero sigue siendo peligroso su uso indiscriminado. "El Tramadol es un opiáceo, que tiene un mecanismo de acción un poco diferente a la morfina. Es más débil y es un analgésico de acción central, que actúa a nivel de sistema nervioso central. El mecanismo es hepático, es decir, lo metaboliza el hígado. Por lo tanto, tiene que consumirse en dosis controladas porque puede ser peligroso hasta el punto de producir cirrosis en casos extremos. El Tramadol y la morfina son para el uso de dolores severos y generalmente dolores de tipo muscular", complementa Sierra.

La runner espera volver a las pistas en septiembre: "El hecho de estar acostada un mes y además adelgazar, hace que te sientas débil. Perdí masa muscular y es difícil. Hay que retomar, hacer pesas, tener fuerzas para poder correr, nadar y hacer todo lo que uno quiera hacer".

¿Antiinflamatorio o analgésico?
¿Cómo les dice usted? Quizás, hasta confunde que sean lo mismo, pero lo cierto es que hay diferencias entre un analgésico y un antiinflamatorio. Diego Sierra explica: "El analgésico actúa directamente en el sistema nervioso central, para calmar los receptores del dolor. Los antiinflamatorios, por su parte, trabajan en los tejidos inflamados de algún lugar del cuerpo". El doctor en química también apunta que cada fármaco es distinto en su formación y por tanto en su función. "Actúan en distintos tipos de receptores. Un antiinflamatorio puede tener cualidades analgésicas, pero eso no lo vuelve un analgésico, como el dicoflenaco. Hay que distinguir que dentro de los analgésicos y antiinflamatorios hay una variedad gigante en sus funciones y composición. La gente piensa: me duele algo. Y alguien te facilita un medicamento porque a él se lo recetaron y le funcionó. Lo que pasa ahí es que tu atacas el síntoma, no la enfermedad", aclara Sierra.

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