-->

Escribe y presiona enter

On
"Máxima velocidad" fue un encuentro automovilístico que organizó el 2003 el productor Rigoberto Sánchez en el Parque O'Higgins. El Autódromo de Las Vizcachas acogía de vez en cuando algunos piques de un cuarto de milla, pero él buscaba hacer algo masivo. Quería convocar a los espectadores de esas carreras, que corrían clandestinamente en las calles, en los parques industriales y en el centro de bodegas Mersan, al sur de Santiago.

Carabineros despachó 38 partes empadronados por carreras clandestinas en Costanera Norte
"Era gente media, que soñaba con hacer correr un poco más su auto, con desafíos de persona a persona", recuerda Sánchez. Para él, lo que ocurrió la noche de este jueves en la Costanera Norte es muy distinto. "Me apena mucho, porque es gente de mayor poder adquisitivo, gente de mayor educación. Al tener mayor poder adquisitivo, puedes arreglar mejor tu auto o puedes tener un auto de mayor velocidad, por ende lo puedes hacer más peligroso", explica.

"Junta pública jueves 5 de marzo, el lugar se dará a conocer el mismo día", decía la convocatoria que fue publicada por los organizadores, Speed Demons Chile, en su Facebook, el 28 de febrero. El grupo está liderado por Hernán Calderón, el hijo de Raquel Argandoña.

Los fanáticos de los autos se tomaron el kilómetro dos de la Costanera Norte, en una bencinera en el sector San Francisco, e hicieron carreras entre las 22 horas del jueves y las dos de la mañana del viernes. Los espectadores caminaban descuidadamente entre los autos o se sentaban en el borde de cemento de la autopista.

Fue tal el lío que la concesionaria debió cerrar algunos accesos.

"Alrededor de unas 400 personas estaban realizando este tipo de carreras en el sector de la Costanera. Tenemos un dispositivo de la 37 comisaría de Vitacura, que se apostó en el lugar, a tratar de disuadir a estas personas de seguir con esta acción. Son personas bastante jóvenes, en edades que pueden fluctuar hasta los 30 años incluso", dijo el capitán de Carabineros César Sandoval, de la Prefectura de la Sección de Investigación de Accidentes en el Tránsito (SIAT). Carabineros despachó 38 partes empadronados. "Estos son vehículos de alta gama, que están modificados para las carreras clandestinas y evidentemente que eso, por ley, no está asegurado. La ley habla claramente de que esto es una infracción al momento de que usted tiene este tipo de vehículos", explicó Sandoval.

Este viernes, también en Facebook, los organizadores publicaron otro mensaje: "En mayo volvemos con un evento con todo para sacar las ganas que quedaron. Muchas gracias de todas formas a todos por su gran compromiso con el club y Speed Demons queda para rato. Nuestras juntas privadas semanales seguirán tal cual y en los eventos se vendrá un nuevo nivel. Nos alegramos por los que igual lograron un buen rato en Costanera".

Rigoberto Sánchez recuerda que la mayoría de los corredores clandestinos estuvieron dispuestos a incorporarle una jaula de seguridad a sus autos y vestir casco y buzo antiflamas. "Se adaptaron tremendamente bien. Para ellos fue un paso muy importante. Ellos veían que esto estaba tomando un rumbo más serio y que existía una posibilidad de hacer de esto un deporte", cuenta. Valía la pena competir por un trofeo, en una pista segura y al lado de grandes corredores de esa época, como Juan Gac y Juan Carlos Ridolfi. "Bajaron las carreras clandestinas, porque la gracia era poder ir a correr a la pista. Eso es lo que se puso de moda", explica. Por eso cree que los encuentros como el de la noche del jueves disminuirían si existiera un lugar seguro, algo así como un autódromo, cercano a la ciudad, para los piques de un cuarto de milla.

El piloto chileno Benjamín Hites, ganador de la primera carrera del Ferrari Challenge, en Austin, Texas, el 2019, dice que la seguridad es lo primero. "Siempre que me subo a un auto, quiero tener mi buzo antiflama, mi casco con la homologación correcta, el cinturón bien puesto. No me gusta arriesgar mi vida", explica.

Cuenta que en las carreras clandestinas hay un doble peligro. "Para la gente que transita y para los espectadores que transitan o que se ponen en lugares que no deben estar", explica. Nunca ha tenido contacto con el mundo de las carreras clandestinas. Ni siquiera cuando comenzaba a desarrollar su afición por correr. "Mi papá siempre me dijo que si quería correr, debía hacerlo bien, en la pista y con todas las condiciones de seguridad. Ésa es la forma correcta de hacer las cosas", explica.

Como el automovilismo está tan poco desarrollado en Chile, hay muy pocos autódromos y los que hay están muy lejos, explica. "Debería haber autódromos cerca de la ciudad o, si no, buscar la manera de arrendar lugares seguros para hacer carreras de cuarto de milla", asegura. Sin embargo, admite que hay gente que no se mudaría a una pista. "Hay gente que le gusta la calle, que le gusta el riesgo, pero si el automovilismo se desarrolla un poco más se evitarían mucho las carreras clandestinas", explica.

Click para comentar