Mediodía del sábado. Calle Morandé está cercada con vallas papeles en la Alameda.
Sólo queda un pequeño espacio para que circulen los transeúntes. La mayoría se
dirige al Teatro Nacional Chileno, donde está siendo despedida la pareja compuesta
por el dramaturgo Alejandro Sieveking, quien murió la tarde del jueves a los 85, y por
la actriz Bélgica Castro, que partió el viernes a los 99.
Las dos urnas están una al lado de la otra. Retratos al óleo de cada uno a un costado los identifican. El de él tiene un sombrero y sus característicos anteojos y el de ella unos lentes de sol y una flor.
Néstor Cantillana, a pedido de Chileactores, ofició como maestro de ceremonia. Con la voz entrecortada y ojos vidriosos fue presentando a los colegas más cercanos a los Sieveking-Castro. "Es la pareja más joven que he conocido", dijo entre lágrimas.
Anita Reeves contó una anécdota: "Tuve el privilegio de trabajar en la última obra que Alejandro escribió y actuó ("Todos mienten y se van")... El director decidió que su personaje se muriera, pero era una trilogía. Yo le dije ¿qué va a pasar en la tercera parte si no vas a estar? Sí voy a estar, voy a escribir un rol de fantasma , me contestó. Y si me muero de verdad, di algo . Y acá estoy". "¿Han visto algo más loco que esto?", dijo entre aplausos.
Catalina Saavedra les escribió un poema que tituló"Todo se resume en la palabra amor". "Amor a la belleza, amor a la justicia, amor a Víctor (Jara), amor al teatro, amor a los libros, a escribir a mano", rezó la primera estrofa.
La escritora Nona Fernández y la actriz Paulina García hicieron hincapié en la sencillez de Sieveking, que siempre le hizo el quite a la categoría de "maestro".
Esperanza Silva adelantó que la dupla creativa tendrá su propia fundación "bajo el alero de la Fundación Víctor Jara, que fue su amigo. Nunca superaron su asesinato".
Todo este homenaje era observado en primera fila por la nieta de Bélgica Castro, Daniela Mihovilovic, quien concluyó que "todos coincidimos en que el gran legado de los abuelos es el amor y el estar juntos hasta las últimas".
-¿Cuál fue la gran enseñanza de sus abuelos, Daniela?
-Me enseñaron a ser guerrera, feminista, porque Alejandro era profundamente feminista, era un ser deconstruido, nunca vio a la abuela por debajo del hombro. Siempre fue su compañera, su igual. Incluso la veía hacia arriba, la admiraba muchísimo. Me enseñaron que el amor existe y es perfecto.
-¿Con quién se va a quedar el gato de ambos, Aliocha?
-Todos me preguntan eso porque el gato es parte de la familia. Se va a quedar con la biógrafa de ellos, Rosa Rodríguez, porque yo tengo a Ibsen y él no aceptaría otro gato.
-¿Cómo eran ellos en lo cotidiano?
-Alejandro y la Bélgica eran tal cual los veías. Le doy gracias a la vida por haberlos tenido como abuelos.
-¿Recuerda la última vez que los vio?
-Es que lo de mi abuela fue un proceso progresivo, se fue yendo de a poco. La maternidad hace que uno tampoco esté muy presente y además es muy doloroso ver a los abuelos cuando no están tan bien. Los jóvenes somos malagradecidos y a veces cobardes al asumir este nuevo rol, no nos preparan para ver a tus superhéroes caídos.
Las dos urnas están una al lado de la otra. Retratos al óleo de cada uno a un costado los identifican. El de él tiene un sombrero y sus característicos anteojos y el de ella unos lentes de sol y una flor.
Néstor Cantillana, a pedido de Chileactores, ofició como maestro de ceremonia. Con la voz entrecortada y ojos vidriosos fue presentando a los colegas más cercanos a los Sieveking-Castro. "Es la pareja más joven que he conocido", dijo entre lágrimas.
Anita Reeves contó una anécdota: "Tuve el privilegio de trabajar en la última obra que Alejandro escribió y actuó ("Todos mienten y se van")... El director decidió que su personaje se muriera, pero era una trilogía. Yo le dije ¿qué va a pasar en la tercera parte si no vas a estar? Sí voy a estar, voy a escribir un rol de fantasma , me contestó. Y si me muero de verdad, di algo . Y acá estoy". "¿Han visto algo más loco que esto?", dijo entre aplausos.
Catalina Saavedra les escribió un poema que tituló"Todo se resume en la palabra amor". "Amor a la belleza, amor a la justicia, amor a Víctor (Jara), amor al teatro, amor a los libros, a escribir a mano", rezó la primera estrofa.
La escritora Nona Fernández y la actriz Paulina García hicieron hincapié en la sencillez de Sieveking, que siempre le hizo el quite a la categoría de "maestro".
Esperanza Silva adelantó que la dupla creativa tendrá su propia fundación "bajo el alero de la Fundación Víctor Jara, que fue su amigo. Nunca superaron su asesinato".
Todo este homenaje era observado en primera fila por la nieta de Bélgica Castro, Daniela Mihovilovic, quien concluyó que "todos coincidimos en que el gran legado de los abuelos es el amor y el estar juntos hasta las últimas".
-¿Cuál fue la gran enseñanza de sus abuelos, Daniela?
-Me enseñaron a ser guerrera, feminista, porque Alejandro era profundamente feminista, era un ser deconstruido, nunca vio a la abuela por debajo del hombro. Siempre fue su compañera, su igual. Incluso la veía hacia arriba, la admiraba muchísimo. Me enseñaron que el amor existe y es perfecto.
-¿Con quién se va a quedar el gato de ambos, Aliocha?
-Todos me preguntan eso porque el gato es parte de la familia. Se va a quedar con la biógrafa de ellos, Rosa Rodríguez, porque yo tengo a Ibsen y él no aceptaría otro gato.
-¿Cómo eran ellos en lo cotidiano?
-Alejandro y la Bélgica eran tal cual los veías. Le doy gracias a la vida por haberlos tenido como abuelos.
-¿Recuerda la última vez que los vio?
-Es que lo de mi abuela fue un proceso progresivo, se fue yendo de a poco. La maternidad hace que uno tampoco esté muy presente y además es muy doloroso ver a los abuelos cuando no están tan bien. Los jóvenes somos malagradecidos y a veces cobardes al asumir este nuevo rol, no nos preparan para ver a tus superhéroes caídos.