Don Juan Altamirano, 66 años, otrora productor en abundancia de paltas y limones
de la zona de Las Palmas, cerca de Olmué, hace cinco años que se las ha tenido que
ingeniar para regar las plantas que aún le van quedando. Debido a la sequía de una
década, la más dura y larga que ha tenido Chile, obtiene el agua para su casa de un
camión aljibe municipal, por lo que para el riego no le queda casi nada.
Frente ese escenario, Altamirano creó un sistema de tratamiento de las aguas grises de su casa, con las que luego riega sus plantas. "La falta de agua ha sido extrema y para resolverlo hemos tenido que hacer pozos y socavones, pero al final todos se secan. Por eso reutilizo estás aguas grises con las que puedo regar unas sesenta plantas", cuenta Altamirano.
"Estas agua grises provienen de tres fuentes: la lavadora, la ducha y el lavamanos", agrega.
Según explica, el sistema recolecta las aguas de la ducha, del lavamanos y de la lavadora y las acumula en un estanque de 1.500 litros. Ahí se les aplica un filtro y ozono, lo que las deja en condiciones de nutrir los paltos y limones del pequeño productor de la Quinta Región, quien es beneficiario de un programa Prodesal de Indap.
Varios casos como el de Altamirano son parte lde la campaña de difusión #chispezacampesina. "Es una campaña que lanzamos para relevar el rol de los campesinos y campesinas ante la sequía y el cambio climático", destaca el director de nacional de Indap, Carlos Recondo. La difusión es a través de redes sociales y medios de comunicación.
Como el de Altamirano, se exponen otros casos de optimización del agua, como el uso de hidroponía para el cultivo de forraje para animales y cosechadores de aguas lluvias para el riego de cactus y suculentas comercializables.
Según explica Juan Pablo Subercaseaux, profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica de Santiago, este tipo de soluciones son muy valorables, pero ni con mucho pueden resolver el problema de escasez de agua. "En muchas zonas, sobre todo entre la V y la VII regiones, los canales de riego llevan un 30% o menos de lo habitual. Es una situación crítica que afecta a todo tipo de productores, no sólo a los más pequeños. Pese a esa transversalidad, los más afectados son los chicos, porque ellos no tienen recursos para profundizar los pozos cuando estos se van secando", señala el académico.
"Creo que una solución sería entregar créditos a estos pequeños productores para que puedan realizar estas obras y así obtener agua", agrega.
Frente ese escenario, Altamirano creó un sistema de tratamiento de las aguas grises de su casa, con las que luego riega sus plantas. "La falta de agua ha sido extrema y para resolverlo hemos tenido que hacer pozos y socavones, pero al final todos se secan. Por eso reutilizo estás aguas grises con las que puedo regar unas sesenta plantas", cuenta Altamirano.
"Estas agua grises provienen de tres fuentes: la lavadora, la ducha y el lavamanos", agrega.
Según explica, el sistema recolecta las aguas de la ducha, del lavamanos y de la lavadora y las acumula en un estanque de 1.500 litros. Ahí se les aplica un filtro y ozono, lo que las deja en condiciones de nutrir los paltos y limones del pequeño productor de la Quinta Región, quien es beneficiario de un programa Prodesal de Indap.
Varios casos como el de Altamirano son parte lde la campaña de difusión #chispezacampesina. "Es una campaña que lanzamos para relevar el rol de los campesinos y campesinas ante la sequía y el cambio climático", destaca el director de nacional de Indap, Carlos Recondo. La difusión es a través de redes sociales y medios de comunicación.
Como el de Altamirano, se exponen otros casos de optimización del agua, como el uso de hidroponía para el cultivo de forraje para animales y cosechadores de aguas lluvias para el riego de cactus y suculentas comercializables.
Según explica Juan Pablo Subercaseaux, profesor de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica de Santiago, este tipo de soluciones son muy valorables, pero ni con mucho pueden resolver el problema de escasez de agua. "En muchas zonas, sobre todo entre la V y la VII regiones, los canales de riego llevan un 30% o menos de lo habitual. Es una situación crítica que afecta a todo tipo de productores, no sólo a los más pequeños. Pese a esa transversalidad, los más afectados son los chicos, porque ellos no tienen recursos para profundizar los pozos cuando estos se van secando", señala el académico.
"Creo que una solución sería entregar créditos a estos pequeños productores para que puedan realizar estas obras y así obtener agua", agrega.