Cuando tenía 11 años, Angélica Sepúlveda, conocida por su personalidad
exuberante en realities como "1 81 0" y "Mundos opuestos", vivía en el sector El Roble
y disfrutaba acompañando a su abuela, María Natividad Muñoz, a Yungay (región de
Ñuble) para vender las verduras y legumbres que ella y su abuelo, Anselmo
Sepúlveda, cosechaban en su huerta ecológica.
"Me gustaba ofrecer las verduras a la gente y contar la plata cuando pagaban, jajajá", recuerda ella. A los 12 años vendía sola con su hermana y eso se mantuvo hasta que cumplió 17. Luego sus abuelos murieron y se acabaron las huertas, pero hace cinco años ella y su familia las revivieron y comenzaron a vender productos. Hoy bajaron sus precios para ayudar a los vecinos en medio de la pandemia.
"Volvimos a hacer la huerta y a vender porque amamos el campo, la tierra y las verduras frescas, pero sobre todo porque somos amantes de la comida de campo y extrañábamos ese aroma y sabor campesino (...) todo el trabajo de campo lo hacemos en familia, sobre todo mi papá, una hermana y yo, desde preparar la tierra hasta la cosecha", cuenta.
-¿Qué productos ofrecen?
-Entre diciembre y marzo tenemos lechugas, porotos verdes, porotos granados, cebollas, cilantro, kale, repollos, acelga, pimientos, tomates, choclos, pepinos y ají. Llegando abril se hace la cosecha y la guarda de papas, porotos y cebollas, para el invierno. En esta fecha queda poco, porque las heladas destruyen las plantas, pero compramos productos a amigos que practican el mismo método agroecológico y podemos seguir vendiendo.
-¿Cómo se hacía la venta antes del Covid-19 y cómo se hace ahora?
-Antes las ventas las hacíamos en Concepción y Santiago. Primero a amigos y conocidos y luego a gente joven que gusta de los productos de campo, sin abonos artificiales ni pesticidas. Teníamos una agenda de clientes fieles (...), entregábamos dos veces por semana. Todo cambió con la pandemia, no miento al decir que siento terror de sólo imaginar a mis padres contagiados. Para evitar todo peligro cerramos las ventas pero pasó el tiempo, llegaron las cuentas y no había plata. Conversamos y decidimos aprovechar lo que aún quedaba en la huerta y venderlo a amigos y conocidos en Yungay
-¿Mejoraron las ventas con la pandemia?
-Nuestras ventas antes eran muy buenas. Cada vez que llevé productos a Concepción o Santiago vendí todo. Hoy ganamos menos, bajamos los precios, porque entrego en Yungay. La gente está sin plata, sin trabajo, muy angustiada y triste. Conozco a todas las familias (...), no podría sacar provecho con esta terrible situación que estamos viviendo. Muchos nos dicen que vendemos muy barato. Yo siento que hoy cualquier ayuda es importante, es una transacción alegre, ayuda mutua.
-¿Qué dice la gente cuando la ven llegar con los productos?
-Es entretenido cuando entrego los pedidos (lo hace en el auto de su papá). Todos creen que llegará otra persona y cuando ven que soy yo, no lo creen, jajajá. La gente es muy amorosa, me abraza, preguntan por "mi turco" (su pololo de nombre Gürsel), me dicen que no pueden creer que sea tan delgada y bajita, me dan regalos, ufff es un momento muy lindo (...) la gente no se olvida que estuve en los realities, me hacen cientos de preguntas. Yo me lo tomo todo con humor (...) Ahora con el covid es heavy hacer repartos, he vuelto llorando a casa.
"Me gustaba ofrecer las verduras a la gente y contar la plata cuando pagaban, jajajá", recuerda ella. A los 12 años vendía sola con su hermana y eso se mantuvo hasta que cumplió 17. Luego sus abuelos murieron y se acabaron las huertas, pero hace cinco años ella y su familia las revivieron y comenzaron a vender productos. Hoy bajaron sus precios para ayudar a los vecinos en medio de la pandemia.
"Volvimos a hacer la huerta y a vender porque amamos el campo, la tierra y las verduras frescas, pero sobre todo porque somos amantes de la comida de campo y extrañábamos ese aroma y sabor campesino (...) todo el trabajo de campo lo hacemos en familia, sobre todo mi papá, una hermana y yo, desde preparar la tierra hasta la cosecha", cuenta.
-¿Qué productos ofrecen?
-Entre diciembre y marzo tenemos lechugas, porotos verdes, porotos granados, cebollas, cilantro, kale, repollos, acelga, pimientos, tomates, choclos, pepinos y ají. Llegando abril se hace la cosecha y la guarda de papas, porotos y cebollas, para el invierno. En esta fecha queda poco, porque las heladas destruyen las plantas, pero compramos productos a amigos que practican el mismo método agroecológico y podemos seguir vendiendo.
-¿Cómo se hacía la venta antes del Covid-19 y cómo se hace ahora?
-Antes las ventas las hacíamos en Concepción y Santiago. Primero a amigos y conocidos y luego a gente joven que gusta de los productos de campo, sin abonos artificiales ni pesticidas. Teníamos una agenda de clientes fieles (...), entregábamos dos veces por semana. Todo cambió con la pandemia, no miento al decir que siento terror de sólo imaginar a mis padres contagiados. Para evitar todo peligro cerramos las ventas pero pasó el tiempo, llegaron las cuentas y no había plata. Conversamos y decidimos aprovechar lo que aún quedaba en la huerta y venderlo a amigos y conocidos en Yungay
-¿Mejoraron las ventas con la pandemia?
-Nuestras ventas antes eran muy buenas. Cada vez que llevé productos a Concepción o Santiago vendí todo. Hoy ganamos menos, bajamos los precios, porque entrego en Yungay. La gente está sin plata, sin trabajo, muy angustiada y triste. Conozco a todas las familias (...), no podría sacar provecho con esta terrible situación que estamos viviendo. Muchos nos dicen que vendemos muy barato. Yo siento que hoy cualquier ayuda es importante, es una transacción alegre, ayuda mutua.
-¿Qué dice la gente cuando la ven llegar con los productos?
-Es entretenido cuando entrego los pedidos (lo hace en el auto de su papá). Todos creen que llegará otra persona y cuando ven que soy yo, no lo creen, jajajá. La gente es muy amorosa, me abraza, preguntan por "mi turco" (su pololo de nombre Gürsel), me dicen que no pueden creer que sea tan delgada y bajita, me dan regalos, ufff es un momento muy lindo (...) la gente no se olvida que estuve en los realities, me hacen cientos de preguntas. Yo me lo tomo todo con humor (...) Ahora con el covid es heavy hacer repartos, he vuelto llorando a casa.