"Predecir el final de la pandemia en el verano (de 2020 en el hemisferio norte) no es coherente con lo que sabemos sobre la propagación de infecciones", dijo Marc Lipsitch, epidemiólogo de Harvard y coautor de la investigación, que pronosticó que en ausencia de una vacuna, podría haber brotes hasta el año 2025.
Uno de los aspectos que tiene en cuenta el estudio es el tiempo que dura la inmunidad de las personas infectadas con coronavirus. El análisis proyectó dos escenarios: que la inmunidad sea permanente y el virus SARS-CoV-2 desaparezca tras cinco años o más después, o que los anticuerpos solo sean efectivos un año y se desarrolle un ciclo anual de brotes, como ocurre con otros tipos de coronavirus.
Flavio Salazar, doctor en Inmunología, explica que como no hay vacuna, la única forma de protegerse es con la propia inmunidad que genera un contagiado. "El problema es que como este virus es nuevo, nadie sabe como se comporta. Hay virus como los del resfrío, que tienen síntomas tan leves que el sistema inmune los destruye, pero no genera una memoria, por lo tanto el próximo año uno se vuelve a enfermar. Hay otros virus que sí generan memoria y por ende el cuerpo responde. En el caso de otros tipos de coronavirus, la inmunidad no es muy alta. Por eso todos están estudiando cuál es la respuesta inmunológica que produce el SARS-CoV-2. Si hay inmunidad y mucha gente se contagia y se mejora se produce lo que se llama la protección de rebaño, y el virus pierde la oportunidad de encontrar a alguien susceptible de enfermarse. Ese sería el mejor escenario", dice el director alterno del Instituto Milenio de Inmunología y Vicerrector de investigación de la Universidad de Chile.
-Entonces tendremos coronavirus para rato.
-Generar una vacuna toma tiempo, se necesitan pruebas en poblaciones grandes y eso no pasará antes de un año y medio. Las cuarentenas en algún momento se van a acabar y el virus volverá. No nos vamos a quedar encerrados cuatro meses y cuando salgamos el virus se habrá ido. Eso es inviable. Concuerdo en que el distanciamiento social se transformará en un elemento cotidiano de aquí al futuro.
Nicole Tischler, viróloga de Fundación Ciencia y Vida, es más cauta ante la posibilidad de que el SARS-CoV-2 se vuelva estacional, como la influenza. "Eso aún no es factible de responder, ya que depende de muchos factores que aún desconocemos. En ausencia de alguna vacuna, dependerá de la inmunidad que la infección natural con SARS-CoV-2 induce en humanos, y de la duración de esta. Además, de la inmunidad cruzada que podría existir con betacoronavirus humanos, la cual podría aliviar o hacer más severa la manifestación clínica de Covid-19".
"Probablemente no vamos a volver a la vida que teníamos", comenta Consuelo Aldunate, siquiatra investigadora del Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile ante la posibilidad de mantener episodios de encierro social durante los próximos años. "El seguir una rutina es súper importante para el ser humano. Tiene que ver con que nos permite organizarnos, pero además nos da la sensación de contención y de control. Reafirma que somos nosotros los que estamos controlando lo que hacemos, lo que puede reducir el nivel de angustia", dice.
-¿Se nos harán más fáciles las futuras cuarentenas?
-En este periodo de adaptación estamos aprendiendo a construir nuestra rutina. La mayoría de la gente logró definir cómo funcionar. Para futuros periodos de encierro ya vamos a saber cómo planificar y resolver. Muchas de las cosas que aprendimos las vamos a tener que mantener, es una nueva forma de enfrentar la vida desde el encierro.