"La segunda ola dependerá del número de contagiados en la primera: mientras más contagiados en la primera, menos fuerte será la segunda arremetida del virus", dice. "Como ha pasado con otras pandemias, la curva llega a su peak, después baja, se relajan las medidas de cuarentena y aislamiento, y se produce un rebrote, y se vuelven a aplicar las medidas".
En Europa, sobre todo en Italia y España, donde el nivel de contagio ha sido muy alto, se podría pensar que está transitando una etapa de declive. "Se habla de declive cuando al menos pasan 14 días consecutivos con baja de contagios", explica Bedregal. "Otros indicadores importantes son la reducción de los casos en cuidados intensivos y en ventilación mecánica de manera sucesiva, también durante 14 días. Si se dan estos tres indicadores a la baja, se podría decir que el agente va en retirada".
Estados Unidos es un caso aparte. Como es un estado federado, explica la académica, cada estado tiene sus propias leyes y no se puede aplicar una política unívoca para imponer el distanciamiento social, por ejemplo. 'Y hay zonas sumamente densas. Está demostrado que en esos lugares son mucho más difíciles las políticas de distanciamiento. No se sabe cuándo va a llegar el peak allá".
La pregunta del millón es qué va a pasar con América Latina. "No sabemos cuándo va a venir el peak, depende de cada región", dice Bedregal. "En Chile, si seguimos con los contagios a este ritmo, según algunos estudios, el peak podría venir en junio, pero no se puede asegurar", dice. "No sabemos, por tanto, de qué porte vendrá la segunda ola ni cuándo. Hay que preparase para esa segunda ola. Según algunos modelos, después de las bajadas de las medidas de aislamiento, debieran producirse nuevos peaks de contagio dos o tres meses después".
Al momento en que se escriben estas líneas, en el mundo había 88.000 muertes por coronavirus. ¿Cuál será el techo? "Es difícil saberlo, pero se estima que esta pandemia no será tan mortal como otras, donde han muerto hasta un millón de personas. Y es probable que aparezca un fármaco, antes que una vacuna, que logre contener el virus, por lo menos para los casos más graves", agrega la académica.