En los sistemas sanitarios, las cañerías son conductos que cumplen la función de
transportar aguas u otros fluidos -que se denomina aguas servidas-, cuyo destino
final son los sistemas de tratamientos. Sin embargo, para que puedan seguir su
curso, es importante que no se generen obstrucciones que impidan su circulación.
Según Franco Nicoletti, gerente de distribución y recolección de Aguas Andinas, cualquier elemento extraño para el cual no ha sido diseñado el colector podría provocar atascos y rebases que redundan en molestias a los vecinos, como malos olores y exposición a estas aguas.
De hecho, uno de los mayores errores que cometen los hogares es que suelen arrojar a estos conductos restos de aceites y grasas provenientes de la preparación de alimentos.
"Muchas personas desconocen que al bajar la temperatura, los aceites y grasas se solidifican y se pegan a las paredes de los tubos, Se generan grandes bloques de grasa solida, disminuyendo día a día el espacio útil para circular. En otras palabras, los aceites son al alcantarillado los que el colesterol es a nuestras venas. Por esta razón va obstruyéndolo", ilustra.
Coincide el magíster en Ingeniería en Tratamiento de Residuos y académico en Universidad Tecnológica Metropolitana, Felipe Meza, quien asevera que gran parte del problema de las obstrucciones son las grasas provenientes de las sobras de nuestras preparaciones de comidas, sobre todo las que llevan carne o pollo.
"Luego de lavar la bandeja o la olla, la grasa queda en las tuberías, y se empieza a juntar con la otra grasa y se solidifica. El gran problema es que aceites y grasas se adhieren, mediante costrones y/o sólidos hidrófobos (una sustancia repelida por el agua o que no se mezcla con ella) a las paredes de las tuberías, disminuyendo los diámetros y, en consecuencia, generan obstrucciones, tanto a nivel domiciliario como en las redes públicas de alcantarillado", explica.
"Se debe evitar el vertido de todo tipo de sustancias sólidas o altamente viscosas, como por ejemplo, aceite de freír, grasas animales, granos, plumas, cenizas, lúpulo, aceites lubricantes, pinturas, barnices, lacas o fármacos desechables. Esto, debido que ya sea por sí mismos, o por la interacción entre ellos, puedan formar mezclas inflamables, efectos corrosivos sobre las tuberías, generar emanación de gases contaminantes en vías públicas, obstrucciones físicas en las tuberías, e incluso generar un mal funcionamiento en las plantas de tratamiento de aguas servidas", puntualiza.
Sobre este último punto, Meza pone énfasis en que éstos elementos -o cualquier elemento no orgánico- podrían "dañar o matar" a los microorganismos naturales que degradan la materia orgánica que llega a las plantas de tratamiento de aguas servidas.
"Los microorganismos que forman parte del tratamiento de aguas servidas dependen del tipo de proceso de depuración. Existen microrganismos aeróbicos y anaeróbicos, es decir, actúan en presencia de oxígeno o en ausencia de éste, respectivamente", indica.
Estos microorganismos se alimentan de la materia orgánica proveniente de los residuos de alcantarillado.
"Como cualquier ser vivo, al verse expuestos constantemente a diversas toxinas se degradan y dejan de existir, dificultando el proceso de depuración de las aguas servidas domésticas", fundamenta Nicoletti.
¿Qué hacer con ellos?
Franco Nicoletti recomienda almacenar todos los elementos sólidos y luego descartarlos con el resto de la basura domiciliaria, que retiran los camiones recolectores. En cuanto al aceite, sugiere guardarlo y reciclarlo.
En nuestro país hay varias firmas que se dedican a reciclar aceites. Una que lo recolecta gratuitamente, tanto en la industria alimentaria como a domicilio es Rendering Chile.
"Buscamos contribuir a que las personas sepan lo dañino que es el aceite vegetal que ya ha sido utilizado. Cada litro que se recicla y no se vierte en el drenaje, evita que se contaminen mil litros de agua. Nuestra intención es que conozcan cómo es posible reciclarlo. Asimismo, que sepan que se generará combustible amigable con el entorno, con menos emisiones y mayor lubricación", dice su gerente general, Joaquín Aguirre.
Según Franco Nicoletti, gerente de distribución y recolección de Aguas Andinas, cualquier elemento extraño para el cual no ha sido diseñado el colector podría provocar atascos y rebases que redundan en molestias a los vecinos, como malos olores y exposición a estas aguas.
De hecho, uno de los mayores errores que cometen los hogares es que suelen arrojar a estos conductos restos de aceites y grasas provenientes de la preparación de alimentos.
"Muchas personas desconocen que al bajar la temperatura, los aceites y grasas se solidifican y se pegan a las paredes de los tubos, Se generan grandes bloques de grasa solida, disminuyendo día a día el espacio útil para circular. En otras palabras, los aceites son al alcantarillado los que el colesterol es a nuestras venas. Por esta razón va obstruyéndolo", ilustra.
Coincide el magíster en Ingeniería en Tratamiento de Residuos y académico en Universidad Tecnológica Metropolitana, Felipe Meza, quien asevera que gran parte del problema de las obstrucciones son las grasas provenientes de las sobras de nuestras preparaciones de comidas, sobre todo las que llevan carne o pollo.
"Luego de lavar la bandeja o la olla, la grasa queda en las tuberías, y se empieza a juntar con la otra grasa y se solidifica. El gran problema es que aceites y grasas se adhieren, mediante costrones y/o sólidos hidrófobos (una sustancia repelida por el agua o que no se mezcla con ella) a las paredes de las tuberías, disminuyendo los diámetros y, en consecuencia, generan obstrucciones, tanto a nivel domiciliario como en las redes públicas de alcantarillado", explica.
También contaminan
Andrés García, magíster en Hidráulica Ambiental, experto en temas de alcantarillado y académico en Universidad Austral, hace hincapié en que además de generar obstrucciones, estos elementos también podrían generar daños al medio ambiente, por la contaminación en las aguas."Se debe evitar el vertido de todo tipo de sustancias sólidas o altamente viscosas, como por ejemplo, aceite de freír, grasas animales, granos, plumas, cenizas, lúpulo, aceites lubricantes, pinturas, barnices, lacas o fármacos desechables. Esto, debido que ya sea por sí mismos, o por la interacción entre ellos, puedan formar mezclas inflamables, efectos corrosivos sobre las tuberías, generar emanación de gases contaminantes en vías públicas, obstrucciones físicas en las tuberías, e incluso generar un mal funcionamiento en las plantas de tratamiento de aguas servidas", puntualiza.
Sobre este último punto, Meza pone énfasis en que éstos elementos -o cualquier elemento no orgánico- podrían "dañar o matar" a los microorganismos naturales que degradan la materia orgánica que llega a las plantas de tratamiento de aguas servidas.
"Los microorganismos que forman parte del tratamiento de aguas servidas dependen del tipo de proceso de depuración. Existen microrganismos aeróbicos y anaeróbicos, es decir, actúan en presencia de oxígeno o en ausencia de éste, respectivamente", indica.
Estos microorganismos se alimentan de la materia orgánica proveniente de los residuos de alcantarillado.
"Como cualquier ser vivo, al verse expuestos constantemente a diversas toxinas se degradan y dejan de existir, dificultando el proceso de depuración de las aguas servidas domésticas", fundamenta Nicoletti.
¿Qué hacer con ellos?
Franco Nicoletti recomienda almacenar todos los elementos sólidos y luego descartarlos con el resto de la basura domiciliaria, que retiran los camiones recolectores. En cuanto al aceite, sugiere guardarlo y reciclarlo.
En nuestro país hay varias firmas que se dedican a reciclar aceites. Una que lo recolecta gratuitamente, tanto en la industria alimentaria como a domicilio es Rendering Chile.
"Buscamos contribuir a que las personas sepan lo dañino que es el aceite vegetal que ya ha sido utilizado. Cada litro que se recicla y no se vierte en el drenaje, evita que se contaminen mil litros de agua. Nuestra intención es que conozcan cómo es posible reciclarlo. Asimismo, que sepan que se generará combustible amigable con el entorno, con menos emisiones y mayor lubricación", dice su gerente general, Joaquín Aguirre.