Sammis Reyes tenía 14 años cuando partió a Estados Unidos para perseguir su
sueño de llegar a la NBA. El entonces basquetbolista chileno fue becado en el
colegio Wesley Prep de Miami, sin saber una pizca de inglés.
"Siempre me acuerdo de mi primera clase: matemáticas y con un profesor tartamudo jajajá. Al final aprendí el idioma viendo películas con subtítulos en inglés y leyendo libros con diccionario en mano para traducir palabra por palabra", dice el deportista de 24 años.
Reyes empezó a destacar en el circuito escolar de baloncesto y se cambió dos veces de colegio antes de terminar su enseñanza en North Broward Prep. "Esos años fueron duros porque tuve que acostumbrarme a la realidad de gente más pudiente. Yo venía de Maipú, mis papás me mandaban 50 dólares al mes. Tenía que hacer malabares con eso y a veces cenaba una lata de porotos. Pero también tuvo cosas lindas como conocer a mi actual polola en tercero medio. Se llama Nicole y también estudiamos juntos en la Universidad de Tulane", explica el muchacho.
Su carrera en el básquetbol universitario avanzó a la par con sus estudios de Negocios y Management. Se tituló en 2018 y ahí entró en un dilema. Por un lado quería probar suerte como deportista profesional, pero eso significaba dejar Estados Unidos y perder la posibilidad de conseguir la residencia definitiva.
"Mi novia ya estaba trabajando en una empresa de finanzas en Washington y era injusto que tuviera que renunciar a su sueño. Yo, por mi parte, estaba sacando un máster en la Universidad de Loyola y tenía algunos emprendimientos. Principalmente inversiones en la bolsa y un campamento de básquetbol llamado Elite Training Sports. Al final decidí sacrificar un tiempo sin jugar y ver qué opciones había el 2020", explica Reyes.
La mejor opción deportiva llegó hace cuatro meses y de la forma menos esperada. "Me contactaron unos agentes de fútbol americano y me invitaron a una cena en Nueva York. Me hablaron del caso de Antonio Gates, una estrella de la NFL que nunca jugó fútbol americano en la universidad. Teníamos atributos físicos parecidos y tenía sentido lo que decían. Yo mido dos metros y estoy bajo la media en la NBA, pero en la NFL estoy sobre. Tenía un par de entrenamientos presenciales con equipos de la NFL, pero el coronavirus dejó todo en stand by", asegura.
-Igual es fuerte cambiar de deporte, Sammis.
-Sin dudas. Pero tengo un antecedente. En el colegio, el técnico siempre me rogaba para que fuera a entrenar con el equipo de fútbol americano. Jugué dos semanas solamente porque mi foco era el básquetbol, pero se corrió la voz. Me llegaron 20 becas de universidades por fútbol americano y solo una por básquetbol. Creo que el potencial está, ahora tengo que ponerme fuerte para aguantar los choques y ser veloz.
Reyes mide dos metros de altura y actualmente pesa 121 kilos. Su peso ideal para el nuevo deporte es de 125 kilos por lo que está en un estricto régimen alimenticio y deportivo. "Estoy consumiendo casi 6.500 calorías diarias. Uno de mis secretos es mi desayuno. Primero tomo un batido que incluye frutos rojos, yogurt, 48 gramos de proteínas, jugo de cereza, además de vitaminas y creatina. Lo complemento con tres huevos, tiritas de de tocino de pavo y vegetales. Ah, y almuerzo dos veces, una después de cada sesión de entrenamiento", dice.
-¿Dónde está entrenando actualmente?
-Compramos un departamento en Washington con mi novia. Fue muy bonito tener algo propio después de tantos años de lado a lado, pero nos tuvimos que ir porque alguien se enfermó de coronavirus en el edificio. Estamos donde mis suegros, Randy y Jodie, un amor. Ellos me acogieron en su casa cuando tenía 18 años y ningún lugar donde ir. Entreno en el sótano y me acompaño por videollamada con Nico Carvacho (basquetbolista de la Universidad de Colorado State). Nos motivamos con un juramento: él quiere ser el primer chileno en llegar a la NBA y yo el primero en la NFL.
"Siempre me acuerdo de mi primera clase: matemáticas y con un profesor tartamudo jajajá. Al final aprendí el idioma viendo películas con subtítulos en inglés y leyendo libros con diccionario en mano para traducir palabra por palabra", dice el deportista de 24 años.
Reyes empezó a destacar en el circuito escolar de baloncesto y se cambió dos veces de colegio antes de terminar su enseñanza en North Broward Prep. "Esos años fueron duros porque tuve que acostumbrarme a la realidad de gente más pudiente. Yo venía de Maipú, mis papás me mandaban 50 dólares al mes. Tenía que hacer malabares con eso y a veces cenaba una lata de porotos. Pero también tuvo cosas lindas como conocer a mi actual polola en tercero medio. Se llama Nicole y también estudiamos juntos en la Universidad de Tulane", explica el muchacho.
Su carrera en el básquetbol universitario avanzó a la par con sus estudios de Negocios y Management. Se tituló en 2018 y ahí entró en un dilema. Por un lado quería probar suerte como deportista profesional, pero eso significaba dejar Estados Unidos y perder la posibilidad de conseguir la residencia definitiva.
"Mi novia ya estaba trabajando en una empresa de finanzas en Washington y era injusto que tuviera que renunciar a su sueño. Yo, por mi parte, estaba sacando un máster en la Universidad de Loyola y tenía algunos emprendimientos. Principalmente inversiones en la bolsa y un campamento de básquetbol llamado Elite Training Sports. Al final decidí sacrificar un tiempo sin jugar y ver qué opciones había el 2020", explica Reyes.
La mejor opción deportiva llegó hace cuatro meses y de la forma menos esperada. "Me contactaron unos agentes de fútbol americano y me invitaron a una cena en Nueva York. Me hablaron del caso de Antonio Gates, una estrella de la NFL que nunca jugó fútbol americano en la universidad. Teníamos atributos físicos parecidos y tenía sentido lo que decían. Yo mido dos metros y estoy bajo la media en la NBA, pero en la NFL estoy sobre. Tenía un par de entrenamientos presenciales con equipos de la NFL, pero el coronavirus dejó todo en stand by", asegura.
-Igual es fuerte cambiar de deporte, Sammis.
-Sin dudas. Pero tengo un antecedente. En el colegio, el técnico siempre me rogaba para que fuera a entrenar con el equipo de fútbol americano. Jugué dos semanas solamente porque mi foco era el básquetbol, pero se corrió la voz. Me llegaron 20 becas de universidades por fútbol americano y solo una por básquetbol. Creo que el potencial está, ahora tengo que ponerme fuerte para aguantar los choques y ser veloz.
Reyes mide dos metros de altura y actualmente pesa 121 kilos. Su peso ideal para el nuevo deporte es de 125 kilos por lo que está en un estricto régimen alimenticio y deportivo. "Estoy consumiendo casi 6.500 calorías diarias. Uno de mis secretos es mi desayuno. Primero tomo un batido que incluye frutos rojos, yogurt, 48 gramos de proteínas, jugo de cereza, además de vitaminas y creatina. Lo complemento con tres huevos, tiritas de de tocino de pavo y vegetales. Ah, y almuerzo dos veces, una después de cada sesión de entrenamiento", dice.
-¿Dónde está entrenando actualmente?
-Compramos un departamento en Washington con mi novia. Fue muy bonito tener algo propio después de tantos años de lado a lado, pero nos tuvimos que ir porque alguien se enfermó de coronavirus en el edificio. Estamos donde mis suegros, Randy y Jodie, un amor. Ellos me acogieron en su casa cuando tenía 18 años y ningún lugar donde ir. Entreno en el sótano y me acompaño por videollamada con Nico Carvacho (basquetbolista de la Universidad de Colorado State). Nos motivamos con un juramento: él quiere ser el primer chileno en llegar a la NBA y yo el primero en la NFL.
1 comentarios:
El tipo va a llegar. Trabaja, juega y estudia.
¿Alguien por acá hace todo eso...?