El Sentinel 5P, satélite de la Agencia Espacial Europea lanzado el 13 de octubre del
2017, vigila la atmósfera de la Tierra desde su órbita polar; por estos días, ha
detectado una drástica reducción de las concentraciones de dióxido de nitrógeno
(N02) sobre las grandes ciudades.
"Es uno de los gases emitidos por los motores de combustión. El uso de combustibles fósiles -bencina, diésel, etcétera- genera N02, que aparte de ser tóxico, es un precursor del material particulado fino, el famoso 2,5, uno de los contaminantes más nocivos", explica Raúl Cordero, ingeniero mecánico, doctor en Ciencias de la Universidad de Hannover (Alemania) y académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
El equipo que lidera Cordero recopiló las imágenes de Santiago captadas por el Sentinel 5P entre el 15 de marzo y el 10 de abril, tanto de este año como del 2019, y comparó las imágenes-promedio de cada período. El resultado es una disminución del 30% de la concentración de N02.
La restricción al transporte debido a las cuarentenas que impuso el coronavirus es la principal causa de un fenómeno que cruza todo el mundo. "Hay algo que nos llamó la atención: en Brasil hay una especie de disputa entre el Ministerio de Salud, que quiere hacer cuarentena, y el presidente, que no quiere. Pensamos entonces que la reducción en Sao Paulo y en Río iba a ser mucho menor; pero no, es bien marcada. Es como la de Santiago. Eso significa que la gente en Brasil está haciendo cuarentena", afirma.
Cordero también explica la relación entre contaminación y el coronavirus que se ha esparcido por el planeta. "Hay un estudio que publicó la Universidad de Harvard la semana pasada, que muestra que en las ciudades que tienen índices de contaminación más altos la tasa de mortalidad es más alta. Por cada microgramo por metro cúbico de concentración promedio anual, la tasa de mortalidad sube 15 por ciento. Tiene sentido. Los que vivimos en Santiago o en el sur de Chile tenemos ya nuestros pulmones dañados; si nos agarra el virus, la posibilidad de desarrollar complicaciones y eventualmente morir es mucho más alta", asegura.
Este estudio, elaborado por investigadores del Departamento de Bioestadísticas de la Escuela de Salud Pública de Harvard, dice que "la mayoría de las condiciones preexistentes que aumentan el riesgo de muerte por covid-19 son las mismas enfermedades que se ven afectadas por la exposición a largo plazo a la contaminación del aire".
El problema es que principal fuente de contaminación en Temuco -que hasta el 12 de abril sumaba 471 casos de covid-19- no son los combustibles fósiles: aunque la cuarentena obligue a restringir el transporte, en los próximos meses las concentraciones tóxicas podrían aumentar.
"En las ciudades donde la contaminación depende del humo de leña, que están en buena parte del sur de Chile, es esperable que la contaminación aumente. Antes, una buena proporción de habitantes prendía la calefacción al llegar del trabajo. Ahora probablemente la van a dejar funcionando las 24 horas", advierte Fernando Lanas, cardiólogo, máster en epidemiología clínica de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) y profesor de la Universidad de La Frontera (UFRO), de Temuco.
"Hay una publicación italiana que muestra que en la zona de la Lombardía, que uno pensaría que le iba a ir mejor en la epidemia, porque es la zona más rica de Italia, se produjo el 60 por ciento de la mortalidad y de las infecciones de ese país. Los investigadores lo relacionan con el grado de contaminación. Es la zona más industrial y es conocida como una de las zonas más contaminadas de Europa", explica.
"Es uno de los gases emitidos por los motores de combustión. El uso de combustibles fósiles -bencina, diésel, etcétera- genera N02, que aparte de ser tóxico, es un precursor del material particulado fino, el famoso 2,5, uno de los contaminantes más nocivos", explica Raúl Cordero, ingeniero mecánico, doctor en Ciencias de la Universidad de Hannover (Alemania) y académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
El equipo que lidera Cordero recopiló las imágenes de Santiago captadas por el Sentinel 5P entre el 15 de marzo y el 10 de abril, tanto de este año como del 2019, y comparó las imágenes-promedio de cada período. El resultado es una disminución del 30% de la concentración de N02.
La restricción al transporte debido a las cuarentenas que impuso el coronavirus es la principal causa de un fenómeno que cruza todo el mundo. "Hay algo que nos llamó la atención: en Brasil hay una especie de disputa entre el Ministerio de Salud, que quiere hacer cuarentena, y el presidente, que no quiere. Pensamos entonces que la reducción en Sao Paulo y en Río iba a ser mucho menor; pero no, es bien marcada. Es como la de Santiago. Eso significa que la gente en Brasil está haciendo cuarentena", afirma.
Cordero también explica la relación entre contaminación y el coronavirus que se ha esparcido por el planeta. "Hay un estudio que publicó la Universidad de Harvard la semana pasada, que muestra que en las ciudades que tienen índices de contaminación más altos la tasa de mortalidad es más alta. Por cada microgramo por metro cúbico de concentración promedio anual, la tasa de mortalidad sube 15 por ciento. Tiene sentido. Los que vivimos en Santiago o en el sur de Chile tenemos ya nuestros pulmones dañados; si nos agarra el virus, la posibilidad de desarrollar complicaciones y eventualmente morir es mucho más alta", asegura.
Este estudio, elaborado por investigadores del Departamento de Bioestadísticas de la Escuela de Salud Pública de Harvard, dice que "la mayoría de las condiciones preexistentes que aumentan el riesgo de muerte por covid-19 son las mismas enfermedades que se ven afectadas por la exposición a largo plazo a la contaminación del aire".
El problema en el sur
El Sentinel 5P sólo puede captar grandes concentraciones de contaminantes en un día despejado: por eso no tiene lecturas de todas las ciudades. El equipo de Cordero, de todas maneras, hizo una comparación similar en Temuco con la ayuda de los registros de las estaciones de monitoreo del Ministerio del Medio Ambiente. "La contaminación en esta ciudad ha disminuido respecto a los niveles del año pasado en igual fecha en porcentajes similares, poco más de 30 por ciento", cuenta.El problema es que principal fuente de contaminación en Temuco -que hasta el 12 de abril sumaba 471 casos de covid-19- no son los combustibles fósiles: aunque la cuarentena obligue a restringir el transporte, en los próximos meses las concentraciones tóxicas podrían aumentar.
"En las ciudades donde la contaminación depende del humo de leña, que están en buena parte del sur de Chile, es esperable que la contaminación aumente. Antes, una buena proporción de habitantes prendía la calefacción al llegar del trabajo. Ahora probablemente la van a dejar funcionando las 24 horas", advierte Fernando Lanas, cardiólogo, máster en epidemiología clínica de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) y profesor de la Universidad de La Frontera (UFRO), de Temuco.
"Hay una publicación italiana que muestra que en la zona de la Lombardía, que uno pensaría que le iba a ir mejor en la epidemia, porque es la zona más rica de Italia, se produjo el 60 por ciento de la mortalidad y de las infecciones de ese país. Los investigadores lo relacionan con el grado de contaminación. Es la zona más industrial y es conocida como una de las zonas más contaminadas de Europa", explica.