El jueves, cuando el centro comercial Apumanque abrió para una prueba piloto, el
único lugar en el que se produjo una fila considerable de personas, fue la Cordonería
Madrid. En ese lugar, entre otras cosas, venden lanas.
Debido a la pandemia, gran parte de las tiendas de ese rubro -si es que no todas- están cerradas. El problema es que estamos justo entrando a la temporada alta de los lanudos. Para más remate, el alcalde Joaquín Lavín dijo que finalmente no autorizará la reapertura del mall. Por lo tanto, la Cordonería Madrid no volverá a abrir todavía.
Pero no todo está perdido y el nieto que está por nacer aún puede que reciba ese mini chalequito, ya que en internet es posible encontrar muchas opciones de compra con despachos.
Gabriel Jury es el jefe comercial de la distribuidora "La Fortuna", ubicada en la calle 21 de mayo. Después de cerrar la tienda a mediados de marzo, volvió con todo, pero a través de internet. "Antes me llegaban a la página unos 5 pedidos al mes. Ahora tengo 10 0 15 pedidos todos los días", cuenta.
Dice que son particulares que gastan, en promedio, unos $25.000. "Compran unos 12 0 14 ovillos de lana, hilos y accesorios. Con eso les puede alcanzar para unos dos chalecos", describe.
"Lo otro que me piden mucho es hilo de algodón. Ese que se ocupa para hacer los amigurumis, unos monitos que están muy famosos y que se hacen a crochet", cuenta Jury.
El despacho lo estaba haciendo a través de Correos de Chile, pero cambió. "Empecé a recibir reclamos de los clientes porque los pedidos estaban tardando mucho en llegar, así que ahora el reparto lo estoy haciendo con una empresa más chica y los pedidos llegan en 24 0 48 horas. El despacho sale $4.000 a cualquier parte de Santiago. También despachamos a regiones", dice.
Daniela Carvajal es la dueña de Lanas Maku Wool. Ella trae las lanas directo desde la estancia de sus padres ubicada en Tierra del Fuego.
Tiene unas lanas que se llaman vellón, que son grandes y gordas, y con las que la gente hace mantas con sus propias manos. "No hemos parado. Incluso tuve que suspender algunos pedidos porque tengo mi lana atrapada en una bodega en Punta Arenas y no la puedo sacar por la cuarentena", explica.
Ella está terminando el proceso con Transbank para poder recibir pedidos por internet en su página web, pero cada día recibe decenas de pedidos por WhatsApp. "Hay muchas mujeres adultas que quieren lana para llevarles a sus madres. En muchos casos son abuelas que antes cuidaban a sus nietos y ahora están encerradas en sus casas. Una clienta me dijo el otro día que quería lana porque se iba a pasar la cuarentena con su mamá tejiendo", cuenta.
Carvajal explica que decidió hacer los despachos ella misma en su auto, porque las filas en las grandes empresas de despacho la estaban haciendo perder mucho tiempo. Antes de la pandemia ella hacía talleres, pero ahora los suspendió. "Mando por WhatsApp el patrón, que es el instructivo del tejido para hacer un chaleco, por ejemplo, y mando un pequeño video donde explico cuáles son los puntos clave."
Cuenta que en un mes como este podía vender 1 50 kilos de lana. "Ahora vendí 250", asegura.
Debido a la pandemia, gran parte de las tiendas de ese rubro -si es que no todas- están cerradas. El problema es que estamos justo entrando a la temporada alta de los lanudos. Para más remate, el alcalde Joaquín Lavín dijo que finalmente no autorizará la reapertura del mall. Por lo tanto, la Cordonería Madrid no volverá a abrir todavía.
Pero no todo está perdido y el nieto que está por nacer aún puede que reciba ese mini chalequito, ya que en internet es posible encontrar muchas opciones de compra con despachos.
Gabriel Jury es el jefe comercial de la distribuidora "La Fortuna", ubicada en la calle 21 de mayo. Después de cerrar la tienda a mediados de marzo, volvió con todo, pero a través de internet. "Antes me llegaban a la página unos 5 pedidos al mes. Ahora tengo 10 0 15 pedidos todos los días", cuenta.
Dice que son particulares que gastan, en promedio, unos $25.000. "Compran unos 12 0 14 ovillos de lana, hilos y accesorios. Con eso les puede alcanzar para unos dos chalecos", describe.
"Lo otro que me piden mucho es hilo de algodón. Ese que se ocupa para hacer los amigurumis, unos monitos que están muy famosos y que se hacen a crochet", cuenta Jury.
El despacho lo estaba haciendo a través de Correos de Chile, pero cambió. "Empecé a recibir reclamos de los clientes porque los pedidos estaban tardando mucho en llegar, así que ahora el reparto lo estoy haciendo con una empresa más chica y los pedidos llegan en 24 0 48 horas. El despacho sale $4.000 a cualquier parte de Santiago. También despachamos a regiones", dice.
Daniela Carvajal es la dueña de Lanas Maku Wool. Ella trae las lanas directo desde la estancia de sus padres ubicada en Tierra del Fuego.
Tiene unas lanas que se llaman vellón, que son grandes y gordas, y con las que la gente hace mantas con sus propias manos. "No hemos parado. Incluso tuve que suspender algunos pedidos porque tengo mi lana atrapada en una bodega en Punta Arenas y no la puedo sacar por la cuarentena", explica.
Ella está terminando el proceso con Transbank para poder recibir pedidos por internet en su página web, pero cada día recibe decenas de pedidos por WhatsApp. "Hay muchas mujeres adultas que quieren lana para llevarles a sus madres. En muchos casos son abuelas que antes cuidaban a sus nietos y ahora están encerradas en sus casas. Una clienta me dijo el otro día que quería lana porque se iba a pasar la cuarentena con su mamá tejiendo", cuenta.
Carvajal explica que decidió hacer los despachos ella misma en su auto, porque las filas en las grandes empresas de despacho la estaban haciendo perder mucho tiempo. Antes de la pandemia ella hacía talleres, pero ahora los suspendió. "Mando por WhatsApp el patrón, que es el instructivo del tejido para hacer un chaleco, por ejemplo, y mando un pequeño video donde explico cuáles son los puntos clave."
Cuenta que en un mes como este podía vender 1 50 kilos de lana. "Ahora vendí 250", asegura.