Para tomar las muestras de quienes sospechan tener coronavirus existe un
dispositivo, distribuido por el Ministerio de Salud (Minsal) y que es único en el
mundo. No existe otro igual. Simplemente a nadie, ni siquiera a los magnates de la
ciencia internacional, se le había ocurrido desarrollar una tecnología que permitiese
transportar el virus de forma segura y sin tanto aparataje. La idea prendió en Chile,
específicamente en la casa oficina de la bióloga Daniela Mendoza y del doctor en
biotecnología Matías Gutiérrez, fundadores de la empresa Genosur.
"El problema de ese kit es que la muestra debe mantenerse en una cadena de frío, transportada a cuatro grados Celsius en un cooler, hasta que llega al laboratorio. Como podrás imaginar hay toda una logística asociada", advierte la bióloga.
Otra de las dificultades del kit común, agrega Mendoza, es que la muestra debe ser procesada dentro de las 48 horas posteriores de la extracción. "Si no ocurre en ese tiempo puede que el material genético del virus se altere y también el diagnóstico", destaca.
Pero la parte más caótica del proceso común de toma de muestra, no son las dos anteriores. Con el kit común, enseña la bióloga, el virus se almacena activo, lo que es un riesgo para quienes transportan la muestra y la procesan en el laboratorio. Si el tubo con la tórula metida en el líquido se llegase a romper, describe Mendoza, la probabilidad de contagio es enorme. "Esos son los tres puntos débiles. La cadena de frío, que se altere el material genético y el virus activo en la muestra", resume.
"El líquido en el que se transporta la muestra inactiva al virus, lo que es un beneficio sanitario. Además, lo preserva. También tiene una ventaja logística porque no necesita cadena de frío, se transporta a temperatura ambiente (24 grados Celsius) y las muestras pueden almacenarse por un mes a espera de ser analizadas, versus las 48 horas del kit común. Eso es bueno, pensando en que el diagnóstico es un cuello de botella y es crítico tener muestras almacenadas", asegura.
Mendoza relata que la idea nació a mediados de marzo, cuando se dieron cuenta de que su empresa de kit científicos escolares iba a sufrir con el cierre de los colegios. Matías, su pareja, pasó la noche en la oficina de la casa. Miró una de las tórulas que le sobraron de un antiguo desarrollo y se acordó de un líquido reactivo, usado para otras cosas, que podría servir para tomar las muestras de coronavirus de manera segura.
"Subió a despertarme. Yo asustada, le respondí que qué le pasaba. Me dijo que lo tenía, que podíamos fabricar kit de toma de muestras. Le respondí que cómo se le ocurría, que eso ya existía. Me dijo que no, que nosotros lo íbamos a hacer. Así fue. Pasamos de ser un equipo de 42 personas a casi 1 00", describe la bióloga.
"A nosotros el Minsal nos provee de estas tomas de muestra. Al principio estábamos escépticos porque era algo nuevo, pero funcionan bien. Tiene una ventaja que es capaz de inactivar al virus, lo que permite un transporte más seguro. Nosotros tenemos trece Censafam, así que nos asegura que no haya contaminación cruzada o derrame de muestra. Además, en todos los laboratorios del país existe retraso en el procesamiento. Con este kit la muestra permanece estable por más tiempo. Si se retrasa el análisis, no sufre degradación. No se echa a perder", comenta Sebastián Gallardo, asesor del Laboratorio de Biología Molecular del Hospital de San Felipe, del Servicio de Salud Aconcagua.
El kit común
El kit común para tomar y transportar las muestras de coronavirus, explica Mendoza, tiene una tórula nasofaríngea y un líquido almacenado en un tubo. En aquel tubo, menciona la bióloga, se introduce la tórula y se lleva al laboratorio para que realicen el diagnóstico a través del examen PCR."El problema de ese kit es que la muestra debe mantenerse en una cadena de frío, transportada a cuatro grados Celsius en un cooler, hasta que llega al laboratorio. Como podrás imaginar hay toda una logística asociada", advierte la bióloga.
Otra de las dificultades del kit común, agrega Mendoza, es que la muestra debe ser procesada dentro de las 48 horas posteriores de la extracción. "Si no ocurre en ese tiempo puede que el material genético del virus se altere y también el diagnóstico", destaca.
Pero la parte más caótica del proceso común de toma de muestra, no son las dos anteriores. Con el kit común, enseña la bióloga, el virus se almacena activo, lo que es un riesgo para quienes transportan la muestra y la procesan en el laboratorio. Si el tubo con la tórula metida en el líquido se llegase a romper, describe Mendoza, la probabilidad de contagio es enorme. "Esos son los tres puntos débiles. La cadena de frío, que se altere el material genético y el virus activo en la muestra", resume.
El kit chileno
Daniela Mendoza, en Genosur, desarrolló un kit que contiene un líquido especial para transportar la muestra. Aunque no lo inventaron en la empresa, dice la bióloga, decidieron agarrarlo y usarlo para algo distinto: transportar la muestra de coronavirus hacia el laboratorio. Algo que no existía hasta mediados de marzo de este año."El líquido en el que se transporta la muestra inactiva al virus, lo que es un beneficio sanitario. Además, lo preserva. También tiene una ventaja logística porque no necesita cadena de frío, se transporta a temperatura ambiente (24 grados Celsius) y las muestras pueden almacenarse por un mes a espera de ser analizadas, versus las 48 horas del kit común. Eso es bueno, pensando en que el diagnóstico es un cuello de botella y es crítico tener muestras almacenadas", asegura.
Mendoza relata que la idea nació a mediados de marzo, cuando se dieron cuenta de que su empresa de kit científicos escolares iba a sufrir con el cierre de los colegios. Matías, su pareja, pasó la noche en la oficina de la casa. Miró una de las tórulas que le sobraron de un antiguo desarrollo y se acordó de un líquido reactivo, usado para otras cosas, que podría servir para tomar las muestras de coronavirus de manera segura.
"Subió a despertarme. Yo asustada, le respondí que qué le pasaba. Me dijo que lo tenía, que podíamos fabricar kit de toma de muestras. Le respondí que cómo se le ocurría, que eso ya existía. Me dijo que no, que nosotros lo íbamos a hacer. Así fue. Pasamos de ser un equipo de 42 personas a casi 1 00", describe la bióloga.
Un millón de unidades
El 23 de marzo la empresa Genosur entregó al Minsal los primeros 600 kit. A la fecha, le ha suministrado 230.000 unidades al ministerio y esperan llegar al millón. A diario, cuenta Mendoza, le transfieren a la autoridad sanitaria entre 6.000 y 9.000 kit, todos manufacturados en la comuna de Macul. Con la ayuda de ProChile, institución del Ministerio de Relaciones Exteriores, lograron llegar a Estados Unidos y pronto abrirán una planta en Miami."A nosotros el Minsal nos provee de estas tomas de muestra. Al principio estábamos escépticos porque era algo nuevo, pero funcionan bien. Tiene una ventaja que es capaz de inactivar al virus, lo que permite un transporte más seguro. Nosotros tenemos trece Censafam, así que nos asegura que no haya contaminación cruzada o derrame de muestra. Además, en todos los laboratorios del país existe retraso en el procesamiento. Con este kit la muestra permanece estable por más tiempo. Si se retrasa el análisis, no sufre degradación. No se echa a perder", comenta Sebastián Gallardo, asesor del Laboratorio de Biología Molecular del Hospital de San Felipe, del Servicio de Salud Aconcagua.