La actriz Ingrid Parra hace siete años estudió orfebrería en la Academia de Alta
Joyería de Daniel Waisberg con la idea de tener una carta bajo la manga por si algún
día no podía vivir sólo de la actuación. Se perfeccionó por 5 años en el oficio, incluso
decidió tener su propia pyme y así vender sus creaciones a través del Instagram
@ingridparrataller. Eso sí, no le había podido sacar el jugo a esta profesión hasta que
la cuarentena llegó a su casa y los teatros cerraron sus puertas, como medida
preventiva contra el coronavirus.
Resguardada en su casa hace más de 2 meses, lejos de los escenarios y de la televisión, el que era un pasatiempo se transformó en su primera fuente de ingresos en estas semanas de cuarentena en que no ha podido salir a actuar. Según cuenta, ahora pasa de lunes a sábado trabajando en un pequeño taller instalado en su casa, en el que crea aros, pulseras y collares, con materiales como plata, piedras naturales y, a veces, oro. "Ahora con la cuarentena he podido mover más mi Instagram de las joyas para mantenerme ocupada. Hay que mantener la cabeza ocupada en algo, estar todo el día en la casa es bien estresante para todo el mundo, y si uno tiene un oficio distinto hay que aprovecharlo", dice la actriz, quien agrega que aprovecha gran parte del día para rear sus joyas.
"Le estoy dedicando varias horas porque me entretiene. Me levanto a las 9 y a las 10 ya estoy sentada en mi escritorio trabajando, y de ahí no salgo hasta las 6 de la tarde, por ejemplo. Lo estoy tomando como un trabajo normal", asegura la actriz, quien cuenta que los precios de sus productos parten en los $15.000 y son 100% personalizados, ya que la mayoría son a pedido de los clientes. Se puede demorar hasta 3 días en realizar una pieza.
-¿Le ha ido bien con las ventas?
-Sí, y me han salvado. Porque estoy sin "Morandé con Compañía" (Mega) desde el año pasado y este año tampoco sigo, así que no tengo ese sueldo. Estaba en una obra también pero lo primero que cerraron fueron los teatro. Entonces, mi única entrada para mantenerme son mis joyas. La cosa está difícil para todos lados, mi pareja trabaja en producción de eventos y tampoco los hay.
-¿Cuántos pedidos tiene a la semana?
-Depende muchísimo, pero a veces tengo dos o tres. Es relativo, pero todo eso salva mucho. Por ejemplo, hay una clienta de Valparaíso que ya me ha comprado 3 anillos y se lo agradezco en el alma, sin conocerme.
Resguardada en su casa hace más de 2 meses, lejos de los escenarios y de la televisión, el que era un pasatiempo se transformó en su primera fuente de ingresos en estas semanas de cuarentena en que no ha podido salir a actuar. Según cuenta, ahora pasa de lunes a sábado trabajando en un pequeño taller instalado en su casa, en el que crea aros, pulseras y collares, con materiales como plata, piedras naturales y, a veces, oro. "Ahora con la cuarentena he podido mover más mi Instagram de las joyas para mantenerme ocupada. Hay que mantener la cabeza ocupada en algo, estar todo el día en la casa es bien estresante para todo el mundo, y si uno tiene un oficio distinto hay que aprovecharlo", dice la actriz, quien agrega que aprovecha gran parte del día para rear sus joyas.
"Le estoy dedicando varias horas porque me entretiene. Me levanto a las 9 y a las 10 ya estoy sentada en mi escritorio trabajando, y de ahí no salgo hasta las 6 de la tarde, por ejemplo. Lo estoy tomando como un trabajo normal", asegura la actriz, quien cuenta que los precios de sus productos parten en los $15.000 y son 100% personalizados, ya que la mayoría son a pedido de los clientes. Se puede demorar hasta 3 días en realizar una pieza.
-¿Le ha ido bien con las ventas?
-Sí, y me han salvado. Porque estoy sin "Morandé con Compañía" (Mega) desde el año pasado y este año tampoco sigo, así que no tengo ese sueldo. Estaba en una obra también pero lo primero que cerraron fueron los teatro. Entonces, mi única entrada para mantenerme son mis joyas. La cosa está difícil para todos lados, mi pareja trabaja en producción de eventos y tampoco los hay.
-¿Cuántos pedidos tiene a la semana?
-Depende muchísimo, pero a veces tengo dos o tres. Es relativo, pero todo eso salva mucho. Por ejemplo, hay una clienta de Valparaíso que ya me ha comprado 3 anillos y se lo agradezco en el alma, sin conocerme.