El actual presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)
Juan Sutil asumió el 12 de marzo pasado su puesto y solo pudo ocupar dos
semanas su oficina de la sede gremial ubicada en calle Monseñor Sótero Sanz, en la
comuna de Providencia. El Covid-19 mandó al nuevo dirigente de los empresarios a
trabajar desde su casa durante estos agitados días de pandemia y desaceleración
económica.
-¿Cómo se dirige desde la casa una institución que agrupa seis ramas del sector privado?
-La tecnología lo permite. Hoy (viernes) empecé a las 7 y media de la mañana con una reunión de la mesa económica de la CPC que agrupa a todos los economistas y gerentes de estudios de las diferentes ramas de la producción y el comercio.
-¿Coinciden en que el escenario económico y social es complejo considerando el aumento de contagios, muertes, desempleo y hambre?
-Estamos frente a una pandemia y a una crisis sanitaria considerada la de mayor gravedad mundial en años, pero que puede ser administrada y derrotada. Tenemos ejemplos como España, Italia, Corea, Japón, Suecia, entre otros países.
-¿Considera que hay luz al final del túnel?
-Esos países lograron manejar a su manera la salida del peor momento de la pandemia. Casos como el de España e Italia, dos de los países donde hubo mayores problemas, muertes y desolación, hoy vemos que están retomando a su actividad.
-¿Ve factible el retorno a cierta normalidad?
-Chile pudo prepararse mejor que Italia y España. Esa preparación, que partió el 15 de enero, ha permitido tomar una cantidad de medidas que yo he visto con mis propios ojos desde que asumí como presidente la Confederación de la Producción y el Comercio.
-Pero estamos en una situación bien límite en términos de camas y pacientes en unidades de cuidado intensivo.
-Chile aún no está en la situación que estuvieron países desarrollados, de tener que elegir entre quién vive y quién muere. Al menos, dos veces por semana, están llegando equipos médicos que permiten ir absorbiendo las demandas de los pacientes. Existe un equipo médico y humano que está realizando una proeza mundial generando seguridad en la población.
-Usted tiene una visión más optimista del manejo de la pandemia.
-Es que estoy viendo avances. De mi parte puedo decir que el próximo lunes y martes, vamos a cumplir en la CPC con las 400 cánulas nasales de alto flujo que van a llegar al país y que son una tecnología que permite liberar ventiladores artificiales. También esperamos en esos días la llegada de 105 nuevos ventiladores provenientes de Beijing. Todas estas son noticias buenas que ayudan a dar algo más de tranquilidad.
-El mundo y especialmente el hemisferio norte están retomando una nueva "cierta" normalidad, aunque aún no sabemos el efecto de los rebrotes. Eso me hace ser optimista y decir que, a lo menos en 100 días más podremos ver cierta normalidad. Creo que en septiembre podemos volver a tener una nueva cierta normalidad.
-¿Y qué pasaría en esa nueva cierta normalidad?
-Chile podría pasar a retomar una senda de recuperación y de reenganche económico. Ha quedado de manifiesto la importancia de un buen trabajo, un trabajo formal, el rol de la empresa como motor del desarrollo, la importancia de la estabilidad económica y sobre todo de la estabilidad política, de tener buenas políticas públicas y espacios de discusión de temas de fondo que termine con esas interminables guerrillas políticas.
-¿Está muy dañada la economía?
-Chile va a poder salir adelante porque hay elementos fundamentales de la economía que están sanos. Los fundamentos productivos del sector exportación no están afectados y eso es importante porque es el sector que trae las divisas a Chile, pienso en la agroindustria, la industria forestal, de la piscicultura, los salmones, la pesca, minería.
-¿El exportador no ha sufrido con la pandemia?
-La industria en general y la manufacturera en especial, están funcionando con relativa normalidad productiva y eso hay que mantenerlo y reforzarlo, pienso en la vinculada a los alimentos, a la metalmecánica.
-¿Dónde están los grandes problemas?
-En el comercio, la industria de la recreación, restaurantes y en el turismo. Es evidente que esa industria va a sufrir y hay que buscar la manera de apoyarla y reactivarla. La otra cosa que quedó muy en evidencia con esta emergencia es la precariedad de los trabajos informales que afecta a más de tres millones de personas.
-¿Cómo hacer con estas falencias que han quedado al descubierto con la crisis?
-Soy optimista en relación a que podemos construir una mirada de largo plazo, con un Chile que se maneje entre la socialdemocracia y el liberalismo, como ocurre en Europa.
-¿Y qué pasaría si no logramos ese discurso de centro y la mirada a largo plazo?
-Podemos terminar en el populismo y retroceder varias décadas en nuestra historia. Tenemos que trabajar para fortalecer la democracia, generar mucha más inclusión social y generar una matriz productiva más diversificada.
-¿Cree factible lograr un gran acuerdo que satisfaga a la gran mayoría de los chilenos que, justamente, no se sienten incluidos o representados en la democracia?
-Difícil, si la política sigue en la trinchera y aparecen sectores que creen que por vía de la violencia se pueden lograr objetivos que sabemos conducen al deterioro económico y la paralización de la producción. Un triste caso es Argentina, que ya tiene a un 50% de la población en la pobreza, está quebrado y está ad portas de entrar en una hiperinflación.
-¿Cree realmente que existen sectores que promueven la violencia?
-Es lo que veo que pretende el Partido Comunista y personas cercanas al senador (Alejandro) Navarro, que le gustaría volver a los años 70 0 reproducir lo que ocurrió en Venezuela que pasó, de ser el país más rico de América Latina, a ser uno de los más pobres, sin comercio, sin industrias, sin petróleo ni fuentes laborales.
-¿Cree factible lograr un gran acuerdo nacional?
-Hay que ser muy prudente en la mirada política, más que en la económica, ver cómo vamos a enfrentar las bases de un nuevo futuro, pero también respondiendo a los sentidos de urgencia, de un país más inclusivo. Necesitamos, por ejemplo, en el corto plazo, aprobar proyectos de inversiones urgentes, que el servicio de evaluación ambiental esté operativo. Hay proyectos mineros, de infraestructura, detenidos y que involucran a cientos de miles de empleos.
-¿Con qué argumento pretende convencer a los actores políticos a sumarse a este acuerdo?
-Con el argumento de que los países más felices, que tienen mayor satisfacción, son los que han logrado políticas de acuerdo amplio y con ideas de centro. Esas son las sociedades que muestran más libertades, más inclusión, mejores salarios y estándares de vida. Esos son también los países que tienen más recursos para enfrentar sus problemas porque hay oportunidad, trabajo, estabilidad.
-Hay que evaluar si esa manifestación de malestar es realmente de toda la gente. Hay una encuesta en que un 87% de las personas le tienen respeto y aprecio a las empresas en que trabaja, aunque cuestionen al gremio en general. Dudo que ese malestar sea del conjunto.
-¿Pero ustedes como sector privado no hacen un mea culpa?
-En nuestro sector, por supuesto que ha habido casos que generaron la molestia ciudadana, es muy claro. Yo no tengo ánimo de empatar, pero también ocurre en otros sectores como con algunos médicos que actúan de forma incorrecta o de algunos políticos que pueden ser corruptos. También puede ocurrir dentro de las policías o dentro de ustedes los periodistas. Así es la sociedad, hay muchos buenos y pocos malos.
-¿Cree que puede cambiar esa molestia en la gente?
-Hay que cambiar el discurso, comenzar con un discurso de construcción. La etapa más fructífera del país fue a partir de la recuperación de la democracia, los primeros treinta años. Eso es importante rescatarlo y es lamentable que un sector de la izquierda lo quiera tirar a la basura cuando fue un periodo virtuoso en que logramos el mayor crecimiento del país, con la mayor inclusión social, crecimiento de la clase media y una inédita baja de la marginalidad y la pobreza.
-En esta coyuntura, ¿usted está dispuesto a conversar con esos sectores que usted cuestiona?
-Por supuesto que estoy dispuesto a conversar con todos y se lo he dicho a varios diputados que me lo han preguntado. No podemos estigmatizar a todos los empresarios, doctores, empleados públicos, políticos, parlamentarios. Hay más de 15.000 fundaciones y más de cien que son muy importantes en el apoyo de la inclusión y superación de la pobreza.
-Hay sectores que critican la caridad del sector privado en momentos de crisis.
-Ese tipo de discurso no está a la altura de las circunstancias y es destructivo.
-¿Considera correctas las medidas dispuestas para enfrentar escasez de alimentos?
-Tenemos 593.000 personas que se acogieron a la ley de protección al desempleo y no están sufriendo hambre, con todo respeto, podemos decir que están protegidos. Tenemos un bono que el gobierno está pagando a 1.740.000 familias que es de $260.000 por familia de cuatro miembros que evita que esa familia pase hambre. Por supuesto, podría ser mayor, pero creo que la respuesta a la marginalidad, la pobreza, los campamentos, es bastante inédita en una emergencia como esta donde se exige una respuesta rápida para personas con empleos informales. Podría ser más, sin duda.
-¿Cómo se dirige desde la casa una institución que agrupa seis ramas del sector privado?
-La tecnología lo permite. Hoy (viernes) empecé a las 7 y media de la mañana con una reunión de la mesa económica de la CPC que agrupa a todos los economistas y gerentes de estudios de las diferentes ramas de la producción y el comercio.
-¿Coinciden en que el escenario económico y social es complejo considerando el aumento de contagios, muertes, desempleo y hambre?
-Estamos frente a una pandemia y a una crisis sanitaria considerada la de mayor gravedad mundial en años, pero que puede ser administrada y derrotada. Tenemos ejemplos como España, Italia, Corea, Japón, Suecia, entre otros países.
-¿Considera que hay luz al final del túnel?
-Esos países lograron manejar a su manera la salida del peor momento de la pandemia. Casos como el de España e Italia, dos de los países donde hubo mayores problemas, muertes y desolación, hoy vemos que están retomando a su actividad.
-¿Ve factible el retorno a cierta normalidad?
-Chile pudo prepararse mejor que Italia y España. Esa preparación, que partió el 15 de enero, ha permitido tomar una cantidad de medidas que yo he visto con mis propios ojos desde que asumí como presidente la Confederación de la Producción y el Comercio.
-Pero estamos en una situación bien límite en términos de camas y pacientes en unidades de cuidado intensivo.
-Chile aún no está en la situación que estuvieron países desarrollados, de tener que elegir entre quién vive y quién muere. Al menos, dos veces por semana, están llegando equipos médicos que permiten ir absorbiendo las demandas de los pacientes. Existe un equipo médico y humano que está realizando una proeza mundial generando seguridad en la población.
-Usted tiene una visión más optimista del manejo de la pandemia.
-Es que estoy viendo avances. De mi parte puedo decir que el próximo lunes y martes, vamos a cumplir en la CPC con las 400 cánulas nasales de alto flujo que van a llegar al país y que son una tecnología que permite liberar ventiladores artificiales. También esperamos en esos días la llegada de 105 nuevos ventiladores provenientes de Beijing. Todas estas son noticias buenas que ayudan a dar algo más de tranquilidad.
Agosto, el mes
-¿Es factible que logremos una nueva normalidad?-El mundo y especialmente el hemisferio norte están retomando una nueva "cierta" normalidad, aunque aún no sabemos el efecto de los rebrotes. Eso me hace ser optimista y decir que, a lo menos en 100 días más podremos ver cierta normalidad. Creo que en septiembre podemos volver a tener una nueva cierta normalidad.
-¿Y qué pasaría en esa nueva cierta normalidad?
-Chile podría pasar a retomar una senda de recuperación y de reenganche económico. Ha quedado de manifiesto la importancia de un buen trabajo, un trabajo formal, el rol de la empresa como motor del desarrollo, la importancia de la estabilidad económica y sobre todo de la estabilidad política, de tener buenas políticas públicas y espacios de discusión de temas de fondo que termine con esas interminables guerrillas políticas.
-¿Está muy dañada la economía?
-Chile va a poder salir adelante porque hay elementos fundamentales de la economía que están sanos. Los fundamentos productivos del sector exportación no están afectados y eso es importante porque es el sector que trae las divisas a Chile, pienso en la agroindustria, la industria forestal, de la piscicultura, los salmones, la pesca, minería.
-¿El exportador no ha sufrido con la pandemia?
-La industria en general y la manufacturera en especial, están funcionando con relativa normalidad productiva y eso hay que mantenerlo y reforzarlo, pienso en la vinculada a los alimentos, a la metalmecánica.
-¿Dónde están los grandes problemas?
-En el comercio, la industria de la recreación, restaurantes y en el turismo. Es evidente que esa industria va a sufrir y hay que buscar la manera de apoyarla y reactivarla. La otra cosa que quedó muy en evidencia con esta emergencia es la precariedad de los trabajos informales que afecta a más de tres millones de personas.
-¿Cómo hacer con estas falencias que han quedado al descubierto con la crisis?
-Soy optimista en relación a que podemos construir una mirada de largo plazo, con un Chile que se maneje entre la socialdemocracia y el liberalismo, como ocurre en Europa.
-¿Y qué pasaría si no logramos ese discurso de centro y la mirada a largo plazo?
-Podemos terminar en el populismo y retroceder varias décadas en nuestra historia. Tenemos que trabajar para fortalecer la democracia, generar mucha más inclusión social y generar una matriz productiva más diversificada.
-¿Cree factible lograr un gran acuerdo que satisfaga a la gran mayoría de los chilenos que, justamente, no se sienten incluidos o representados en la democracia?
-Difícil, si la política sigue en la trinchera y aparecen sectores que creen que por vía de la violencia se pueden lograr objetivos que sabemos conducen al deterioro económico y la paralización de la producción. Un triste caso es Argentina, que ya tiene a un 50% de la población en la pobreza, está quebrado y está ad portas de entrar en una hiperinflación.
-¿Cree realmente que existen sectores que promueven la violencia?
-Es lo que veo que pretende el Partido Comunista y personas cercanas al senador (Alejandro) Navarro, que le gustaría volver a los años 70 0 reproducir lo que ocurrió en Venezuela que pasó, de ser el país más rico de América Latina, a ser uno de los más pobres, sin comercio, sin industrias, sin petróleo ni fuentes laborales.
-¿Cree factible lograr un gran acuerdo nacional?
-Hay que ser muy prudente en la mirada política, más que en la económica, ver cómo vamos a enfrentar las bases de un nuevo futuro, pero también respondiendo a los sentidos de urgencia, de un país más inclusivo. Necesitamos, por ejemplo, en el corto plazo, aprobar proyectos de inversiones urgentes, que el servicio de evaluación ambiental esté operativo. Hay proyectos mineros, de infraestructura, detenidos y que involucran a cientos de miles de empleos.
-¿Con qué argumento pretende convencer a los actores políticos a sumarse a este acuerdo?
-Con el argumento de que los países más felices, que tienen mayor satisfacción, son los que han logrado políticas de acuerdo amplio y con ideas de centro. Esas son las sociedades que muestran más libertades, más inclusión, mejores salarios y estándares de vida. Esos son también los países que tienen más recursos para enfrentar sus problemas porque hay oportunidad, trabajo, estabilidad.
"Muchos buenos y pocos malos"
-Después del 18 de octubre quedó de manifiesto un malestar de sectores de la población hacia el sector privado y la clase dirigente. ¿Cómo se rompen esas suspicacias?-Hay que evaluar si esa manifestación de malestar es realmente de toda la gente. Hay una encuesta en que un 87% de las personas le tienen respeto y aprecio a las empresas en que trabaja, aunque cuestionen al gremio en general. Dudo que ese malestar sea del conjunto.
-¿Pero ustedes como sector privado no hacen un mea culpa?
-En nuestro sector, por supuesto que ha habido casos que generaron la molestia ciudadana, es muy claro. Yo no tengo ánimo de empatar, pero también ocurre en otros sectores como con algunos médicos que actúan de forma incorrecta o de algunos políticos que pueden ser corruptos. También puede ocurrir dentro de las policías o dentro de ustedes los periodistas. Así es la sociedad, hay muchos buenos y pocos malos.
-¿Cree que puede cambiar esa molestia en la gente?
-Hay que cambiar el discurso, comenzar con un discurso de construcción. La etapa más fructífera del país fue a partir de la recuperación de la democracia, los primeros treinta años. Eso es importante rescatarlo y es lamentable que un sector de la izquierda lo quiera tirar a la basura cuando fue un periodo virtuoso en que logramos el mayor crecimiento del país, con la mayor inclusión social, crecimiento de la clase media y una inédita baja de la marginalidad y la pobreza.
-En esta coyuntura, ¿usted está dispuesto a conversar con esos sectores que usted cuestiona?
-Por supuesto que estoy dispuesto a conversar con todos y se lo he dicho a varios diputados que me lo han preguntado. No podemos estigmatizar a todos los empresarios, doctores, empleados públicos, políticos, parlamentarios. Hay más de 15.000 fundaciones y más de cien que son muy importantes en el apoyo de la inclusión y superación de la pobreza.
-Hay sectores que critican la caridad del sector privado en momentos de crisis.
-Ese tipo de discurso no está a la altura de las circunstancias y es destructivo.
-¿Considera correctas las medidas dispuestas para enfrentar escasez de alimentos?
-Tenemos 593.000 personas que se acogieron a la ley de protección al desempleo y no están sufriendo hambre, con todo respeto, podemos decir que están protegidos. Tenemos un bono que el gobierno está pagando a 1.740.000 familias que es de $260.000 por familia de cuatro miembros que evita que esa familia pase hambre. Por supuesto, podría ser mayor, pero creo que la respuesta a la marginalidad, la pobreza, los campamentos, es bastante inédita en una emergencia como esta donde se exige una respuesta rápida para personas con empleos informales. Podría ser más, sin duda.