Nicolás Massú está preocupado por su amigo Yogurt de Mora, que hace una
semana permanece internado en la UTI de la Indisa por Covid-19.
Sabe que Exequiel Carvajal, a quien conoce de los ocho años, lucha por superar la enfermedad. Y leyó que en su lecho de enfermo, estable dentro de su gravedad, con una mascarilla por la que recibe alto flujo de oxígeno, lo primero que hizo el histórico encordador del tenis chileno cuando se comunicó con su señora fue preguntarle por Massú.
"¿Y el Nico, me ha llamado?", le dijo con la voz cansada y muy baja a su esposa, Virginia Nahuelhual, y también le preguntó por Feña González y el Chino Ríos.
-¿Qué le puede responder al Yogurt? Seguro que le darán su mensaje
-(Se sonríe) Hemos pasado tantas cosas juntos con el Yogurt y sé que es un tipo muy fuerte. Cuando yo era chico, me acompañó muchas veces, me enseñó que había que ser un luchador en la vida, y él tiene esa misma actitud. El Yogurt sabe que esta es una batalla y la va a pelear. Y bueno, que queremos que se recupere, que lo estamos apoyando, que estamos todos con él, que sus seres queridos estamos pendientes y que estamos esperando que salga adelante para encontrarnos de vuelta como antes, porque faltan muchas aventuras aún por vivir juntos. Yogurt es un tipo joven, fuerte, de 59 años.
Nicolás Massú (40), hoy flamante capitán del equipo de Copa Davis, conoció a los ocho años a Carvajal, que entonces tenía 27 y ya encordaba raquetas de las figuras del tenis y era parte del equipo copero.
Yogurt de Mora comenzó como pelotero siendo un niño en el club del Banco del Estado y luego en el Estadio Nacional, donde se hizo famoso y su nombre, más bien su apodo, que le puso el Pato Cornejo, alcanzó prestigio profesional. Su tarjeta de presentación desde entonces reza, sencillamente, "Yogurt de Mora Custom Stringing". Así, no más.
"En la mañana temprano llamé a la Vicky para saber de su estado", dice Massú, cosa que hace a diario.
El tenista le va contando uno a uno a Virginia los mensajes de decenas de personas que le escriben o lo llaman para saber de su esposo, que es hipertenso y sufre de diabetes. Le han tenido que subir el ánimo al encordador, porque dice que está cansado de pasar 12 horas de guata -así, literal-, posición que facilita la respiración a una persona que padece el virus.
"El Yogurt es un gran amigo de toda la vida, nos conocimos cuando yo tenía ocho años y empezamos a compartir tantos momentos juntos, desde que comencé a jugar al tenis", agrega.
-Son más de 30 años juntos.
-Mis primeros viajes fueron con el Yogurt y desde eso han pasado muchos, la conexión siempre ha sido espectacular con él y su familia, con Fernando (González) somos padrinos de su hija mayor, de la Juliette (19), hemos vivido cosas únicas juntos y la amistad que tenemos es increíble.
-¿Quiénes le escriben, quiénes preguntan por Exequiel?
-Me llegan mensajes, me llaman tenistas y gente de fuera de Chile que se enteró de su caso. Son amigos del tenis que lo conocen de toda la vida, porque el Yogurt es un gran tipo, un gran amigo, una persona bondadosa, siempre tratando de ayudar al resto, traspasa fronteras, se acuerdan de él porque el Yogurt donde va deja su huella y eso es algo muy bonito. Su familia, además, es de grandes valores. Después de tantos años, sigue siendo un pilar fundamental en la Copa Davis.
-Vicky, su esposa (47), contaba que usted siempre le pide consejos al Yogurt, que lo escucha. ¿Todavía es un apoyo?
-Con el Yogurt conversamos no sólo de cosas deportivas, sino muchas situaciones. Me ha visto crecer, me acompañó como profesional, ahora como entrenador y capitán de Copa Davis. Él me vio cuando yo fui a mi primera Copa Davis como invitado, ha visto mi proceso como persona.
-¿De qué hablan?
-Es muy inteligente e intercambiamos siempre ideas, siempre está disponible a la hora que sea, si tiene que darle una mano a alguien, no duda. En donde vive (población Exequiel González, en Ñuñoa), es muy querido y respetado porque es muy buena persona.
Sabe que Exequiel Carvajal, a quien conoce de los ocho años, lucha por superar la enfermedad. Y leyó que en su lecho de enfermo, estable dentro de su gravedad, con una mascarilla por la que recibe alto flujo de oxígeno, lo primero que hizo el histórico encordador del tenis chileno cuando se comunicó con su señora fue preguntarle por Massú.
"¿Y el Nico, me ha llamado?", le dijo con la voz cansada y muy baja a su esposa, Virginia Nahuelhual, y también le preguntó por Feña González y el Chino Ríos.
-¿Qué le puede responder al Yogurt? Seguro que le darán su mensaje
-(Se sonríe) Hemos pasado tantas cosas juntos con el Yogurt y sé que es un tipo muy fuerte. Cuando yo era chico, me acompañó muchas veces, me enseñó que había que ser un luchador en la vida, y él tiene esa misma actitud. El Yogurt sabe que esta es una batalla y la va a pelear. Y bueno, que queremos que se recupere, que lo estamos apoyando, que estamos todos con él, que sus seres queridos estamos pendientes y que estamos esperando que salga adelante para encontrarnos de vuelta como antes, porque faltan muchas aventuras aún por vivir juntos. Yogurt es un tipo joven, fuerte, de 59 años.
Nicolás Massú (40), hoy flamante capitán del equipo de Copa Davis, conoció a los ocho años a Carvajal, que entonces tenía 27 y ya encordaba raquetas de las figuras del tenis y era parte del equipo copero.
Yogurt de Mora comenzó como pelotero siendo un niño en el club del Banco del Estado y luego en el Estadio Nacional, donde se hizo famoso y su nombre, más bien su apodo, que le puso el Pato Cornejo, alcanzó prestigio profesional. Su tarjeta de presentación desde entonces reza, sencillamente, "Yogurt de Mora Custom Stringing". Así, no más.
"En la mañana temprano llamé a la Vicky para saber de su estado", dice Massú, cosa que hace a diario.
El tenista le va contando uno a uno a Virginia los mensajes de decenas de personas que le escriben o lo llaman para saber de su esposo, que es hipertenso y sufre de diabetes. Le han tenido que subir el ánimo al encordador, porque dice que está cansado de pasar 12 horas de guata -así, literal-, posición que facilita la respiración a una persona que padece el virus.
"El Yogurt es un gran amigo de toda la vida, nos conocimos cuando yo tenía ocho años y empezamos a compartir tantos momentos juntos, desde que comencé a jugar al tenis", agrega.
-Son más de 30 años juntos.
-Mis primeros viajes fueron con el Yogurt y desde eso han pasado muchos, la conexión siempre ha sido espectacular con él y su familia, con Fernando (González) somos padrinos de su hija mayor, de la Juliette (19), hemos vivido cosas únicas juntos y la amistad que tenemos es increíble.
-¿Quiénes le escriben, quiénes preguntan por Exequiel?
-Me llegan mensajes, me llaman tenistas y gente de fuera de Chile que se enteró de su caso. Son amigos del tenis que lo conocen de toda la vida, porque el Yogurt es un gran tipo, un gran amigo, una persona bondadosa, siempre tratando de ayudar al resto, traspasa fronteras, se acuerdan de él porque el Yogurt donde va deja su huella y eso es algo muy bonito. Su familia, además, es de grandes valores. Después de tantos años, sigue siendo un pilar fundamental en la Copa Davis.
-Vicky, su esposa (47), contaba que usted siempre le pide consejos al Yogurt, que lo escucha. ¿Todavía es un apoyo?
-Con el Yogurt conversamos no sólo de cosas deportivas, sino muchas situaciones. Me ha visto crecer, me acompañó como profesional, ahora como entrenador y capitán de Copa Davis. Él me vio cuando yo fui a mi primera Copa Davis como invitado, ha visto mi proceso como persona.
-¿De qué hablan?
-Es muy inteligente e intercambiamos siempre ideas, siempre está disponible a la hora que sea, si tiene que darle una mano a alguien, no duda. En donde vive (población Exequiel González, en Ñuñoa), es muy querido y respetado porque es muy buena persona.