Al despertar, Daniel Donoso revisa todos los mensajes sin leer que se almacenaron
en el grupo de WhatsApp que formaron los kinesiólogos de las unidades de cuidados
intensivos (UCI) de todo el país. Lo más importante, dice, es compartir experiencias y
dudas sobre el cuidado de pacientes con Covid-19. Como es un virus nuevo, destaca,
todo aporte es bienvenido.
"Nos contamos qué hemos hecho con los pacientes difíciles. Algunos colegas tienen mucha experiencia. Lo bueno es que tienen la voluntad para aclarar todas las dudas", describe el coordinador de los kinesiólogos de la Unidad de Paciente Crítico Adulto del Hospital Clínico San Borja Arriarán.
"Armamos un team pronador. Así le llamamos al equipo que se encarga de levantar a la persona y ponerla de guatita para que pueda respirar mejor por la gravedad. Es una maniobra bien compleja porque el paciente está sedado, requiere de cuatro a cinco personas para levantarlo. Son pesados los pacientes en esas condiciones de sedación, hay que tener fuerza. Es difícil, de alto riesgo. No se puede desconectar nada, ningún circuito. Una de nuestras labores es la programación de ventiladores", explica.
En el Hospital San Borja Arriarán, recuerda Donoso, hubo un paciente con Covid-19 que estuvo dos periodos en posición decúbito prono. "Seis días de guata en la cama. Complicadísimo. Cada periodo dura tres días, él estuvo seis. El trabajo del kinesiólogo fue fundamental para mantener la musculatura de esa persona y que pudiese caminar después de salir de la ventilación mecánica", menciona.
Carmen Gloria Herrera cuenta que la labor de un kinesiólogo en la pandemia es reestablecer la funcionalidad del sistema respiratorio y musculoesquelético de los pacientes, sobre todo de quienes estuvieron hospitalizados. "Recuerdo a nuestro primer paciente. Ingresó el 21 de marzo. Era un hombre joven, sin antecedentes que lo pusieran en riesgo. Estuvo grave, lo pusimos en posición prono. Evolucionó bien, pero tuvo días críticos, con cinco sesiones de kinesiología, de unos cincuenta minutos cada una. Incluso en la noche", describe.
Aquel hombre de unos cuarenta años, relata Herrera, obtuvo el alta porque además de recuperarse de Covid-19, logró ser funcional. "Podía caminar, fortalecimos su musculatura y quedó con una debilidad mínima en los brazos. Estuvo un mes hospitalizado", cuenta la kinesióloga del Hospital Clínico UC.
Su coordinadora, Carmen Gloria Herrera, destaca que con todos los implementos es difícil no sudar. Lo más complicado, dice, es hacer una maniobra en la que el kinesiólogo pone sus brazos sobre el tórax del paciente y realiza unas vibraciones con sus manos para trasladar las secreciones desde los pulmones hacia la traquea. "Hacer todo eso con los implementos de seguridad es complicado", menciona.
"El trabajo en la UCI tiene una parte bien ingrata. Como los pacientes están sedados, salen casi sin ningún recuerdo. Nos visitan después del alta, por algún control, y les preguntamos si se acuerdan de esto o de esto otro, pero no", finaliza Daniel Donoso, coordinador de kinesiólogos de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital San Borja Arriarán.
"Nos contamos qué hemos hecho con los pacientes difíciles. Algunos colegas tienen mucha experiencia. Lo bueno es que tienen la voluntad para aclarar todas las dudas", describe el coordinador de los kinesiólogos de la Unidad de Paciente Crítico Adulto del Hospital Clínico San Borja Arriarán.
Decúbito prono
Carmen Gloria Herrera es la coordinadora de los kinesiólogos del Hospital Clínico UC Christus. Cuenta que con la pandemia casi han duplicado la frecuencia con la que realizan una de las maniobras más difíciles que le toca realizar a un kinesiólogo: poner a un paciente en decúbito prono, o sea, boca abajo en la camilla y muchas veces, conectado a un ventilador mecánico."Armamos un team pronador. Así le llamamos al equipo que se encarga de levantar a la persona y ponerla de guatita para que pueda respirar mejor por la gravedad. Es una maniobra bien compleja porque el paciente está sedado, requiere de cuatro a cinco personas para levantarlo. Son pesados los pacientes en esas condiciones de sedación, hay que tener fuerza. Es difícil, de alto riesgo. No se puede desconectar nada, ningún circuito. Una de nuestras labores es la programación de ventiladores", explica.
En el Hospital San Borja Arriarán, recuerda Donoso, hubo un paciente con Covid-19 que estuvo dos periodos en posición decúbito prono. "Seis días de guata en la cama. Complicadísimo. Cada periodo dura tres días, él estuvo seis. El trabajo del kinesiólogo fue fundamental para mantener la musculatura de esa persona y que pudiese caminar después de salir de la ventilación mecánica", menciona.
Carmen Gloria Herrera cuenta que la labor de un kinesiólogo en la pandemia es reestablecer la funcionalidad del sistema respiratorio y musculoesquelético de los pacientes, sobre todo de quienes estuvieron hospitalizados. "Recuerdo a nuestro primer paciente. Ingresó el 21 de marzo. Era un hombre joven, sin antecedentes que lo pusieran en riesgo. Estuvo grave, lo pusimos en posición prono. Evolucionó bien, pero tuvo días críticos, con cinco sesiones de kinesiología, de unos cincuenta minutos cada una. Incluso en la noche", describe.
Aquel hombre de unos cuarenta años, relata Herrera, obtuvo el alta porque además de recuperarse de Covid-19, logró ser funcional. "Podía caminar, fortalecimos su musculatura y quedó con una debilidad mínima en los brazos. Estuvo un mes hospitalizado", cuenta la kinesióloga del Hospital Clínico UC.
Rutinas de kine
Escudo facial, antiparras, mascarilla, a veces doble mascarilla, pechera de plástico y guantes. Con ese uniforme deben trabajar los kinesiólogos que atienden a pacientes graves con Covid-1 9, a los hospitalizados. "Con todo esto tenemos que aplicarnos aceites especiales y ponernos unos parches en las orejas, de lo contrario nuestra cara sufre", cuenta la kinesióloga del Hospital Clínico UC Christus Pilar Córdova.Su coordinadora, Carmen Gloria Herrera, destaca que con todos los implementos es difícil no sudar. Lo más complicado, dice, es hacer una maniobra en la que el kinesiólogo pone sus brazos sobre el tórax del paciente y realiza unas vibraciones con sus manos para trasladar las secreciones desde los pulmones hacia la traquea. "Hacer todo eso con los implementos de seguridad es complicado", menciona.
"El trabajo en la UCI tiene una parte bien ingrata. Como los pacientes están sedados, salen casi sin ningún recuerdo. Nos visitan después del alta, por algún control, y les preguntamos si se acuerdan de esto o de esto otro, pero no", finaliza Daniel Donoso, coordinador de kinesiólogos de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital San Borja Arriarán.