Joahanna Rojas Donoso, de 36 años, acostada en una de las camas de la unidad especial para Covid del Hospital El Pino, de San Bernardo, asiente con la cabeza. La doctora Natalia Gil, médico jefa de la UCI, continúa: "Eres una luchadora y lo lograste, y muy pronto vas a estar con tu hermosa princesa".
Lo que viene después en el video que fue subido a la página de Facebook del hospital, es algo así como la graduación más valorada por estos tiempos que corren de pandemia mundial: la salida de la UCI. Mientras cruza en camilla hacia la sala de pacientes Covid, ya libre de riesgo, todo el personal la aplaude. Johanna había pasado 14 días intubada. Y el segundo de esos días había sido sometida a una cesárea por su embarazo de cinco meses.
A mitad del pasillo la camilla se detiene y alguien le pasa una foto del rostro de su guagua, la única forma de conocer a su hija debido al protocolo de cuidado por la enfermedad.
La niña, el hijo número cinco de Johanna, nació muy bien, con un peso de 2,4 kilos y un largo de 47 centímetros, "acordes para una guagua con esos meses de gestación", cuenta el doctor Mauricio Muñoz, subdirector médico del Hospital El Pino, quien junto a un equipo multidisciplinario, compuesto por urgenciólogos, el gineco-obstetra, anestesistas, intensivistas y neonatológos, salvaron a la mujer de un caso muy complejo.
"Ella ingresó grave, afectada por un Covid que le habían detectado un día antes en la atención primaria, con 38,4 grados de fiebre, con una taquicardia de 120 latidos por minuto, cuando lo normal son entre 60 y 80; además estaba muy afectada su respiración, ya que es asmática", describe Muñoz.
Ya hospitalizada, en la tarde-noche se agravó, con muy mala ventilación, por lo que la pasaron a la UCI, donde le aplicaron el tratamiento de protocolo: azitromicina e hidroxicloroquina y la intubaron.
En esa condición, el equipo médico decidió hacerle una cesárea. "Había que hacerlo por riesgo vital de ambas", cuenta Muñoz. "Aunque no está descrito hasta ahora un contagio vertical de la madre al bebé, es una medida que hay que tomar. En todo caso a la niña se le hizo el examen y salió negativo", explica el médico.
Tras la cesárea y luego de 13 días de haber estado intubada, a Johanna le quitaron el ventilador, pero no respondió bien, por lo que volvieron a aplicar el procedimiento. "Al otro día comenzó a responder; todos sus parámetros estaban bien, por lo que la sacamos de la UCI y la trasladamos a la sala especial para pacientes con Covid", agrega Muñoz.
El final de la historia es feliz. Probablemente el martes Johanna sea dada de alta. "Nos comunicamos con ella por celular y supimos que está muy bien ahora, fue un gran alivio para toda la familia, porque estábamos muy asustados", cuenta Jessica Rojas, hermana de Johanna.
Precavidos
El área de influencia del Hospital El Pino abarca 550.000 personas de San Bernardo, La Pintana y El Bosque, zonas de alta vulnerabilidad social (en La Pintana el sueldo promedio es de $331.000 y la mediana, más representativa, es aún menor).En ese contexto, el hospital se preparó ante el Covid para responder bien en una zona que por su precariedad económica es más vulnerable a la pandemia.
"Fuimos precavidos. A principios de febrero capacitamos a los equipos y creamos un comité de expertos para administrar los recursos. Reconvertimos camas y salas para el Covid, lo que nos ha permitido ir a la par con la demanda", asegura Muñoz.
A la fecha el hospital ha tenido 27 pacientes Covid y ha hecho 2.128 exámenes, de los cuales 292 resultaron positivos. Dispone de 23 ventiladores, de los cuales 20 están ocupados. "Si hemos respondido bien, ha sido porque todos los equipos y trabajadores del hospital se han comprometido. Esto es fruto del esfuerzo de todos", dice muy al estilo de un entrenador de fútbol que quiere reconocer el mérito de su equipo.