La cuarentena pilló a Nicole Block (30) reinstalándose en Chile luego de vivir un año
y medio en Los Ángeles, Estados Unidos. La actriz, que en enero pasado habló por
primera vez de los desórdenes alimenticios que sufrió durante 23 años de su vida,
está viviendo en Las Condes junto a su nueva pareja -"prefiero no decir su nombre",
dice- y a su perro Kevin, un pomeranian californiano que se trajo a Chile.
"Es compleja esta situación", señala por teléfono Nicole, quien pasó los últimos cuatro meses del año pasado internada en el Centro Rosewood, de Santa Mónica, haciendo un tratamiento para superar la bulimia y anorexia. El sábado, la actriz recordó parte de esa etapa y habló largamente de su lucha diaria para mantenerse equilibrada en un posteo que compartió en su Instagram (@nicoleblockdavis).
"Lo que más me ha funcionado es armar una rutina. Me levanto, saco un salvoconducto para pasear a mi perro, luego asisto a un curso de baile entretenido online, hago aseo. Luego participo en otro curso de burlesque que me ayuda a reforzar mi confianza. Pero debo admitir que me he sorprendido abriendo el refrigerador cien veces en el día. Cuando me da mucha ansiedad y me bajan las urgencias de mi desorden alimenticio le pido ayuda a la persona que está conmigo. En esos momentos sirve hacer alguna actividad de afrontamiento. Veo 50 veces la misma película (tiene dos favoritas: Loca por las compras y Colateral ), eso me tranquiliza", agrega la actriz de la teleserie "Tranquilo papá" (Mega, 2017).
También dice que le ha servido buscarle un lado positivo a la actual situación. "Es difícil, porque el encierro no me deja sociabilizar, que es lo que me ayuda a tratar mi desorden alimenticio. Lo bueno es que me veo enfrentada a mí misma y me dan más ganas de superarme. Tengo una frase que me gusta mucho: malo, pero bueno; bueno, pero malo . Todo depende de la óptica con que uno ve las cosas. Esta pandemia es terrible, pero tenemos que buscarle un lado positivo", dice Nicole y da un ejemplo: "Estoy escribiendo el guión para un cortometraje que estamos preparando con un productor neoyorkino. Es bueno mantener la cabeza ocupada".
-En Instagram contó que a ratos se ha sentido llevada al límite.
-En el centro donde estuve me enseñaron herramientas para combatir el desorden alimenticio. Lo importante es concientizar el problema, descubrir que hay una parte de ti que está disociada, que funciona como una voz en tu cabeza, y es la que quiere dejarse llevar por el desorden. Los desórdenes alimenticios tienen que ver con tener el control de algo que no tenemos. Con esta pandemia, donde no tenemos el control de nada, cuesta más. Estamos apretados de lucas, sin poder salir. Hay momentos de súper angustia que he estado al borde de recaer, ya sea por conductas de restringir, tipo anorexia, o de comer desatadamente. No me he pegado atracones, pero sí he comido de más y he sentido ese dolor de estómago de los que hemos tenido bulimia y que antecede a ir a vomitar. Ahí simplemente le pido ayuda a la persona que me acompaña.
Según Nicole, en esta etapa no se exige a nivel físico. "Existe una bulimia no purgativa que corresponde a la gente que se esfuerza por comer liviano y luego hace tres horas de ejercicio porque está obsesionada por estar flaca. Ya superé esa época. Ahora sólo hago mis clases de baile y como de acuerdo al plan que me armó mi dietista del centro. Mi dieta incluye comidas de los cuatro grupos de alimentos y hasta snickers. Tengo cantidades y horarios que debo respetar".
-¿Tiene apoyo sicológico?
-Hago terapia online una vez a la semana con mi sicólogo. Estas enfermedades son crónicas y el 50% del éxito depende de tener un buen terapeuta, de saber que no estás solo. Hay que apoyarse en otras personas. Yo sigo conectada con mis compañeras del centro.
¿Por qué nos dan ganas de comer?
"Las situaciones de estrés generan cambios biológicos que aumentan la necesidad de comer alimentos con un alto contenido calórico, como los carbohidratos, grasas y altos en azúcar refinada", dice Agustín Umaña, médico siquiatra y especialista en trastornos alimentarios de la Clínica Las Condes. "Desde un punto de vista sicológico -agrega- las personas cuando comen este tipo de alimentos experimentan dos emociones: primero se tranquilizan, pero posteriormente viene una sensación de culpa muy fuerte de no haberse podido controlar. Viene un pensamiento dicotómico de que ya no vale la pena, ya me equivoqué, me como todo . Se pierde la sensación de control".
-Hay gente que toma más alcohol o fuman más.
-Es complejo porque el circuito del hambre está asociado al circuito del estrés y al circuito de las adicciones. Cuando se altera uno se alteran todos. La sensación de estrés se tranquiliza con la comida, viene la culpa por no haberse controlado y se activa el sistema adictivo.
-¿Por qué las ganas de comer y/o tomar son más fuertes en la noche?
-En esta cuarentena se da una mezcla bien fatal: te cambian las rutinas y horarios. Las personas suelen esforzarse en comer bien durante el día, pero en la noche se les disparan las ganas por el desorden que genera esta situación. Se activa el sistema adictivo porque se acumula el estrés del día. Lo más importante es mantener horarios, rutinas y orden en las comidas y actividades. Idealmente hay que pedir ayuda sicológica. También sirve aplicar técnicas de meditación.
"Es compleja esta situación", señala por teléfono Nicole, quien pasó los últimos cuatro meses del año pasado internada en el Centro Rosewood, de Santa Mónica, haciendo un tratamiento para superar la bulimia y anorexia. El sábado, la actriz recordó parte de esa etapa y habló largamente de su lucha diaria para mantenerse equilibrada en un posteo que compartió en su Instagram (@nicoleblockdavis).
"Lo que más me ha funcionado es armar una rutina. Me levanto, saco un salvoconducto para pasear a mi perro, luego asisto a un curso de baile entretenido online, hago aseo. Luego participo en otro curso de burlesque que me ayuda a reforzar mi confianza. Pero debo admitir que me he sorprendido abriendo el refrigerador cien veces en el día. Cuando me da mucha ansiedad y me bajan las urgencias de mi desorden alimenticio le pido ayuda a la persona que está conmigo. En esos momentos sirve hacer alguna actividad de afrontamiento. Veo 50 veces la misma película (tiene dos favoritas: Loca por las compras y Colateral ), eso me tranquiliza", agrega la actriz de la teleserie "Tranquilo papá" (Mega, 2017).
También dice que le ha servido buscarle un lado positivo a la actual situación. "Es difícil, porque el encierro no me deja sociabilizar, que es lo que me ayuda a tratar mi desorden alimenticio. Lo bueno es que me veo enfrentada a mí misma y me dan más ganas de superarme. Tengo una frase que me gusta mucho: malo, pero bueno; bueno, pero malo . Todo depende de la óptica con que uno ve las cosas. Esta pandemia es terrible, pero tenemos que buscarle un lado positivo", dice Nicole y da un ejemplo: "Estoy escribiendo el guión para un cortometraje que estamos preparando con un productor neoyorkino. Es bueno mantener la cabeza ocupada".
-En Instagram contó que a ratos se ha sentido llevada al límite.
-En el centro donde estuve me enseñaron herramientas para combatir el desorden alimenticio. Lo importante es concientizar el problema, descubrir que hay una parte de ti que está disociada, que funciona como una voz en tu cabeza, y es la que quiere dejarse llevar por el desorden. Los desórdenes alimenticios tienen que ver con tener el control de algo que no tenemos. Con esta pandemia, donde no tenemos el control de nada, cuesta más. Estamos apretados de lucas, sin poder salir. Hay momentos de súper angustia que he estado al borde de recaer, ya sea por conductas de restringir, tipo anorexia, o de comer desatadamente. No me he pegado atracones, pero sí he comido de más y he sentido ese dolor de estómago de los que hemos tenido bulimia y que antecede a ir a vomitar. Ahí simplemente le pido ayuda a la persona que me acompaña.
Según Nicole, en esta etapa no se exige a nivel físico. "Existe una bulimia no purgativa que corresponde a la gente que se esfuerza por comer liviano y luego hace tres horas de ejercicio porque está obsesionada por estar flaca. Ya superé esa época. Ahora sólo hago mis clases de baile y como de acuerdo al plan que me armó mi dietista del centro. Mi dieta incluye comidas de los cuatro grupos de alimentos y hasta snickers. Tengo cantidades y horarios que debo respetar".
-¿Tiene apoyo sicológico?
-Hago terapia online una vez a la semana con mi sicólogo. Estas enfermedades son crónicas y el 50% del éxito depende de tener un buen terapeuta, de saber que no estás solo. Hay que apoyarse en otras personas. Yo sigo conectada con mis compañeras del centro.
¿Por qué nos dan ganas de comer?
"Las situaciones de estrés generan cambios biológicos que aumentan la necesidad de comer alimentos con un alto contenido calórico, como los carbohidratos, grasas y altos en azúcar refinada", dice Agustín Umaña, médico siquiatra y especialista en trastornos alimentarios de la Clínica Las Condes. "Desde un punto de vista sicológico -agrega- las personas cuando comen este tipo de alimentos experimentan dos emociones: primero se tranquilizan, pero posteriormente viene una sensación de culpa muy fuerte de no haberse podido controlar. Viene un pensamiento dicotómico de que ya no vale la pena, ya me equivoqué, me como todo . Se pierde la sensación de control".
-Hay gente que toma más alcohol o fuman más.
-Es complejo porque el circuito del hambre está asociado al circuito del estrés y al circuito de las adicciones. Cuando se altera uno se alteran todos. La sensación de estrés se tranquiliza con la comida, viene la culpa por no haberse controlado y se activa el sistema adictivo.
-¿Por qué las ganas de comer y/o tomar son más fuertes en la noche?
-En esta cuarentena se da una mezcla bien fatal: te cambian las rutinas y horarios. Las personas suelen esforzarse en comer bien durante el día, pero en la noche se les disparan las ganas por el desorden que genera esta situación. Se activa el sistema adictivo porque se acumula el estrés del día. Lo más importante es mantener horarios, rutinas y orden en las comidas y actividades. Idealmente hay que pedir ayuda sicológica. También sirve aplicar técnicas de meditación.