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Sharon Stone habla de sus días en cuarentena, acompañada de sus hijos
Tras comenzar una carrera como modelo contratada por la agencia Ford, Sharon Stone (62) saltó a la fama definitivamente en el mundo del cine de la mano del director Paul Verhoeven en "El vengador del futuro" ("Total recall", 1990). En 1992 fue parte de "Bajos instintos" ("Basic instinct"), donde también la dirigió el cineasta holandés, y desde ahí la actriz ha cultivado una larga carrera y este año también lanzó su libro "The beauty of living". Se ha divorciado en dos ocasiones y actualmente vive con sus hijos Laird y Quinn, a quienes adoptó en 2005 y 2006, respectivamente. Su otro hijo, Roan, a quien adoptó junto a su segundo marido, Phil Bronstein, quedó bajo la custodia de su padre. Desde Estados Unidos, Stone cuenta cómo ha vivido estas semanas a propósito del Covid-19.

-¿Dónde está pasando la cuarentena?
-En estos momentos me encuentro en la terraza del balcón de mi dormitorio en mi casa de Los Angeles (la actriz residía en San Francisco, hasta que se mudó a su casa de West Hollywood, que perteneció al actor Montgomery Clift). Está hermoso Los Angeles, más bello cada día porque ahora no estamos circulando en nuestros vehículos y contaminando. Mis rosas están floreciendo, lo que me hace feliz, mis hijos están floreciendo, lo que es bastante interesante. A ellos les va muy bien con sus clases virtuales. Están esperando sus notas y se llevan muy bien entre ellos. Para nosotros esta ha sido una gran experiencia familiar. Por supuesto que hemos tenido días difíciles, pero también se tienen días difíciles sin cuarentena.

-¿Está preocupada a raíz de lo que está sucediendo?
-Durante esta crisis he tenido momentos cuando he llorado durante dos o tres días. Me ha ayudado el reconocer la pena, la pérdida, asumir estos sentimientos. Quizás permitirme no huir de todo este fuego, de todo ese caos, de todos estos cambios, de lo que termina y la transición a la siguiente etapa. Fue como recibir un fuerte golpe en el estómago.

-¿Ha perdido a alguien cercano?
-A Betty Williams, una amiga íntima. Cuando le dio neumonía, partió al hospital y murió. Y también mi abuelita adoptada quien se internó en el hospital con septicemia y coronavirus, y a los pocos días falleció (se nota visiblemente emocionada).

-¿Se siente frustrada con algunas de las declaraciones de ciertos políticos y autoridades?
-Me he dado permiso para salir a mi balcón y gritar como si me estuvieran asesinando. Salgo y grito a todo pulmón. Y lo más fantástico es que mis vecinos parecen entenderlo completamente. Nadie cree que es algo raro cuando grito, grito y grito. Y luego entro y golpeo mi cabeza contra la almohada o le pego a la almohada para finalmente volver a mi trabajo, jajajá. En esta crisis global necesito escuchar más compasión, más humor, más ternura, más consideración y más comprensión.

-Supimos que escribió un libro.
-Hace poco lo terminé. "The beauty of living" salió a la venta a fines de marzo, está dedicado a mi madre. Comencé a escribirlo hace tiempo y entremedio escribí varias historias cortas que se publicaron en "Esquire", "Atlantic" y "Harper's Bazaar".

Cuando asistí a la feria del libro en Nantucket conocí a una mujer a cargo del evento, a quien le gustó mi trabajo. Me sugirió que uniera algunas de las historias y que escribiera un libro y le hice caso.

-¿Qué es lo que más extraña estos días de la vida normal?
-Esta es mi vida normal. No puedo salir de mi casa sin que me sigan los paparazzi u otra gente, por lo que casi no salgo. Pero aun así, hay algunos lados a los cuales me gustaría ir, visitar a alguna amistad o invitarla acá.

-Al parecer, está entrenada para vivir aislada....
-Sí, he estado viviendo como una ermitaña durante estos últimos 20 años.

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