Una de las mayores gracias del teatro es la retroalimentación que ocurre tanto entre
los actores en escena como entre el elenco y el público, que con sus reacciones va
nutriendo también cada función.
Con la propuesta de hacer obras por Zoom, la interacción humana tan propia de la experiencia teatral ha tenido que cambiar. Luis Gnecco, protagonista de los cuatro montajes online producidos por The Cow Company (está ensayando un quinto), admite que "es actuar a ciegas". "Después de la función es interesante lo que pasa porque gracias a un conversatorio online recién se resuelve el enigma y sabes qué es lo que la gente sintió y qué le llegó. El feedback es a posteriori y esa es la novedad", detalla.
Marcos Alvo, productor ejecutivo de The Cow Company, explica que "la gente se ha ido adaptando al formato. Aprendimos a relacionarnos a través de la pantalla. Nos pasó que en Clase magistral (la primera entrega) hablamos con un hombre que también apareció la semana pasada (para comentar El laúd francés , cuarta obra) y tenía barba. Se lo comentamos. Ya vamos reconociendo al público y se crea una intimidad. Nosotros entramos a sus casas y ellos a las nuestras".
Víctor Carrasco tiene en cartelera "Mentes salvajes", que preparó para GAM y estrenó por Zoom. Reconoce que si bien "no hay aplausos" y que "en ningún caso esta experiencia se equipara a lo que sucede cuando se tiene al compañero y a la audiencia enfrente, nos hemos sentido muy conectados pese a la distancia". Cuenta que hasta han mantenido los ritos teatrales para desearse suerte antes de salir al escenario virtual. "Como no podemos tocarnos, nos mostramos las manos como si nos las estuviéremos dando, llegamos una hora antes a la plataforma, nos tomamos un té y tras la función nos reunimos en otro Zoom con un vinito para conversar".
Sostiene que la forma de relacionarse con el público ahora es por "un chat que se mantiene apagado durante la función, pero en el que pueden dejar comentarios en la plataforma y a través de las redes sociales, que también se han convertido en un buen vehículo".
El director Cristián Plana ("Excesos") afirma que aunque "es una propuesta de emergencia válida", el teatro por Zoom tiene la "imposibilidad de la presencia física, que es la que propicia el contagio entre la escena y los espectadores. Uno va al teatro a contagiarse", advierte. "Hay otros elementos ineludibles en la experiencia de un espectador teatral: el silencio, la oscuridad y la soledad, entendida como la interrupción de la comunicación excesiva en la que vivimos", complementa.
Jesús Urqueta (director de "Cuestión de principios") asegura que en este ejercicio teatral por videoconferencia aún se sigue imponiendo "lo colectivo". "Sí se puede desarrollar algo colectivo en estas plataformas, porque esos actores están trabajando el texto de un autor y están tomando decisiones en el presente. Incluso logro ver una intención de diseño teatral y de iluminación desde donde interpretan los actores". "No hay que tomar este formato como un enemigo. Mientras más plataformas existan para que el teatro se masifique, mejor", concluye.
Con la propuesta de hacer obras por Zoom, la interacción humana tan propia de la experiencia teatral ha tenido que cambiar. Luis Gnecco, protagonista de los cuatro montajes online producidos por The Cow Company (está ensayando un quinto), admite que "es actuar a ciegas". "Después de la función es interesante lo que pasa porque gracias a un conversatorio online recién se resuelve el enigma y sabes qué es lo que la gente sintió y qué le llegó. El feedback es a posteriori y esa es la novedad", detalla.
Marcos Alvo, productor ejecutivo de The Cow Company, explica que "la gente se ha ido adaptando al formato. Aprendimos a relacionarnos a través de la pantalla. Nos pasó que en Clase magistral (la primera entrega) hablamos con un hombre que también apareció la semana pasada (para comentar El laúd francés , cuarta obra) y tenía barba. Se lo comentamos. Ya vamos reconociendo al público y se crea una intimidad. Nosotros entramos a sus casas y ellos a las nuestras".
Víctor Carrasco tiene en cartelera "Mentes salvajes", que preparó para GAM y estrenó por Zoom. Reconoce que si bien "no hay aplausos" y que "en ningún caso esta experiencia se equipara a lo que sucede cuando se tiene al compañero y a la audiencia enfrente, nos hemos sentido muy conectados pese a la distancia". Cuenta que hasta han mantenido los ritos teatrales para desearse suerte antes de salir al escenario virtual. "Como no podemos tocarnos, nos mostramos las manos como si nos las estuviéremos dando, llegamos una hora antes a la plataforma, nos tomamos un té y tras la función nos reunimos en otro Zoom con un vinito para conversar".
Sostiene que la forma de relacionarse con el público ahora es por "un chat que se mantiene apagado durante la función, pero en el que pueden dejar comentarios en la plataforma y a través de las redes sociales, que también se han convertido en un buen vehículo".
El director Cristián Plana ("Excesos") afirma que aunque "es una propuesta de emergencia válida", el teatro por Zoom tiene la "imposibilidad de la presencia física, que es la que propicia el contagio entre la escena y los espectadores. Uno va al teatro a contagiarse", advierte. "Hay otros elementos ineludibles en la experiencia de un espectador teatral: el silencio, la oscuridad y la soledad, entendida como la interrupción de la comunicación excesiva en la que vivimos", complementa.
Jesús Urqueta (director de "Cuestión de principios") asegura que en este ejercicio teatral por videoconferencia aún se sigue imponiendo "lo colectivo". "Sí se puede desarrollar algo colectivo en estas plataformas, porque esos actores están trabajando el texto de un autor y están tomando decisiones en el presente. Incluso logro ver una intención de diseño teatral y de iluminación desde donde interpretan los actores". "No hay que tomar este formato como un enemigo. Mientras más plataformas existan para que el teatro se masifique, mejor", concluye.