"Estaban todos con mascarillas y guantes y se mantuvieron a cinco metros. No pude abrazarlos, pero fue maravilloso", rememora.
Don Francisco, su partner en el mundo televisivo, le cantó por teléfono la cumbia "Un año más".
"Con él hablo todos los días", cuenta Trujillo.
Y desde Estados Unidos lo llamó su nieto Roberto, director musical de Luis Fonsi.
"Fue un lindo día", dice el maestro.
-¿Cómo se siente?
-Estoy preso, como todo el mundo. Siento que me están robando minutos que no voy a poder recuperar nunca, porque a los 87 años ya estoy en los descuentos. Por mi edad soy de alto riesgo y, por mi historial, de máximo riesgo: tengo diabetes y un riñón menos. Pero me cuido mucho, hago caso a todas las instrucciones que me dan, no fui a bailar a la fiesta de Maipú, jajajá.
-El humor lo conserva.
-Siempre. ¿Para qué ser un viejo amargado? Además, la sorpresa que me dieron mis hijos y nietos fue un bálsamo para el alma, para poder seguir adelante.
Valentín Trujillo describe su rutina diaria: "Me despierto muy temprano y espero a mi mujer para tomar desayuno juntos. Toco piano una hora, le hago cariño a mi gata Niña, veo un poco de noticias, pero un poco porque las repiten mucho, y releo unos libros que me regalaron mis amigos Poli Délano y Volodia Teitelboim hace más de 20 años. También novelas de García Márquez. En la tarde toco piano otra hora, caminamos por el patio con mi mujer y en la noche nos sentamos de la mano a ver una película juntos. También estoy ordenando los clósets y botando cachureos. Descubrí que los clósets no eran chicos, jajajá, sino que por Dios que junta tonterías uno".
Cecilia Trujillo, su hija, cuenta que su papá iba a lanzar el 17 de abril su disco "Herencia", que grabó junto a cuatro de sus nietos.
"No poder hacerlo lo bajonea. Y le da pena que no podamos vernos y abrazarnos, pero se ha mantenido bien. Mi hermana le regaló un smart TV y aprendió a manejar YouTube perfecto. Eso lo ha salvado harto. Celular no hay caso que tenga. Le compré dos, pero me los devolvió con mucho cariño".