A la distancia, mucho antes de que el coronavirus amenazara con multiplicarse en
Chile, las imágenes provenientes de China parecían una exageración: gente que, ante
la falta de mascarillas e insumos, se veía obligada a improvisar escudos faciales con
bidones de agua para poder salir a la calle.
Eso, hasta que el 3 de marzo el infame Covid-19 aterrizó en Chile. Entonces, las mascarillas, el alcohol gel y hasta los guantes desaparecieron de tiendas y farmacias en cosa de días. Y las pocas que quedaban se transaban en sitios web a precios de pandemia. La situación llegó al punto en que el Ministerio de Salud difundió un instructivo para que la gente hiciera sus propias mascarillas, cuya producción se fue normalizando con el paso de los meses.
Roberto Aste es gerente de producción industrial de Textil Monarch, empresa que ante el aumento explosivo de la demanda invirtió en máquinas y comenzó su propia producción de mascarillas en abril; cuenta que al principio, fabricando 80.000 unidades al mes, no daban abasto ante la enorme demanda. "Hoy la producción ha crecido cuatro veces. Estamos en el orden de las 360.000 mascarillas al mes. La demanda ha crecido debido a que hoy es obligación usar mascarilla y el consumidor prefiere productos de calidad y que mejor que sean con cobre, reutilizables y además hechos en Chile".
La gracia de estas mascarillas está en que son muchísimo más cómodas y confortables que las desechables.
Patricio Riquelme, gerente de marketing de Caffarena -empresa que también comenzó a producir mascarillas- recuerda que la demanda fue tal que hubo momentos en que tenían vendida la producción de una semana de mascarillas varias semanas antes de empezar a producirlas. Y como nadie estaba preparado para esto, el aumento de las ventas a través de su sitio web se traducía en retrasos de las empresas repartidoras.
"Hoy estamos enfocados en entregar el mejor servicio posible. Gracias a los aprendizajes que se hicieron día a día en producción y logística, y las mejoras de varios procesos, logramos equilibrar y con ello mejorar nuestro cumplimiento a la demanda de mascarillas", cuenta el ejecutivo, quien agrega que con el tiempo han incorporado nanopartículas de cobre en sus productos.
Y no hablamos solo de empresas grandes. Es cosa de buscar en sitios como Mercado Libre, Linio o Yapo, donde hay harto de todo: todo tipo de mascarillas, alcohol gel, guantes, amonio cuaternario, alfombras sanitizantes y lo que sea que se le ocurra (ver tabla con ejemplos).
En cuanto a precios, según Juan Pablo Concha, gerente general de Emumed, aunque el stock de mascarillas se ha normalizado con el paso de los meses, aún no es suficiente. "Por lo mismo, creemos que el precio no va a bajar en los próximos dos meses. En grandes volúmenes el valor puede llegar a $350 más IVA cada una", adelanta.
Eso, hasta que el 3 de marzo el infame Covid-19 aterrizó en Chile. Entonces, las mascarillas, el alcohol gel y hasta los guantes desaparecieron de tiendas y farmacias en cosa de días. Y las pocas que quedaban se transaban en sitios web a precios de pandemia. La situación llegó al punto en que el Ministerio de Salud difundió un instructivo para que la gente hiciera sus propias mascarillas, cuya producción se fue normalizando con el paso de los meses.
Roberto Aste es gerente de producción industrial de Textil Monarch, empresa que ante el aumento explosivo de la demanda invirtió en máquinas y comenzó su propia producción de mascarillas en abril; cuenta que al principio, fabricando 80.000 unidades al mes, no daban abasto ante la enorme demanda. "Hoy la producción ha crecido cuatro veces. Estamos en el orden de las 360.000 mascarillas al mes. La demanda ha crecido debido a que hoy es obligación usar mascarilla y el consumidor prefiere productos de calidad y que mejor que sean con cobre, reutilizables y además hechos en Chile".
La gracia de estas mascarillas está en que son muchísimo más cómodas y confortables que las desechables.
Patricio Riquelme, gerente de marketing de Caffarena -empresa que también comenzó a producir mascarillas- recuerda que la demanda fue tal que hubo momentos en que tenían vendida la producción de una semana de mascarillas varias semanas antes de empezar a producirlas. Y como nadie estaba preparado para esto, el aumento de las ventas a través de su sitio web se traducía en retrasos de las empresas repartidoras.
"Hoy estamos enfocados en entregar el mejor servicio posible. Gracias a los aprendizajes que se hicieron día a día en producción y logística, y las mejoras de varios procesos, logramos equilibrar y con ello mejorar nuestro cumplimiento a la demanda de mascarillas", cuenta el ejecutivo, quien agrega que con el tiempo han incorporado nanopartículas de cobre en sus productos.
De todo online
A estas alturas, la oferta de mascarillas es abundante y amplia. Se venden por unidades o packs. De distintos diseños y colores; reutilizables o desechables. Y con la posibilidad de comprar directamente a los fabricantes a través de sus sitios web, quienes, además, se encargan de la logística y asegurar el reparto.Y no hablamos solo de empresas grandes. Es cosa de buscar en sitios como Mercado Libre, Linio o Yapo, donde hay harto de todo: todo tipo de mascarillas, alcohol gel, guantes, amonio cuaternario, alfombras sanitizantes y lo que sea que se le ocurra (ver tabla con ejemplos).
En cuanto a precios, según Juan Pablo Concha, gerente general de Emumed, aunque el stock de mascarillas se ha normalizado con el paso de los meses, aún no es suficiente. "Por lo mismo, creemos que el precio no va a bajar en los próximos dos meses. En grandes volúmenes el valor puede llegar a $350 más IVA cada una", adelanta.