El nervio más largo del ser humano es el ciático. Mide cerca de un metro y se
extiende por ambas extremidades inferiores, desde la zona lumbar hasta la punta de
los dedos del pie. Una lesión allí, no es gracia ni para quien la sufre ni para las
moléculas que deben encargarse de regenerar las fibras.
Carolina González, investigadora del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuenta que una proteína, molécula encargada de restaurar la parte dañada de aquel nervio gigante, demora once días en llegar a destino. En tiempos de micropartículas, eso es eterno. Sobre todo porque no solo es una proteína la que debe llegar a la zona lesionada. Son cientos. Luego de eso, recién comienza el proceso regenerativo que puede tardar meses.
La neurocientífica explica que el camino que recorren las proteínas hasta llegar al lugar que deben regenerar es largo porque salen desde la médula espinal: un lugar del sistema nervioso, que entre miles de objetivos, se encarga de organizar al nervio ciático.
Como el camino para recuperar una zona dañada es tan largo, explica González, con su equipo decidieron investigar alternativas mucho más cortas. "Descubrimos que dentro de las fibras del nervio existen estaciones locales de síntesis de proteínas y de todos los componentes que se necesitan para la regeneración. Son como lugares de abastecimiento que se activan cuando se necesitan y así las proteínas no tienen que viajar tanto desde la médula hasta la lesión", detalla.
González imagina el descubrimiento de la siguiente manera: existe un centro de organización de actividades del nervio ciático, ubicado en la médula espinal. De allí salen camiones que tienen todos los componentes necesarios para la regeneración del nervio y sus fibras. "Si salen desde ese lugar, demoran once días en llevar la mercadería a la punta del dedo del pie. Nuestro equipo describió que existen sucursales a lo largo de todo el nervio, almacenes que se encargan de abastecer al vecindario que tienen más cerca", ejemplifica.
Agrega que la siguiente etapa es generar mecanismos para activar esas sucursales. "Por los análisis que hemos hecho en células, la regeneración de la zona dañada aumenta al doble cuando intervenimos las sucursales", destaca.
Carolina González, investigadora del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuenta que una proteína, molécula encargada de restaurar la parte dañada de aquel nervio gigante, demora once días en llegar a destino. En tiempos de micropartículas, eso es eterno. Sobre todo porque no solo es una proteína la que debe llegar a la zona lesionada. Son cientos. Luego de eso, recién comienza el proceso regenerativo que puede tardar meses.
La neurocientífica explica que el camino que recorren las proteínas hasta llegar al lugar que deben regenerar es largo porque salen desde la médula espinal: un lugar del sistema nervioso, que entre miles de objetivos, se encarga de organizar al nervio ciático.
Como el camino para recuperar una zona dañada es tan largo, explica González, con su equipo decidieron investigar alternativas mucho más cortas. "Descubrimos que dentro de las fibras del nervio existen estaciones locales de síntesis de proteínas y de todos los componentes que se necesitan para la regeneración. Son como lugares de abastecimiento que se activan cuando se necesitan y así las proteínas no tienen que viajar tanto desde la médula hasta la lesión", detalla.
González imagina el descubrimiento de la siguiente manera: existe un centro de organización de actividades del nervio ciático, ubicado en la médula espinal. De allí salen camiones que tienen todos los componentes necesarios para la regeneración del nervio y sus fibras. "Si salen desde ese lugar, demoran once días en llevar la mercadería a la punta del dedo del pie. Nuestro equipo describió que existen sucursales a lo largo de todo el nervio, almacenes que se encargan de abastecer al vecindario que tienen más cerca", ejemplifica.
Agrega que la siguiente etapa es generar mecanismos para activar esas sucursales. "Por los análisis que hemos hecho en células, la regeneración de la zona dañada aumenta al doble cuando intervenimos las sucursales", destaca.