Probablemente nunca antes en la historia de la ciencia médica hubo un esfuerzo
mundial tan colosal y frenético como la carrera que se está librando para encontrar
una vacuna contra el coronavirus. Según la OMS, hay cerca de 300 vacunas
candidatas en desarrollo, de las cuales algunas llevan un avance tan sideral que ni la
mente más febrilmente optimista lo pudo haber anticipado.
Una de ella es la de la Universidad de Oxford. Tan avanzada se encuentra que está en los ensayos clínicos de fase ll y III de manera simultánea. Es decir, está probando al mismo tiempo la seguridad y la eficacia de la vacuna en miles de personas.
A veces, en caso de que se trate de una urgencia, los desarrolladores de vacunas pueden pedirle al ente regulador avanzar en una fase III de ensayos (donde se prueba la efectividad de la vacuna en miles de personas) cuando aún no han terminado completamente la ll (que se hace con un centenar de individuos), siempre y cuando se compruebe que no hay problemas de seguridad.
Si todo sale bien, esta vacuna podría estar disponible en septiembre.
Tanto o más impresionante aún es que, antes incluso de que se compruebe a ciencia cierta su eficacia, AstraZeneca, una empresa farmacológica con sede en Londres, ya comenzó a fabricarla y -según un portavoz de la compañía- en menos de nueve meses podría tener 2.000 millones de dosis disponibles.
Otra de las vacunas que podría ver la luz a fines de este año es la que desarrolla la empresa china Sinovac Biotech, actualmente con ensayos clínicos en fase ll y cuya fase III la realizará en nuestro país, donde testeará su vacuna en miles de chilenos. Este convenio muy probablemente signifique tener la prioridad para adquirir esta vacuna en un futuro inmediato. En ese caso, habría que tomar una importante decisión: ¿a cuántas personas hay que vacunar?
Niños. Juan Pablo Torres, infectólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, parte diciendo a quiénes no se les podría suministrar: a los niños. "Todas las vacunas parten probándose en adultos sanos y, más adelante, con cautela, se van haciendo ensayos clínicos con niños", dice. "Con las vacunas contra el coronavirus pasa lo mismo. Las que están saliendo han sido probadas en adultos, no en niños, así que tendrían que seguirse las mismas indicaciones que han validado sus estudios. La vacuna de Sinovac Biotech, por ejemplo, ha sido probada en adultos entre los 18 y los 70 años".
Disponibilidad. Otra consideración, agrega Pablo Valenzuela, infectólogo de la Universidad Católica, es la cantidad de vacunas disponibles. "Es muy poco probable que nos lleguen 19 millones de vacunas en un solo envío, sino que decenas de miles o cientos de miles cada cierto tiempo. Así que muy probablemente haya que partir vacunando a los grupos de riesgo", dice. "En primer lugar, los que trabajan en el área de la salud y luego a las personas que tengan malos pronósticos con la enfermedad: diabéticos, obesos, hipertensos, etcétera".
El rebaño. ¿Cuánto debiera ser el mínimo de personas que se deben vacunar? Lorena Tapia, académica del Programa de Virología de la Universidad de Chile, dice que la llamada inmunidad de rebaño, que es el porcentaje de vacunación que se requiere en una población para que el virus deje de circular, depende de la transmisibilidad del virus. "Para el sarampión, por ejemplo, que es extremadamente contagioso, se requiere vacunar al 95% de la población para que el virus deje de circular", explica. "En el coronavirus esa cifra es menor, pero aún no está del todo clara. En el caso de que dispongamos de un buen número de dosis, lo ideal sería vacunar al menos al 85% de la población".
El doctor Torres agrega que "un logro importante sería, por lo menos, vacunar al grupo que más se contagia: los adultos entre 20 y 55 años".
Dosis. Otra consideración, agrega la doctora Tapia, es la cantidad de dosis que se requieren. Eso depende, explica, del tipo de vacuna que se suministre. "Las llamadas vacunas proteicas, por ejemplo, que generan inmunidad exponiendo una proteína del virus, generalmente requieren dos a tres dosis para generar una inmunidad adecuada. Una de las ventajas de estas vacunas es que suelen ser inocuas para embarazadas o inmunodeprimidos", dice. "En cambio, las vacunas con virus atenuados, como la de Sinovac Biotech, generan una alta inmunidad y a veces con una dosis basta, pero hay que tener cuidado con las embarazadas y las personas con problemas inmunes".
¿Y los contagiados? Otro pero. Aún no se sabe, advierte el doctor Valenzuela, si todas las personas que han sido contagiadas por el coronavirus tienen inmunidad, y si la tienen, cuánto les dura esa inmunidad. "¿Habrá que vacunarlos también? No lo sabemos aún", dice.
Y tampoco se sabe, coinciden todos, si con una vacuna se erradicará el virus para siempre, o si será necesario vacunar todos los años a la población, como pasa con la influenza.
Una de ella es la de la Universidad de Oxford. Tan avanzada se encuentra que está en los ensayos clínicos de fase ll y III de manera simultánea. Es decir, está probando al mismo tiempo la seguridad y la eficacia de la vacuna en miles de personas.
A veces, en caso de que se trate de una urgencia, los desarrolladores de vacunas pueden pedirle al ente regulador avanzar en una fase III de ensayos (donde se prueba la efectividad de la vacuna en miles de personas) cuando aún no han terminado completamente la ll (que se hace con un centenar de individuos), siempre y cuando se compruebe que no hay problemas de seguridad.
Si todo sale bien, esta vacuna podría estar disponible en septiembre.
Tanto o más impresionante aún es que, antes incluso de que se compruebe a ciencia cierta su eficacia, AstraZeneca, una empresa farmacológica con sede en Londres, ya comenzó a fabricarla y -según un portavoz de la compañía- en menos de nueve meses podría tener 2.000 millones de dosis disponibles.
Otra de las vacunas que podría ver la luz a fines de este año es la que desarrolla la empresa china Sinovac Biotech, actualmente con ensayos clínicos en fase ll y cuya fase III la realizará en nuestro país, donde testeará su vacuna en miles de chilenos. Este convenio muy probablemente signifique tener la prioridad para adquirir esta vacuna en un futuro inmediato. En ese caso, habría que tomar una importante decisión: ¿a cuántas personas hay que vacunar?
Niños. Juan Pablo Torres, infectólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, parte diciendo a quiénes no se les podría suministrar: a los niños. "Todas las vacunas parten probándose en adultos sanos y, más adelante, con cautela, se van haciendo ensayos clínicos con niños", dice. "Con las vacunas contra el coronavirus pasa lo mismo. Las que están saliendo han sido probadas en adultos, no en niños, así que tendrían que seguirse las mismas indicaciones que han validado sus estudios. La vacuna de Sinovac Biotech, por ejemplo, ha sido probada en adultos entre los 18 y los 70 años".
Disponibilidad. Otra consideración, agrega Pablo Valenzuela, infectólogo de la Universidad Católica, es la cantidad de vacunas disponibles. "Es muy poco probable que nos lleguen 19 millones de vacunas en un solo envío, sino que decenas de miles o cientos de miles cada cierto tiempo. Así que muy probablemente haya que partir vacunando a los grupos de riesgo", dice. "En primer lugar, los que trabajan en el área de la salud y luego a las personas que tengan malos pronósticos con la enfermedad: diabéticos, obesos, hipertensos, etcétera".
El rebaño. ¿Cuánto debiera ser el mínimo de personas que se deben vacunar? Lorena Tapia, académica del Programa de Virología de la Universidad de Chile, dice que la llamada inmunidad de rebaño, que es el porcentaje de vacunación que se requiere en una población para que el virus deje de circular, depende de la transmisibilidad del virus. "Para el sarampión, por ejemplo, que es extremadamente contagioso, se requiere vacunar al 95% de la población para que el virus deje de circular", explica. "En el coronavirus esa cifra es menor, pero aún no está del todo clara. En el caso de que dispongamos de un buen número de dosis, lo ideal sería vacunar al menos al 85% de la población".
El doctor Torres agrega que "un logro importante sería, por lo menos, vacunar al grupo que más se contagia: los adultos entre 20 y 55 años".
Dosis. Otra consideración, agrega la doctora Tapia, es la cantidad de dosis que se requieren. Eso depende, explica, del tipo de vacuna que se suministre. "Las llamadas vacunas proteicas, por ejemplo, que generan inmunidad exponiendo una proteína del virus, generalmente requieren dos a tres dosis para generar una inmunidad adecuada. Una de las ventajas de estas vacunas es que suelen ser inocuas para embarazadas o inmunodeprimidos", dice. "En cambio, las vacunas con virus atenuados, como la de Sinovac Biotech, generan una alta inmunidad y a veces con una dosis basta, pero hay que tener cuidado con las embarazadas y las personas con problemas inmunes".
¿Y los contagiados? Otro pero. Aún no se sabe, advierte el doctor Valenzuela, si todas las personas que han sido contagiadas por el coronavirus tienen inmunidad, y si la tienen, cuánto les dura esa inmunidad. "¿Habrá que vacunarlos también? No lo sabemos aún", dice.
Y tampoco se sabe, coinciden todos, si con una vacuna se erradicará el virus para siempre, o si será necesario vacunar todos los años a la población, como pasa con la influenza.