"Estamos full subiendo y bajando escaleras. Se trata de un muy buen ejercicio, porque desarrolla con mayor énfasis la capacidad cardiovascular y tonifica zonas que no se trabajan normalmente", explica la ecuatoriana avecindada en Chile.
"Comienzo entre las seis y las seis y media de la mañana. Dependiendo del día, puede ser una hora 0 40 minutos de subir escaleras. Después hago elongaciones y estiramientos para luego ponerme a trabajar", agrega la joven, que hasta antes de la pandemia salía a trotar por su barrio, pero siempre a la misma hora.
-¿Por qué tan temprano?
-Aprovecho de hacer ejercicios a esa hora para que me rinda todo después. Además ya me formé un hábito. Eso es lo que inculco a todas las personas que me escriben a diario. Llevar una vida saludable es fundamental para la energía y una mente sana, pero también desarrollar un hábito.
-¿Hace otros deportes?
-Antes iba al gym, pero ahora realizo deporte en mi casa con lo que haya a mano. Así se pone en juego la creatividad, pero lo más importante es continuar con el hábito y no dejar que se vaya, lo que suele ocurrirle a mucha gente. Si están empezando, mucho mejor. La idea es tener una rutina de ejercicio a la misma hora para que se acostumbren.
-¿Su marido la acompaña?
- Realiza conmigo una que otra rutina. Los dos somos triatletas, y entrenamos bici en la casa y natación con bandas elásticas, para fortalecer espalda, hombros y brazos.
El asunto es que el marido no sólo la acompaña en el deporte, sino que también en el emprendimiento que hace tres años tiene a Mariuxi muy contenta. Promueve en redes sociales dispositivos de spa que se pueden usar en la casa, anti age y corporales, de la empresa estadounidense Nuskin, en la dirección de Instagram @mariuxinusk.
Mariuxi quiere explicar por qué ama tanto su trabajo actual. "Todo empezó porque estaba en la quiebra, a punto de devolverme a Ecuador. Estaba muy mal . Después de casi tres años, en que debía a todos, decidí regresar fracasada, porque no tenía comida, amigos, casa, nada. Le pedí una señal a dios. Nunca había sido muy de pedir. Sólo oraba para dormir, pero ese día pedí una señal, a las seis de la mañana en el cerro San Cristóbal, pero no pasó nada".
"Al regresar, me llamó mi mamá. No lo hacía hace dos años, pero estaba muy preocupada y enojada conmigo, debido a que me había alejado de ella. Me reconcilié con mi mamá y al día siguiente me vino a ver. Esa misma tarde, mi actual socia y amiga Astrid me invitó a participar en mi actual negocio. Y esa misma noche conocí al que ahora es mi esposo", finaliza.