Un equipo de investigadores de la University of Pittsburgh, en Estados Unidos, logró
crear un mini hígado humano totalmente funcional y trasplantarlo en ratas. Con esto,
afirmaron la posibilidad de, eventualmente, reemplazar la donación de órganos por la
creación de los mismos a partir del ADN de los pacientes.
Los científicos extrajeron células madre de la piel para generar un cultivo de células hepáticas hasta formar pequeños hígados. Estos fueron trasplantados en ratas inmunodeprimidas, para que no rechacen el órgano, y estas pudieron sobrevivir entre cuatro y cinco días sin problemas. "El progreso, en términos de bioingeniería, que logró este estudio es clave y podría significar un gran apoyo para las enfermedades hepáticas, principalmente", explica Gonzalo Cruz, investigador del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa (Cenfi) de la Universidad de Valparaíso.
La investigación explica que, al cuarto o quinto día, todas las ratas presentaron problemas de flujo sanguíneo al interior y alrededor del injerto.
Otro avance que logró este estudio es la velocidad de cultivo o maduración ya que, según se explica en este, normalmente hubiesen demorado dos años en que el hígado creciera y madurara y, en esta ocasión, ese proceso solo les tomó un mes.
Alejandro Soto-Gutiérrez, investigador principal del estudio y profesor de la University of Pittsburgh, cuenta: "Hemos estado trabajando en esto por 10 años" y agrega que "aún no es posible usar este método en humanos, pero nos estamos acercando".
-Alejandro, ¿qué pasos tuvieron que seguir en la investigación?
-Tuvimos que reprogramar y producir células madres prepotenciales (iPS), que son capaces de producir la mayoría de los tejidos. Luego tuvimos que diferenciar todas las células hepáticas necesarias y usarlas en bioingeniería para formar un hígado humano completo con la forma y tamaño del hígado de una rata. Lo siguiente fue probar su capacidad de funcionar y realizar el trasplante, pero la etapa anterior fue la que llevó más tiempo.
-¿Cómo continuarán sus investigaciones?
-Los siguientes pasos son diseñar genéticamente esas células iPS para crear hígados humanos que serán donantes universales, o sea, no serán rechazados. Luego, debemos lograr extender la supervivencia de las ratas en semanas o meses. Finalmente tenemos que ampliar nuestros sistemas para generar tejidos a escala humana.
-¿Qué efecto tendrá esto a corto plazo?
-Pronto será posible generar injertos de hígado humano para ayudar a pacientes con insuficiencia hepática aguda.
-¿Y a largo plazo?
-Nuestro sueño a futuro es poder fabricar hígados completos y universales para salvar la vida de pacientes con enfermedades crónicas como la cirrosis, cuya única solución es reemplazar el hígado.
Alejandra Droguett, experta en histocompatibilidad y trasplantes de la Universidad Austral, explica que "nuestras cédulas están cubiertas por una capa de moléculas que es muy distinta en cada persona. Estas son las que detectan si es que el tejido que está ingresando es compatible y, si no lo es, el sistema inmune ataca". A esto, agrega que "estas células se heredan, por lo que siempre hay más compatibilidad entre padres e hijos y, por lo mismo, es más complicado encontrar donantes fuera de la familia". Para Droguett, la importancia del estudio tiene que ver con que "se podrán atender a más pacientes en lista de espera y se solucionará el problema de la compatibilidad ya que los órganos se generarían del mismo ADN del paciente".
Los científicos extrajeron células madre de la piel para generar un cultivo de células hepáticas hasta formar pequeños hígados. Estos fueron trasplantados en ratas inmunodeprimidas, para que no rechacen el órgano, y estas pudieron sobrevivir entre cuatro y cinco días sin problemas. "El progreso, en términos de bioingeniería, que logró este estudio es clave y podría significar un gran apoyo para las enfermedades hepáticas, principalmente", explica Gonzalo Cruz, investigador del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa (Cenfi) de la Universidad de Valparaíso.
La investigación explica que, al cuarto o quinto día, todas las ratas presentaron problemas de flujo sanguíneo al interior y alrededor del injerto.
Otro avance que logró este estudio es la velocidad de cultivo o maduración ya que, según se explica en este, normalmente hubiesen demorado dos años en que el hígado creciera y madurara y, en esta ocasión, ese proceso solo les tomó un mes.
Alejandro Soto-Gutiérrez, investigador principal del estudio y profesor de la University of Pittsburgh, cuenta: "Hemos estado trabajando en esto por 10 años" y agrega que "aún no es posible usar este método en humanos, pero nos estamos acercando".
-Alejandro, ¿qué pasos tuvieron que seguir en la investigación?
-Tuvimos que reprogramar y producir células madres prepotenciales (iPS), que son capaces de producir la mayoría de los tejidos. Luego tuvimos que diferenciar todas las células hepáticas necesarias y usarlas en bioingeniería para formar un hígado humano completo con la forma y tamaño del hígado de una rata. Lo siguiente fue probar su capacidad de funcionar y realizar el trasplante, pero la etapa anterior fue la que llevó más tiempo.
-¿Cómo continuarán sus investigaciones?
-Los siguientes pasos son diseñar genéticamente esas células iPS para crear hígados humanos que serán donantes universales, o sea, no serán rechazados. Luego, debemos lograr extender la supervivencia de las ratas en semanas o meses. Finalmente tenemos que ampliar nuestros sistemas para generar tejidos a escala humana.
-¿Qué efecto tendrá esto a corto plazo?
-Pronto será posible generar injertos de hígado humano para ayudar a pacientes con insuficiencia hepática aguda.
-¿Y a largo plazo?
-Nuestro sueño a futuro es poder fabricar hígados completos y universales para salvar la vida de pacientes con enfermedades crónicas como la cirrosis, cuya única solución es reemplazar el hígado.
Compatibilidad
El principal problema que tienen los trasplantes de órganos hoy en día, es lograr que estos sean compatibles con la genética del paciente, para que sus sistemas inmunes no ataquen al nuevo órgano.Alejandra Droguett, experta en histocompatibilidad y trasplantes de la Universidad Austral, explica que "nuestras cédulas están cubiertas por una capa de moléculas que es muy distinta en cada persona. Estas son las que detectan si es que el tejido que está ingresando es compatible y, si no lo es, el sistema inmune ataca". A esto, agrega que "estas células se heredan, por lo que siempre hay más compatibilidad entre padres e hijos y, por lo mismo, es más complicado encontrar donantes fuera de la familia". Para Droguett, la importancia del estudio tiene que ver con que "se podrán atender a más pacientes en lista de espera y se solucionará el problema de la compatibilidad ya que los órganos se generarían del mismo ADN del paciente".