La dura pega de los técnicos en enfermería: cuidan todo el día a los pacientes más graves

Bañar a los pacientes, cambiarlos de posición, curar sus heridas, darles sus medicamentos, tomarles los signos vitales. Estas son algunas de las tantas tareas diarias que realizan los técnicos en enfermería de nivel superior, o simplemente TENS, como se les conoce en los hospitales. Estos trabajadores de la salud, que suelen vestir de celeste o azul rey, cuidan las 24 horas a los pacientes más graves de coronavirus. Sus sueldos fluctúan entre los 340 mil y los 600 mil pesos.

Carolina Quintanilla, TENS de la UCI del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, cuenta que tiene turnos de 24 horas, con una hora de almuerzo y otra de cena. Durante las noches, agrega, duerme máximo dos horas en algún rincón del hospital. Esos pequeños descansos, sin embargo, pueden terminar en cualquier momento ante la urgencia de algún interno crítico.

"Somos los que más contacto tenemos con los pacientes. Por ejemplo, nos damos cuenta si tienen alguna inflamación o lesión. Las enfermeras tienen que revisar al paciente una vez al día. Pero nosotros, como los estamos moviendo, aseando, movilizando, dándoles medicamentos por las sondas, y todo eso, entramos muchas veces a las habitaciones. Calculo que unas 20 veces al día por paciente", agrega.

Damaris Silva, TENS de la UCI del Hospital El Pino, cuenta que toca el violín en los pasillos del recinto para subirle el ánimo a los enfermos. "La primera vez que fui a la urgencia, había pacientes muy decaídos, pero empecé a tocar y muchos se dieron vuelta. Algunos se pusieron a llorar, otros me sacaban fotos, otros me aplaudían y otros me hacían gestos con sus manos para felicitarme. Un día empecé a tocar un himno cristiano y una paciente empezó a cantarlo desde adentro", agrega.

"Uno siempre les habla a los pacientes, aunque estén intubados", apunta Quintanilla. "Les decimos: hoy vas mejor; ponle ganas; está saliendo todo bien. O cuando las cosas van mal, les decimos: no te preocupes; pronto vas a mejorar. En mi caso, tengo una manía: siempre les hago cariño en la cabeza y les digo que no están solos, que los estamos cuidando y que todo saldrá bien. Es un trabajo bien consciente: estamos trabajando con una persona que está sufriendo", agrega.

Quintanilla asegura que se le olvida cualquier riesgo de contagio cuando atiende a un paciente: "Lo que me importa en ese momento es ayudarlo. Pero antes de trabajar existe una pausa en la que uno dimensiona a lo que va y se hace más latente cuando vuelves a la casa, porque ahí está tu familia. No me da miedo contagiarme. Lo que me da miedo es que por mi culpa se contagie mi familia".

Silva complementa: "A cualquiera le asusta estar en contacto todo el día con pacientes Covid. Pero nos da tranquilidad saber que estamos protegidos, pero lógicamente al primer dolor de cabeza o síntoma, uno piensa que está contagiado". Quintanilla confiesa que se siente más segura en el hospital que en la calle: "Los pacientes intubados están en un circuito cerrado con filtros. Además, nosotros usamos una mascarilla quirúrgica, encima una N95, protector facial, pechera, guantes. Si bien estamos con pacientes de alto riesgo, estamos en un ambiente controlado. Algo que no sucede en la calle o en el supermercado".

-¿Qué es lo más bonito de su trabajo, Carolina?
-Es muy bonito ver a los pacientes cuando vuelven a respirar solos y empiezan a comunicarse. A muchos les cuesta, porque el mismo tubo del ventilador les daña las cuerdas vocales. Lo que más nos piden es agua. Les decimos que no podemos darles al tiro, pero sí les mojamos los labios y la lengua para que sientan el frescor de lo que sería beber agua.

Los TENS no están incluidos en el Código Sanitario y tampoco pueden hacer carrera funcionaria, es decir, no pueden subir de grados y en ocasiones pasan toda la vida con el mismo sueldo, agrega Quintanilla.