"Cuando uno finalmente cesa los esfuerzos y le informa a un familiar que su pariente acaba de fallecer, emerge un grito de muerte desolador, que sale del alma. Ese es el gran problema de esta enfermedad: nos ha traído mucha muerte de golpe", reflexiona el médico.
-¿Qué está pasando hoy en las urgencias, doctor?
-Si llegas con un familiar enfermo, lo vas a perder de vista una vez que cruce por la puerta de urgencias. A partir de ese minuto, no lo vas a ver más hasta que sea dado de alta o fallezca. De acuerdo a la sobrecarga que tienen los hospitales y los servicios de urgencias, las posibilidades de despedirse son muy bajas.
-Lo más probable es que sea una despedida virtual.
-Claro. Se están tratando de habilitar tablets o celulares para que los parientes puedan despedirse desde lejos. Pero eso siempre está mediado por un paramédico; y es muy posible que el paciente esté sedado o no conectado con el medio, en ese momento. Entonces, tampoco habrá una interacción.
-¿Recuerda algún caso que le siga dando vueltas?
-Sí, el de una mujer joven, de unos 40 a 50 años. Ella ingresó en la mañana por una neumonía por Covid. Esta paciente es hipertensa y obesa y y durante el día se fue complicando mucho. En menos de 12 horas la tuvimos que conectar a ventilación mecánica. Explicarle esto al hijo, de unos 20 años, fue durísimo, porque me preguntó: "Doctor, ¿mi mamá despertará?" Le dije: "Esperemos que sí, pero no te lo puedo asegurar". Estas situaciones nos afectan mucho. Hoy ella está entre la vida y la muerte; y el hijo también desarrolló la enfermedad, pero no sé si se agravó.
-¿Por qué cree que nos ha costado tanto vencer al virus?
-Ahora estamos viendo los resultados del Día de la Madre. Los que visitaron a sus mamás, hoy son los que están críticos en los hospitales. Con el Día del Padre, en un mes más veremos las consecuencias. A nuestra población le ha costado entender el cambio de paradigma: hoy amar a otra persona no es verla o visitarla; es cuidarla.