"Es como una película de amor, ni yo me la creo", cuenta Pablo "Mota" González
mientas pasea por un mall en Kielce, ciudad ubicada al sureste de Polonia. El ex
puntero derecho de la UC y Cobreloa se encuentra de visita en el país de su polola
Monika Jakubic (34) para conocer a sus suegros y recuperar una serie de
documentos esenciales para el siguiente paso que darán como pareja.
"Nos vamos a casar", dice el ex futbolista de 33 años. "Necesitamos esos papeles de Monika para ir al registro civil en Barcelona y que nos den fecha".
Mota González dejó Chile en septiembre del año pasado. Se radicó en Barcelona con la intención de sacar el título de entrenador, pero se graduó de galán mucho antes. "Conocí a Monika por Tinder y empezamos a salir. Para Año Nuevo ya estábamos juntos y después nos tocó toda la cuarentena en mi departamento", recuerda.
-Pasaron de conocerse a vivir juntos y luego a casarse en menos de un año, Mota.
-Sí, fue rápido, pero fue amor a primera vista. Tenemos mucho en común, como el amor por el deporte y salir a trotar por la playa. Si sobrevives a una cuarentena con alguien, 24/7, durante más de 70 días, creo que estás preparado para todo como pareja.
-¿No pelearon en la cuarentena como el resto de las parejas?
-Toda pareja tiene cosas buenas y malas. Hubo peleítas, pero lo que hizo que me decidiera a pedir matrimonio fue que nunca llegó a mayores. Nuestras culturas son muy distintas, pero siempre logramos conversar los problemas.
Monika, quien vive en Barcelona hace varios años y maneja el español perfecto, añade: "La cuarentena nos sirvió para conocernos y llevar nuestras personalidades. Mota es muy cariñoso y tira para arriba, eso me ayudó mucho en los días que estaba bajoneada. ¿Hijos? Queremos intentarlo pronto porque la vida es muy corta".
Mota acepta la indirecta, en lugar de tirarla al córner. "Ella tiene 34, yo cumplo 34 años pronto. Es una buena edad para hacer una familia. Los dos sabemos lo que queremos", asegura.
-¿Recuerda cómo le pidió matrimonio a Monika?
-Sí, estaba muy nervioso. Igual habíamos hablado el tema antes, entonces me tiré a la piscina. Pedí un permiso para ir a la joyería Rabat en Barcelona y la invité a cenar a una terraza muy bonita el 6 de junio, cuando ya se había levantado la cuarentena. Me arreglé harto así que Monika cachó lo que se venía. Además, me sudaban las manos de puro nervio cuando tomaba la suya.
-¿Tienen fecha?
-Apenas podamos queremos casarnos por el civil en Barcelona, algo piola. Más adelante queremos hacer la fiesta con toda la familia y amigos, aunque no hemos definido dónde. Pensamos tal vez en Italia.
-¿Y los suegros como lo han tratado?
-Espectacular. Nos vinimos el domingo 21 de junio a Gdansk, donde vive el papá de Monika con su esposa. Nos esperaron con comida polaca, tenían una torta con la bandera polaca y chilena, me llevaron a ver un partido de fútbol. Un siete mi suegro. Y ahora estamos en Kielce, donde mi suegra, todo muy agradable también. Este viernes partimos a Cracovia y luego Varsovia para disfrutar solos.
-¿Ella conocerá a sus suegros también?
-Estamos viendo, mis papás tienen muchas ganas. En una de esas vienen Barcelona en septiembre si se arregla la cosa en Chile o si no iremos nosotros para pasar la Navidad.
"Nos vamos a casar", dice el ex futbolista de 33 años. "Necesitamos esos papeles de Monika para ir al registro civil en Barcelona y que nos den fecha".
Mota González dejó Chile en septiembre del año pasado. Se radicó en Barcelona con la intención de sacar el título de entrenador, pero se graduó de galán mucho antes. "Conocí a Monika por Tinder y empezamos a salir. Para Año Nuevo ya estábamos juntos y después nos tocó toda la cuarentena en mi departamento", recuerda.
-Pasaron de conocerse a vivir juntos y luego a casarse en menos de un año, Mota.
-Sí, fue rápido, pero fue amor a primera vista. Tenemos mucho en común, como el amor por el deporte y salir a trotar por la playa. Si sobrevives a una cuarentena con alguien, 24/7, durante más de 70 días, creo que estás preparado para todo como pareja.
-¿No pelearon en la cuarentena como el resto de las parejas?
-Toda pareja tiene cosas buenas y malas. Hubo peleítas, pero lo que hizo que me decidiera a pedir matrimonio fue que nunca llegó a mayores. Nuestras culturas son muy distintas, pero siempre logramos conversar los problemas.
Monika, quien vive en Barcelona hace varios años y maneja el español perfecto, añade: "La cuarentena nos sirvió para conocernos y llevar nuestras personalidades. Mota es muy cariñoso y tira para arriba, eso me ayudó mucho en los días que estaba bajoneada. ¿Hijos? Queremos intentarlo pronto porque la vida es muy corta".
Mota acepta la indirecta, en lugar de tirarla al córner. "Ella tiene 34, yo cumplo 34 años pronto. Es una buena edad para hacer una familia. Los dos sabemos lo que queremos", asegura.
-¿Recuerda cómo le pidió matrimonio a Monika?
-Sí, estaba muy nervioso. Igual habíamos hablado el tema antes, entonces me tiré a la piscina. Pedí un permiso para ir a la joyería Rabat en Barcelona y la invité a cenar a una terraza muy bonita el 6 de junio, cuando ya se había levantado la cuarentena. Me arreglé harto así que Monika cachó lo que se venía. Además, me sudaban las manos de puro nervio cuando tomaba la suya.
-¿Tienen fecha?
-Apenas podamos queremos casarnos por el civil en Barcelona, algo piola. Más adelante queremos hacer la fiesta con toda la familia y amigos, aunque no hemos definido dónde. Pensamos tal vez en Italia.
-¿Y los suegros como lo han tratado?
-Espectacular. Nos vinimos el domingo 21 de junio a Gdansk, donde vive el papá de Monika con su esposa. Nos esperaron con comida polaca, tenían una torta con la bandera polaca y chilena, me llevaron a ver un partido de fútbol. Un siete mi suegro. Y ahora estamos en Kielce, donde mi suegra, todo muy agradable también. Este viernes partimos a Cracovia y luego Varsovia para disfrutar solos.
-¿Ella conocerá a sus suegros también?
-Estamos viendo, mis papás tienen muchas ganas. En una de esas vienen Barcelona en septiembre si se arregla la cosa en Chile o si no iremos nosotros para pasar la Navidad.