"Hemos decidido encargar a la Atención Primaria de Salud (APS) dependiente de los
municipios, el seguimiento activo de los casos y sus contactos, y generar las alertas
apropiadas para tener un aislamiento más efectivo. Más seguimiento, más
aislamiento, sobre todo, en lo que denominamos residencias sanitarias", anunció
este miércoles el ministro de Salud, Jaime Mañalich, en medio del reporte diario de
la epidemia.
El secretario de Estado informó que a partir de ahora, la red APS, cuyo rostro más visible es el consultorio o Cesfam de barrio, estará a cargo de la trazabilidad de los casos y el buen manejo del aislamiento. Un esfuerzo epidemiológico que hasta antes del anuncio lideraba el nivel central, a través de los seremi de Salud de cada región.
"Es evidente que en la Región Metropolitana, en particular, el nivel de trazabilidad, de seguimiento de los casos y sus contactos, no es suficiente. Tenemos una trazabilidad de solo del 60%. Para que sea satisfactoria, es decir, que seamos capaces de identificar casos activos y a sus contactos, y tener claramente una política de aislamiento que impida que estas personas contagien a otras, debería superar el 80% de trazabilidad", aclaró el ministro.
Mañalich explicó que la red de atención primaria, que componen los consultorios, las postas, los Sapu y los SAR, estaba haciendo otras tareas vinculadas a la lucha contra la epidemia: visita a los pacientes a domicilio, entrega de remedios o toma de exámenes PCR. Desde ahora, el personal de salud de dichos recintos estarán a cargo de ir a los territorios, testear, identificar los casos, buscar los focos de contagio y agilizar los traslados a residencias sanitarias, en caso de ser necesario.
Esta nueva estrategia se focalizará en las regiones Metropolitana, de Tarapacá y Valparaíso, que concentran el grueso de los casos activos, dijo el ministro.
La epidemióloga Marisa Torres, del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica, valoró el anuncio: "Ha sido una tarea enorme aumentar el número de camas críticas y ventiladores mecánicos, pero ya están agotados. Lo que hay que hacer es fortalecer la primera línea de batalla, que no es la UCI. La batalla se gana en el territorio. Hay que cortar la transmisión del virus ahí, y la gente idónea para hacerlo es la gente que conoce la comunidad: el personal de los Cesfam (consultorios)".
El epidemiólogo Gabriel Cavada, de la Universidad de Chile y la Clínica Alemana, concordó con su colega: "La atención primaria conoce bien donde tienen la población de riesgo, porque ellos la atienden. De hecho, en las comunas más pobres hacen una función que es heroica: ellos van a visitar a los abuelos para que no asistan al consultorio. Además tienen una fuerza de trabajo enorme, porque la atención primaria llega al 100% de la población".
La doctora Torres explicó que la única forma de frenar el avance del virus es atajarlo "aguas arriba" del río, es decir, antes de que los casos se acumulen en las urgencias de los hospitales (aguas abajo). Para detener el caudal de contagio es necesario salir y buscar los casos para aislarlos precozmente y evitar que infecten a más personas. Pasar a la ofensiva significa mandar a terreno al personal de salud que conoce las características del sector.
El doctor Cavada agregó: "Esta medida se debió haber tomado desde el principio de la epidemia. La línea de atención más numerosa que tiene Chile es su atención primaria. Como poca gente estaba asistiendo a los consultorios, estaban siendo, por así decirlo, subutilizados. Espero que se les asignen varios recursos para hacer bien la trazabilidad y el aislamiento. Ojalá así se pueda cortar la velocidad de transmisión del virus, porque no basta solo con las cuarentenas: tienes que ir a buscar a los enfermos y contactos, y aislarlos".
El ministro Mañalich, además, informó que la cuarentena obligatoria en la Región Metropolitana, Iquique y Alto Hospicio, continuará una semana más. En el caso de la capital, argumentó que la movilidad calculada solo se ha reducido cerca del 30% desde el inicio del confinamiento total, lo que es insuficiente para frenar el avance de la epidemia. Se necesita una caída en el flujo de personas en la calle que supere el 60%. Recién ahí las cuarentenas implementadas darán los resultados esperados.
El secretario de Estado informó que a partir de ahora, la red APS, cuyo rostro más visible es el consultorio o Cesfam de barrio, estará a cargo de la trazabilidad de los casos y el buen manejo del aislamiento. Un esfuerzo epidemiológico que hasta antes del anuncio lideraba el nivel central, a través de los seremi de Salud de cada región.
"Es evidente que en la Región Metropolitana, en particular, el nivel de trazabilidad, de seguimiento de los casos y sus contactos, no es suficiente. Tenemos una trazabilidad de solo del 60%. Para que sea satisfactoria, es decir, que seamos capaces de identificar casos activos y a sus contactos, y tener claramente una política de aislamiento que impida que estas personas contagien a otras, debería superar el 80% de trazabilidad", aclaró el ministro.
Mañalich explicó que la red de atención primaria, que componen los consultorios, las postas, los Sapu y los SAR, estaba haciendo otras tareas vinculadas a la lucha contra la epidemia: visita a los pacientes a domicilio, entrega de remedios o toma de exámenes PCR. Desde ahora, el personal de salud de dichos recintos estarán a cargo de ir a los territorios, testear, identificar los casos, buscar los focos de contagio y agilizar los traslados a residencias sanitarias, en caso de ser necesario.
Esta nueva estrategia se focalizará en las regiones Metropolitana, de Tarapacá y Valparaíso, que concentran el grueso de los casos activos, dijo el ministro.
La epidemióloga Marisa Torres, del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica, valoró el anuncio: "Ha sido una tarea enorme aumentar el número de camas críticas y ventiladores mecánicos, pero ya están agotados. Lo que hay que hacer es fortalecer la primera línea de batalla, que no es la UCI. La batalla se gana en el territorio. Hay que cortar la transmisión del virus ahí, y la gente idónea para hacerlo es la gente que conoce la comunidad: el personal de los Cesfam (consultorios)".
El epidemiólogo Gabriel Cavada, de la Universidad de Chile y la Clínica Alemana, concordó con su colega: "La atención primaria conoce bien donde tienen la población de riesgo, porque ellos la atienden. De hecho, en las comunas más pobres hacen una función que es heroica: ellos van a visitar a los abuelos para que no asistan al consultorio. Además tienen una fuerza de trabajo enorme, porque la atención primaria llega al 100% de la población".
La doctora Torres explicó que la única forma de frenar el avance del virus es atajarlo "aguas arriba" del río, es decir, antes de que los casos se acumulen en las urgencias de los hospitales (aguas abajo). Para detener el caudal de contagio es necesario salir y buscar los casos para aislarlos precozmente y evitar que infecten a más personas. Pasar a la ofensiva significa mandar a terreno al personal de salud que conoce las características del sector.
El doctor Cavada agregó: "Esta medida se debió haber tomado desde el principio de la epidemia. La línea de atención más numerosa que tiene Chile es su atención primaria. Como poca gente estaba asistiendo a los consultorios, estaban siendo, por así decirlo, subutilizados. Espero que se les asignen varios recursos para hacer bien la trazabilidad y el aislamiento. Ojalá así se pueda cortar la velocidad de transmisión del virus, porque no basta solo con las cuarentenas: tienes que ir a buscar a los enfermos y contactos, y aislarlos".
El ministro Mañalich, además, informó que la cuarentena obligatoria en la Región Metropolitana, Iquique y Alto Hospicio, continuará una semana más. En el caso de la capital, argumentó que la movilidad calculada solo se ha reducido cerca del 30% desde el inicio del confinamiento total, lo que es insuficiente para frenar el avance de la epidemia. Se necesita una caída en el flujo de personas en la calle que supere el 60%. Recién ahí las cuarentenas implementadas darán los resultados esperados.