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Pedro Carcuro reconoce que le cuesta el teletrabajo
Pedro Carcuro (75 años) termina con palabras de agradecimiento su charla "Reflexionando" del ciclo D-Mente, organizado por la plataforma Conecta Más FiiS este jueves. Van dirigidas a su esposa Ximena Rojas. "Sin ella esto no habría sido posible. Ximena es la que me ayuda a conectarme", dice el periodista deportivo desde el living de su casa, luego de poco más de una hora de comentar la pandemia del coronavirus desde su experiencia.

"Mi señora me ayuda en todo lo relacionado con la tecnología. Me hizo un set bien artesanal para poder hacer mis programas de radio ("El rompecabezas" para Agricultura) y de TV ("24 horas deportes" para el Canal 24Horas). Ella se maneja muy bien. A mí me cuesta", asume vía telefónica minutos después el mismo Carcuro.

El periodista cuenta que lleva más de dos meses sin poner un pie fuera de su departamento. "A mediados de abril salí por última vez. Fui a hacer trámites bancarios", relata Carcuro. Hoy esos trámites los hace por Internet. "Tengo más que claro que por mi edad estoy en una lamentable primera fila del grupo de riesgo. Eso implica tomar resguardos. Estoy usando las plataformas digitales para pagar cuentas, hacer movimientos. También para teletrabajar. Me he tenido que adecuar", agrega.

-¿Qué es lo que más le ha costado, Pedro?
-Yo soy a la antigua. Me gusta ir al banco presencialmente, hacer mis trámites, hablar con el ejecutivo, saludar a la gente. Ahora me he tenido que acostumbrar a usar la página del banco que antes me generaba una desconfianza tremenda. Ximena me ayuda. Ella me ha enseñado a moverme de esta nueva forma para hacerle el quite a la pandemia. Ella encarga las compras de supermercado por Cornershop y las otras plataformas que existen. También tenemos algunos proveedores amigos que nos traen frutas y verduras.

-¿Por qué no le gusta funcionar por internet?
-Es tan impersonal. Nunca me imaginé que iba a estar trabajando desde la casa. En nuestro trabajo es tan importante comunicarse, conversar, compartir. Yo me niego a hacer reuniones con mis amigos por Zoom. Está bien hacerlo para cosas puntuales del trabajo. Pero imagínate. Yo tomo café todas las mañanas con un grupo de tres o cuatro amigos en Providencia. Conversamos un buen expreso italiano. Me sigo tomando el expreso solo en mi casa, pero me falta ese contacto estrecho con la gente.

Carcuro confiesa que "de repente me bajoneo un poco. Gracias a Dios tanto mi familia de Italia y de Chile ha sorteado bien la pandemia, pero me duele todo lo que está pasando. Me esfuerzo por estar siempre activo para no caer en una depresión profunda. Hay que dar esta pelea, aguantar. Si uno baja los brazos, es fácil que te llegue un golpe de nocaut. Esto de jugar a las escondidas, de confinarse en la casa para hacerle el quite al virus es bien brutal y difícil de sobrellevar".

-¿Le sirve tener una rutina como contó en la charla?
-Por supuesto. Me levanto a las 7.30, reviso la prensa y hago la pauta para el programa de la radio. Luego 20 minutos de ejercicio subiendo y bajando escaleras, tomo desayuno y sigo leyendo y trabajando. Después de almuerzo la tarde se me pasa volando con los programas. Me gusta que sea así para no marchitarme física ni moralmente.

"A Pedro le cuesta todo lo que sea internet. Se manejaba con el WhatsApp y algunas redes sociales, pero Zoom es algo nuevo para él. Yo lo ayudo con las plataformas más nuevas y con los trámites del banco", ratifica después Ximena Rojas.

-Pedro dice que sin su ayuda no podría teletrabajar ni hacer nada.
-Jajajá. Pedro es un buen alumno, aprende rápido. Lo que pasa es que también le gusta delegar, que yo lo ayude.

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